MIQUEL RAMOS. LA MAREA.- Durante el último decenio de la dictadura franquista y al margen del ocaso del régimen, se creó y se desarrolló en España una de las organizaciones nazis más importantes tras la Segunda Guerra Mundial. Ahora se cumplen 20 años de la disolución del Círculo Español de Amigos de Europa (CEDADE), fundado en 1966 bajo la influencia de organizaciones nazis y fascistas europeas –con las que su fundador, Ángel Ricote, mantuvo contactos durante los primeros años sesenta–, y de antiguos combatientes nazis como Friedrich Kuhfuss, así como de líderes nazi-fascistas entre los que destacan el belga general de las Waffen SS, Leon Degrelle o el coronel austriaco Otto Skorzeny. CEDADE desarrolló la mayor labor de producción y difusión de propaganda nazi y textos negacionistas del Holocausto hasta hoy durante casi treinta años. Fue la escuela de muchos de los actuales ideólogos del nazismo español, pero el tiempo ha obligado a muchos neofascistas a abandonar las referencias al pasado y a adaptar sus discursos a un nuevo mundo globalizado, muy distinto al que se fraguaba durante los últimos años del franquismo. Para entender el orígen y la supervivencia del nazismo en España es necesario hablar de CEDADE y de su herencia, y de hasta dónde han llegado sus fieles a lo largo de estos veinte años.
La complacencia y complicidad de Franco con los nazis permitió a muchos criminales de guerra establecerse en España pese a ser reclamados por otros países europeos para ser juzgados por sus crímenes. Algunos de estos refugiados, lejos de esconderse y evitar llamar la atención, siguieron trabajando para el ideario hitleriano, captando la atención de jóvenes fascistas españoles fascinados por los relatos de los vencidos, que contaban otra versión de lo que fue el III Reich, un mundo feliz y armonioso sin cámaras de gas. España se había convertido en un oasis para muchos filonazis que formaban parte del llamado Revisionismo Histórico, que negaba las atrocidades de los nazis y que trataba de escribir su propia historia, a salvo de las leyes internacionales que en otros países europeos perseguían la negación del Holocausto y la apología del nazismo.
CEDADE vivió con el franquismo y aglutinó a otro sector de la ultraderecha no tradicional, partidaria de una “revolución nacional” y distanciada del ultracatolicismo y la nostalgia franquista, incluso a menudo del ultranacionalismo español que caracterizó la dictadura, preconizando una “Europa de las etnias” y ocupando la llamada “tercera posición” (ni capitalismo ni comunismo) que le permitió sobrevivir al caduco régimen. De hecho, hasta se escenificó una ruptura con la extrema derecha tradicional, con quien no acababa de entenderse, y que se concretó con las críticas a Blas Piñar por haber usado el término “nazi” de forma despectiva. Piñar fue acusado desde CEDADE de ser “un elemento más al servicio del sionismo” y dependiente “del capital judío internacional”. Junto con CEDADE, en esta posición se encontraban algunos grupos violentos de extrema derecha, otros falangistas y el Partido Español Nacional Socialista (PENS), donde militaba, entre otros, el policía torturador Luis Antonio González Pacheco, Billy El Niño, imputado ahora en la causa argentina contra algunos criminales fascistas españoles.
Pedro Varela, actual propietario de la Librería Europa de Barcelona, uno de los mayores centros de difusión de literatura revisionista y nacional-socialista, presidió CEDADE con tan sólo 17 años a finales de los años 70 hasta poco antes de su disolución en 1993. Bajo su mandato, la organización llegó a publicar hasta 12.000 ejemplares de su revista cada mes, que eran distribuidos en varios idiomas por todo el mundo, sorteando la censura y amparado por la legislación española, que todavía no penalizaba la difusión de ideas genocidas ni la negación del Holocausto. Así podemos ver un vídeo que todavía hoy circula por la red, de Varela desfilando por Madrid en 1989 junto a un centenar de seguidores celebrando el centenario del nacimiento de Hitler, o un stand en la Feria del Libro de Barcelona el mismo año, con el nombre del Führer de fondo. No se sabe a ciencia cierta de dónde obtenía los fondos esta organización, pero se apuntó incluso a la financiación directa de Arabia Saudí para la edición de propaganda antisemita en castellano y árabe.
