15/05/2018 El Mundo.- El referéndum para salir de la UE no sólo dividió en dos a los británicos, sino que también atizó los discursos políticos centrados en retratar al inmigrante como enemigo, sobre todo después de una serie de atentados del terrorismo islámicoque azotaron al Reino Unido. Un cóctel que ha disparado la tensión entre las comunidades que residen en uno de los baluartes de la multiculturalidad.
Reino Unido, y sobre todo Londres, llevan desde aquel 23 de junio de 2016 en que la mitad de los ciudadanos decidieron pedir el divorcio a la UE sufriendo las consecuencias de un goteo constante de reclamaciones que señalan al extranjero como culpable de todos los males por parte de ciertos medios de comunicación y grupos políticos.
«Creo que nos han puesto a prueba, mucho, pero que Londres sigue conservando su esencia de diversidad. Es imposible predecir lo que va a pasar durante este año, pero puedo informar de que los crímenes por raza se han mantenido estables y los que tienen que ver con la confesión han vuelto a la normalidad, por lo que yo creo que los londinenses están más decididos que nunca a no permitir que fuerzas divisoras aviven las tensiones entre comunidades», asegura Dave Stringer, jefe de la Unidad de Delitos de Odio de la Policía Metropolitana de Londres en una entrevista con EL MUNDO.
Sin embargo, desde 2016, año de la votación, hasta el 31 de marzo de 2018, últimos datos disponibles a los que ha tenido acceso este periódico, se denunciaron en Londres 213.456 delitos de odio (260 de media al día), en los que pueden incluirse tanto agresiones por motivos de raza, religión o país de origen como orientación sexual, por ejemplo.
La mayoría suelen producirse durante el viernes y sábado por la noche, cuando se ha consumido alcohol y en las zonas donde se concentren más inmigrantes. El agresor siempre suele ser un varón blanco de mediana edad.
Por distritos, Croydon, situado al sur de la ciudad, se sitúa como el área con un mayor número de denuncias por delitos de odio, 8.390 desde junio de 2016, mientras que Kingston, al suroeste, es la que menos tiene, 2.591. Esto no quiere decir que sean zonas más o menos seguras, simplemente indica que en ese lugar viven comunidades más vulnerables. Un hombre blanco, británico, heterosexual y sin ninguna discapacidad es más difícil que sea víctima de este tipo de ataques xenófobos.
Por ubicación, el este y el sureste se confirman como las zonas con más incidentes, por la población extranjera y de menos recursos que vive en ellas, mientras que el oeste y el suroeste son las áreas donde se dan menos incidentes.
Para Stringer, el hecho de que en la ciudad convivan cerca de nueve millones de habitantes diluye la magnitud de los datos. «La mayoría de crímenes de odio en Londres están motivados por cuestiones de raza, alrededor de 15.000 al año; luego los relacionados con homofobia e islamofobia están casi al mismo nivel, 1.500 cada uno; unos 500 tienen que ver con el antisemitismo y otros 450 se han dirigido contra personas discapacitadas… En total ha habido, como digo, unos 15.000 incidentes cada año por estas cuestiones». El oficial reconoce que hay más delitos de los que se tienen registrados, aunque insiste en que no cree que Londres tenga un problema mayor que cualquier otra gran ciudad.
«La verdad es que no creo que se produzcan más crímenes de odio que en otros países de la UE, simplemente que llevamos más tiempo recortándolos como tales», aclara durante la entrevista en New Scotland Yard. «En todas las ciudades del mundo siempre habrá un pequeño número de individuos que por alguna razón tengan un problema con la diferencia, ya sea de género, de raza, de religión o de orientación sexual. Cuando por ejemplo ocurre un atentado, se sienten empoderados para lanzarse a hacer públicos sus puntos de vista sobre otras personas».
Según Stringer, lo grave de este tipo de agresiones «no son tanto las lesiones físicas porque algunas son sólo verbales, sino el hecho de que esa persona haya sido el objetivo de la misma por el hecho de ser quien es».