La ONG Save the Children denuncia la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los menores de edad no acompañados que llegan a España
21/05/2018 El País.- «La policía nos cogió para hacer la entrevista, nos hizo fotos y luego nos llevó al hospital. Después pasamos tres días en prisión. (…) No comía, solo galletas; no comía nada. Me encontraba mal». Es el testimonio de uno de los 6.414 menores migrantes que se encuentran tutelados en España, según datos de Save the Children. Una cifra que en 2017 registró un aumento del 60% respecto a 2016, de acuerdo con un informe presentado este lunes por la organización, que denuncia la desprotección con la que se encuentran los niños y niñas y el trato inadecuado que reciben por parte de las autoridades. De los 28.349 migrantes que llegaron el año pasado, la ONG estima que el 14% fueron menores, aunque se desconoce la cifra de los que lo hicieron sin acompañamiento de un adulto.
De los 3.997 menores migrantes tutelados que había en España en 2016, el año pasado se pasó a 6.414, lo que supone el mayor aumento de los últimos cinco años, según los datos publicados por la organización. Hasta ahora, 2014 había sido el año en el que se registró un mayor incremento, pero considerablemente menor que el actual: un 39%. La organización matiza que las cifras oficiales solo incluyen a aquellos que han entrado en contacto con las autoridades públicas y de los que se ha certificado su minoría de edad. Fuera de los datos quedan también los que deciden fugarse de los centros de acogida.
Los menores de origen marroquí y argelino siempre han sido los más numerosos y así fue también en 2017. El 64,84% de los niños y niñas tutelados proviene de Marruecos mientras que el 9,63% llegó de Argelia. Solo en 2014, los sirios fueron la segunda nacionalidad más numerosa, aunque ahora ni siquiera ocupan un lugar entre las seis primeras. Esto se debe, según la ONG, a su alta movilidad por el deseo de llegar a otros Estados europeos y reunirse con sus familiares o comunidades de origen. Las rutas migratorias que siguen los menores para llegar a España y su forma de entrar al país son las mismas que en el caso de los adultos. Así, como ocurre con los mayores de edad, el número de niños y niñas que llegó en patera en los últimos años también ha crecido de manera considerable y ha pasado de los 275 menores que usaron esa vía en 2012 a los 2.177 de 2017.
La situación económica, las bajas expectativas de futuro para los jóvenes y los conflictos internos son algunas de las principales razones que, según los datos recopilados por la organización, empujan a los menores a abandonar sus países de origen con el objetivo, en muchos casos, de ayudar a sus familias. De entre todas las nacionalidades, los menores tutelados provenientes de Costa de Marfil son los que más aumentaron entre 2016 y 2017 y pasaron de ser 72 a 208, es decir, el triple. Este crecimiento, según la ONG, es un reflejo de la crítica coyuntura a la que se enfrenta el país, uno de los más pobres de la región, con un 60% de sus habitantes en situación de extrema pobreza.
Las niñas, aún más vulnerables
El informe también señala cómo los roles de género -principalmente las cargas familiares- influyen en el fenómeno migratorio, por lo que la diferencia entre los niños y las niñas tutelados es significativa. En septiembre del año pasado, solo el 10% de los menores bajo tutela de las comunidades era de sexo femenino. Este porcentaje ha ido en descenso desde 2014, cuando se situó en un 23%.
Pero una menor movilidad no es la única razón que explica esta diferencia. Los riesgos durante los trayectos migratorios son mayores en el caso de las niñas y las jóvenes, por lo que muchas se quedan atrapadas como víctimas de redes criminales en los países de tránsito, de acuerdo con las conclusiones del documento. Una situación a la que, en ocasiones, también se ven sometidas una vez llegan a España, aunque Andrés Conde, director general de Save the Children, admite que es muy difícil establecer los motivos por los que se hay ahora menos chicas.
Niños y niñas, chicos y chicas también se diferencian en los motivos que les empujan a abandonar sus países. «En el caso de los niños hay sueños, aspiraciones. En el caso de las niñas, huyen del maltrato, de los abusos y de los matrimonios forzosos. Huyen de la violencia», especifica Conde. El responsable también señala que las posibilidades de futuro para ellas cuando alcanzan la mayoría de edad son prácticamente nulas, por lo que para sobrevivir muchas se ven abocadas a ejercer la prostitución.
La distribución de los menores migrantes tutelados se ha mantenido prácticamente inalterada en los últimos cinco años. Así, Andalucía es la comunidad con más niños y niñas a su cargo, un 34,44%. La ciudad autónoma de Melilla, Cataluña, Euskadi, la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana son las otras regiones con mayor porcentaje de tutelados. Aunque en las Islas Baleares solo se encuentran 35 de los 6.414 menores migrantes bajo tutela, esta cifra es un 400% mayor que en 2016, cuando eran 11. En Aragón y Navarra también aumentó el porcentaje por encima de un 200%.
Para la organización, una prueba del fallo del sistema de acogida es la cantidad de menores que prefieren eludir la protección. En 2016, el último año disponible, 825 menores abandonaron este sistema y se ignora su paradero actual. De ellos, 331 estaban en Andalucía, 230 en Euskadi y 66 en Ceuta. Otros menores, tal y como advierte Save the Children, ocultan su verdadera edad para evitar ser tutelados por una comunidad o para intentar acceder al mercado laboral.
Niños tratados como adultos
La desprotección a la que se enfrentan los menores, según la organización, tiene lugar antes, durante y después de acceder al sistema de protección. Así, el informe de Save the Children recoge fallos en el proceso de determinación de la edad -lo que puede dejarles fuera de la tutela-, falta de una evaluación de los riesgos y la protección necesaria en cada caso, existencia de trabas burocráticas que impiden el acceso a la formación, ausencia de estándares de calidad mínimos en los centros y falta de acompañamiento y soporte cuando cumplen la mayoría de edad. «Son tratados como migrantes, no como menores, y se les trata desde criterios de seguridad e inmigración y no de infancia», denuncia el director general, Andrés Conde. Como ejemplo, cita las «devoluciones en caliente» —expulsiones inmediatas—, recogidas en la Ley de Seguridad Ciudadana.
Para acabar con dicha situación, la ONG considera primordial la detección, entre los inmigrantes que llegan a España, de los perfiles más vulnerables, como son los menores, y la determinación de la edad real, algo que, según denuncian, no ocurre en la actualidad. «La normativa sobre determinación de la edad aplicable en España vulnera derechos básicos reconocidos a los niños y niñas, como es la presunción de minoría de edad para evitar tratar a un niño como un adulto, el derecho a la asistencia jurídica, a ser informado y que su opinión sea tenida en cuenta», señalan en la organización.
Una vez identificados correctamente, Save the Children aboga por una evaluación personalizada de cada caso en la que se escuche la opinión del menor y la existencia de un sistema de acogida que garantice sus posibilidades de integración. Para ello, el colectivo exige que se garanticen unos estándares mínimos de calidad que permitan el acceso a unos derechos y servicios con independencia del lugar donde sean acogidos. «El número de niños va a seguir creciendo. Es muy importante que preparemos el sistema no solo para gestionar un número mayor sino para que esté a la altura», reclama Conde.