El librero muestra a la juez varios ejemplares del libro de Hitler para demostrar que no «es el único que lo ha editado en España»
CARLOS GARFELLA. EL PAÍS.- El librero e historiador neonazi Pedro Varela ha admitido este jueves en la Ciudad de la Justicia de Barcelona que editó y distribuyó durante 13 años el Mein Kampf (Mi Lucha), de Adolf Hitler. Varela ha sido juzgado por un delito contra la propiedad intelectual, ya que hasta el 30 de abril de 2015 editar y distribuir el libro de Hitler era delito, hasta que se cumplieron 70 años de la muerte del autor. Varela, vendió, como mínimo 4.375 ejemplares entre 1997 y 2010, tal y como ha admitido esta mañana, además de mostrarle a la juez varios ejemplares del libro de Hitler en castellano, para demostrar «que no es el primero que lo edita y vende en España».
Su abogado, Fernando Oriente, ha afirmado que el juicio contra Varela «es un caso de persecución» y ha centrado su defensa en intentar demostrar que el libro del dictador estaba libre de derechos de autor.
El fiscal ha pedido para él 15 meses de prisión, una multa de 10.800 euros, la inhabilitación durante tres años para que ejerza de comerciante y editor y una indemnización para el Estado de Baviera de 67.637 euros. En 2009, el cónsul de Alemania en Barcelona denunció a Varela por la distribución del libro. Fue entonces cuando el fiscal de Delitos de Odio y Discriminación de Barcelona abrió en 2009 un frente judicial por esta causa contra Varela.
Los Mossos registraron la librería Europa en Barcelona, propiedad de Varela, e incautaron siete ejemplares del Mein Kampf, material informático y programas para editar libros. Tras el análisis del material, la brigada de información de los Mossos d’Esquadra constató que el neonazi había distribuido al menos 4.375 ejemplares en España y a otros países como Chile o México. Varela ha afirmado que antes de empezar a editar el libro a través de la editorial Ojeda y venderlo a través de su librería, se asesoró jurídicamente con un abogado en Madrid.
A pesar de que en 2009 Varela fue advertido de que podía estar cometiendo una ilegalidad, el librero siguió vendiendo el libro hasta 2010. «Lo hice por tener la convicción de que no estaba cometiendo un delito», ha afirmado Varela hoy en la sala del juzgado. Además, ha admitido que lo editó hasta en tres versiones distintas (dos en papel y una en digital).
Su abogado ha defendido que el Estado de Baviera «no ha tenido la propiedad de los derechos de la obra literaria», ya que la ley alemana de liberación del nacionalsocialismo y el militarismo, por la que se cedieron los derechos de autor de Hitler al Estado de Baviera, se dictó «cuando el país todavía estaba ocupada por potencias extranjeras».
Además, el abogado ha destacado que la primera edición del libro en España es de 1935 y que los derechos de autor de una persona fallecida antes del 7 de diciembre de 1987 son libres, tal y como se establece en un real decreto de 1996 que aprobaba un texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual.
Concentración ultraderechista en el juzgado
El fiscal ha afirmado que «es de sobra conocido que los derechos de autor de Hitler no eran libres hasta 2015», y que la legislación tanto internacional como española y alemana constatan ese hecho. «Varela sabía perfectamente que estaba cometiendo una ilegalidad, más teniendo en cuenta que es un historiador y cuenta con una gran formación», ha recalcado el fiscal. Sobre el argumento de Varela de que fue asesorado previamente por un abogado, el fiscal ha dicho que lo «lógico» hubiera sido que al menos su defensa lo hubiera citado hoy en calidad de testigo.
Durante su alegato final, Varela ha mostrado a la juez varios ejemplares del libro de Hitler en castellano y ha añadido que en 1997 él solo se puso «a la cola» de «las más de 40 ediciones» que se han publicado desde 1935. Antes del inicio del juicio, una veintena de jóvenes se han concentrado para apoyar al librero y lucir banderas franquistas y del partido de extrema derecha Democracia Nacional. A la salida del juicio, Varela ha sido recibido con aplausos por varios cabezas rapadas en los pasillos del recinto de la Ciutat de Justicia.