No cabe duda de que Trump está usando la epidemia para atacar a sus adversarios, pero también para avanzar medidas ideológicas que llevaba tiempo persiguiendo
CARLOS HERNÁNDEZ – ECHEVARRÍA. ELDIARIO.ES.- La derecha estadounidense entró en la crisis del coronavirus un tanto despistada por los bandazos de Trump. En pocas semanas la epidemia pasó de ser una exageración de los medios a convertirse en «una guerra contra un enemigo invisible».
Sin embargo, la nueva derecha estadounidense ya se ha organizado para aprovechar la desgracia en beneficio propio. Merece la pena prestar atención a lo que dicen, porque EEUU sigue siendo la gran fábrica reaccionaria del mundo. Allí es donde se escuchan por primera vez los argumentos que luego repetirán las derechas de medio mundo, incluida la española.
Primero: busca un enemigo extranjero
La insistencia de Trump en hablar del «virus chino», en contra de la opinión de sus asesores médicos, no tiene nada de casual. Hace solo un par de meses el presidente decía que «apreciaba enormemente los esfuerzos y la transparencia de China» y ahora más que reprocharle oscurantismo ya le culpa directamente de las muertes. Un senador republicano muy cercano a la Casa Blanca ha propuesto incluso una ley para congelar activos financieros del gobierno chino e indemnizar así a las víctimas de la epidemia.
Culpar a China tiene unos beneficios políticos obvios: en primer lugar desvía la atención de los fallos del propio Trump, pero además le permite acusar a sus rivales de falta de patriotismo. El presidente ya ha dicho que los periodistas «están del lado de China» y su campaña ha sacado un anuncio en el que se ve a su rival demócrata, Joe Biden, rodeado de personas con rasgos asiáticos.
El cierre de fronteras a los ciudadanos chinos no ha impedido que EEUU sea el líder mundial en casos de coronavirus, con uno de cada tres positivos. A pesar de esto, la fe de Trump y los suyos en la criminalización de los migrantes sigue intacta. El presidente ha llegado a decir que el muro que está construyendo en la frontera con México está ayudando a frenar los contagios, aunque EEUU tiene 100 casos por cada uno de su vecino del sur.
Segundo: carga contra los expertos
Puede parecer extraño, pero la derecha estadounidense está usando el coronavirus como arma en su guerra contra el conocimiento científico. Más en concreto, en su fervorosa oposición al hecho de que el hombre contribuye al cambio climático. Resulta curioso cómo algunos comentaristas ultras decían que el coronavirus era «una infección menor» que los medios exageraban igual que hacen con el calentamiento global. Otros argumentan que si hay estudios que no han previsto acertadamente la propagación del virus, ¿cómo fiarse de los estudios sobre los efectos de la subida de las temperaturas?
El rechazo y demonización de «los expertos» no es algo nuevo, es una de las características principales del movimiento conservador en EEUU durante la última década. Por eso el presidente no tiene problema en llevar la contraria a sus asesores científicos o en promover «medicamentos milagrosos» contra el coronavirus que aún no han sido autorizados y no se sabe si funcionan. Sus seguidores más incondicionales van más allá: a su principal consejero médico, el Doctor Fauci, llevarle la contraria en público le ha servido para tener que recibir protección policial por amenazas.
La guinda de este argumento tiene forma de decisión política: Trump ha anunciado que EEUU retira sus fondos para financiar a la Organización Mundial de la Salud en un momento crítico, lo que refuerza la sensación de que la culpa es de otros, los expertos internacionales.
Tercero: úsalo como excusa
Uno podría pensar que, en plena epidemia, suficiente tiene un gobierno con buscar soluciones como para tener tiempo de politiqueos. Eso es no conocer al movimiento conservador estadounidense. Durante esta crisis han intentado, por ejemplo, prohibir el aborto en Texas con la excusa de que no es una actuación médica imprescindible. ¿Sabéis lo que sí es imprescindible, un negocio «esencial» que debe seguir abierto? Para Trump, las armerías. Para el gobernador republicano de Florida, los combates de lucha libre. Todo es ideología.
Menos claro lo tienen en cuanto a la eutanasia, un viejo caballo de batalla de la derecha religiosa. Aunque el Partido Republicano sigue en general opuesto a cualquier tipo de suicidio asistido, parece que sus ganas de reabrir la economía les hacen dudar. El vicegobernador republicano de Texas ha dicho que las personas mayores, en especial riesgo ante el virus, prefieren morirse que dañar el PIB del país.
No cabe duda de que Trump está usando la epidemia para atacar a sus adversarios, pero también para avanzar medidas ideológicas que llevaba tiempo persiguiendo: subvenciones a la escuela concertada, recortes en organizaciones internacionales, relajación de la legislación ambiental… todo en nombre de la lucha contra el coronavirus. Como suele suceder con las grandes tragedias, la preocupación del público se puede aprovechar para sacar adelante medidas que normalmente habrían descarrilado.