Levante EMV.- El monolito que el presidente de las Cortes Valencianas, Enric Morera, y el alcalde de Carcaixent, Paco Salom, inauguraron hace cinco años como homenaje a los cinco vecinos de la ciudad que fueron deportados a Mauthausen y, posteriormente, a otros campos de concentración, convirtiéndose en testigos de primera mano de uno de los episodios más dramáticos del pasado siglo, se ha llenado de excrementos de animales. Al incivismo de los dueños de los perros se añade la desconsideración de utilizar precisamente ese lugar para esos fines y no recoger las heces, como resulta obligado por la normativa municipal. Son muchos los ciudadanos que han deplorado esa actitud y la falta de respeto que implica.
Un emotivo acto institucional recordó en enero de 2019 a los cinco deportados. La ceremonia contó con la presencia del presidente de las Corts. Los descendientes de las cinco víctimas recibieron una placa conmemorativa. La ceremonia culminó con la inauguración del monolito, en cuya inscripción puede leerse: «La ciutat de Carcaixent als seus veïns deportats als camps de concentració nazis, per la valentia en la lluita per les llibertats».
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