Este nazismo que se vestía de intelectual y cuya misión fue casi en exclusiva la propaganda, empezaba a convivir con los nietos descarriados del Reich, los recién llegados skinheads nazis, una moda que llegó con varios años de retraso a España desde Europa occidental, y que ofrecía otra manera de ser nazi, que no requería libros ni óperas wagnerianas y que basaba su acción en la calle y en los estadios de futbol. En Madrid se crearon las Bases Autónomas, y en Valencia, Acción Radical, ambos grupos formados en su mayoría por jóvenes cabezas rapadas que protagonizaron numerosos incidentes violentos y organizaron los primeros conciertos neonazis en España. Fue entonces cuando la ultraderecha española empezó a buscar en Europa, y no en su propio pasado franquista, el espejo donde mirarse.
Ante el creciente éxito de la extrema derecha en Europa y la violencia neonazi cada vez más presente, el eurodiputado laborista británico James Glyn Ford publicó en 1990 un informe para el Parlamento Europeo sobre el racismo y la xenofobia en Europa, donde alertaba del importante papel que estaba desempeñando CEDADE, que con cerca de 1.500 miembros era considerado uno de los más prolíficos y nutridos grupos nazis de la CE. En 1991, la superviviente de Auschwitz Violeta Friedman, logró que se condenara a Leon Degrelle por haber atentado contra su honor y el de las víctimas de los campos nazis, al afirmar en una entrevista, entre otras cosas, que “si hay tantos judíos ahora, resulta difícil creer que hayan salido tan vivos de los hornos crematorios”. Esta sentencia, además, sentó doctrina constitucional y sirvió como precedente para la reforma del Código Penal en 1995 que ya contemplaría los delitos de provocación al odio y difusión de ideas genocidas.
El declive de la organización
Tras la publicación del informe Ford y otros hechos, como la persecución y denuncia del Centro Simon Wiesenthal, que hicieron saltar las alarmas sobre la impunidad del nazismo en España y la cada vez más visible violencia de los cabezas rapadas nazis, CEDADE, que se encontraba casi en bancarrota, empezaría su declive. Esta decadencia se vio acentuada por las diferencias entre sus miembros y las acusaciones internas de mala gestión y del negocio que para algunos de sus militantes se había convertido, hasta anunciar su disolución en octubre de 1993.
CEDADE se disolvió, pero la mayoría de sus miembros continuaron ejerciendo de transmisores del nazismo, eso sí, esta vez ante un contexto que exigía nuevas formas y que ya empezaba a ser hostil para la libre difusión del ideario hitleriano. El primero en sufrir la reforma del Código Penal fue Pedro Varela, condenado a siete meses de prisión en 1998 por apología del genocidio e incitación al odio racial por la venta de propaganda y literatura nazi en su librería Europa de Barcelona. Varela volvería a ser procesado en 2006 por editar más libros racistas y antisemitas que justificaban el genocidio. Su establecimiento, que nunca cerró pese a los constantes varapalos judiciales, ha acogido numerosas conferencias de los más conocidos negacionistas, así como de antiguos miembros del III Reich o del Ku Klux Klan. Varela entraría a finales de 2010 en prisión y saldría un año y pocos meses después, convirtiéndose de nuevo en un mártir para la ultraderecha, y recibiendo el apoyo incluso del representante del Vaticano en España, Renzo Fratini, quien remitió el caso al entonces Papa Benedicto XVI, que aseguró “tenerlo presente en sus oraciones” y haber mostrado interés por el caso en una de sus visitas a España. Más todavía, el Tribunal de Estrasburgo condenó el pasado mes de marzo a España a indemnizar al librero nazi por irregularidades durante su proceso que le llevó a la cárcel.
Otros, como el que fuera secretario de CEDADE Christian Ruiz, se aventuraban en la política de partidos neofascistas al estilo europeo, primero con Democracia Nacional (DN) creado en 1995. Ruiz pasaría años más tarde por los cursos de acción política que impartiría España2000, otro de los partidos neofascistas surgidos con el afán modernizador que desligara la nueva extrema derecha de la apolillada nostalgia franquista.
Ramón Bau, uno de los fundadores de CEDADE y muy respetado dentro del neonazismo español, seguiría la estela de CEDADE publicando todo tipo de material pronazi y fundando organizaciones similares como el Círculo de Estudios Indoeuropeos (CEI). Bau no sucumbió al nuevo estilo populista importado de Europa, con partidos que escondían sus simpatías por las esvásticas con mucho esfuerzo, y se mantuvo fiel a su ideario. Incluso criticó en una entrevista a los que en esta época ostentaban, más que los viejos editores nazis, su pasión y fe en el nazismo, los skinheads: “El movimiento skin ha sido una tremenda desgracia para el nacional-socialismo. Ha convertido el nacional-socialismo en una bandera para grupos de gamberros y beodos (…), ha ensuciado todo y costará mucho limpiarlo”. Bau se desmarcaba de la violencia de esta tribu urbana y preconizaba una vuelta a la formación espiritual e intelectual de los nuevos nazis. A pesar de haber tratado de sortear la ley, Bau y otros miembros del CEI fueron procesados y condenados a varios años de cárcel por difundir ideas genocidas, contra los derechos y libertades, pero tras recurrir al Tribunal Supremo resultarían absueltos, junto con otro de los procesados, Juan Antonio Llopart, actual líder del partido neofascista Movimiento Social Republicano (MSR), juzgado en este caso por sus publicaciones de Ediciones Nueva República.
Tras la disolución del CEI, el testigo de CEDADE ha sido recogido por otra organización muy similar. Se trata de Devenir Europeo, una nueva marca del neonazismo español inscrita legalmente en el Registro Nacional de Asociaciones del Ministerio del Interior y que se declara abiertamente nacional-socialista, al mismo tiempo que declara en su página web su “condena a toda apología de cualquier genocidio”. Esta organización, donde aparece de nuevo Ramón Bau como colaborador, se dejó ver en la última feria de venta e intercambio No Solo Militaria que se celebró en la Casa de Campo de Madrid el pasado mes de agosto, que contó con la participación del Ministerio de Defensa. Esta feria también acogió un stand de la librería Europa y de la Asociación Cultural de Amigos de Leon Degrelle, entre otros. En dicha feria, y con la excusa del interés histórico y militar, se podían comprar enseres de víctimas del Holocausto, como maletas de judíos deportados, o todo tipo de simbología y merchandising nazi-fascista.
Los tentáculos de algunos exmiembros de CEDADE han llegado desde a la universidad hasta el Partido Popular. La revista Interviú publicó en 2010 un reportaje sobre un curso de criminología en la Universidad Complutense de Madrid impartido por quien fuera responsable de relaciones exteriores de CEDADE, el periodista Jesús Palacios. Entre los ponentes figuraba a su vez un antiguo militante fascista, Juan Antonio Aguilar, ex miembro de Bases Autónomas y candidato en distintas formaciones ultraderechistas como Falange Española o MSR. Por su parte, Jesús Palacios regentaba la empresa Sarmata Asociados S. L. que, en 2006, realizó un documental para Telemadrid sobre el golpe de Estado de 1983. Por este trabajo, la productora cobró 89.900 euros. Su hermano, Isidro Juan Palacios, también fue miembro de CEDADE, y ejerció de secretario del camaleónico Jorge Vestrynge (quien también pasó por CEDADE) cuando éste formaba parte de Alianza Popular (AP). Isidro Juan fue responsable de la revista Punto y Coma y de la esotérica Más Allá, y fue contratado por el PP de Castellón en varias ocasiones para impartir cursos de oratoria a sus candidatos.