El País/Luis Pablo Beauregard.- George Allan Kelly, un ranchero de Arizona, enfrenta un proceso por la muerte de Gabriel Cuen Buitimea, quien cruzaba su propiedad con un grupo de indocumentados. La ultraderecha estadounidense considera un héroe al hombre acusado de homicidio.
George Allan Kelly, un ranchero de Arizona de 75 años, espera un juicio por homicidio en segundo grado. Su proceso, que comienza este lunes, eleva la temperatura todavía más en una región que ya está al rojo vivo, la frontera de México y Estados Unidos. El 30 de enero, Kelly dice haber hallado el cuerpo de un hombre con un disparo dentro de su propiedad cerca de Kino Springs, una población a escasos metros de la línea. Su defensa asegura que aquel día escuchó un disparo, al que siguió un grupo de hombres armados con rifles de alto poder, quienes cruzaban su tierra sin permiso. Tomó un rifle AK-47 e hizo unos disparos para tratar de ahuyentarlos. Pero después de estos, Gabriel Cuen Buitimea, un migrante mexicano originario de Sonora cayó muerto. La Fiscalía lo considera un asesinato.
Los juicios en Estados Unidos son guiados por la narrativa. En muchas ocasiones dos historias diferentes chocan dentro de un tribunal. Es lo que sucederá desde esta semana cuando el juez Thomas Fink del condado de Santa Cruz presida la primera vista de la acusación. Un jurado determinará después qué versión de los hechos es más convincente. Brenna Larkin, la abogada de Kelly, ha calificado el caso como “un polvorín político” por lo que implica sentar en el banquillo de los acusados a un estadounidense que ha abierto fuego contra un inmigrante. Esto en medio de una polarización por el manejo de la frontera, un debate agitado por la extrema derecha.
“Este caso puede detonar un ambiente anti inmigrante y anti mexicano”, considera Vanessa Ruiz, la directora de protección consular de la cancillería mexicana. En una conferencia de prensa desde Nogales (Arizona), la funcionaria indicó que el caso no puede pasar desapercibido. “El perpetrador disparó por lo menos en ocho ocasiones y testigos han declarado ante las autoridades que los disparos continuaron aún cuando el señor Cuen estaba en el piso sin vida”, ha indicado la funcionaria de Exteriores. La Fiscalía asegura que el hombre fallecido estaba disparado y huía cuando fue alcanzado por las balas. Las fotografías de la autopsia muestran que el proyectil salió por el lado izquierdo del pecho. Le dispararon por la espalda. La acusación ha añadido un par de cargos por agresión, pero el principal fue modificado de homicidio en primer grado a segundo. El Gobierno de México busca que se vuelva al cargo original. “La hija del señor Cuen nos ha pedido que quiere que se haga justicia”, añade Ruiz.
La versión que la abogada Larkin ha planteado en el tribunal podría ser similar a la trama de una de las películas recientes de Clint Eastwood. La defensa asegura que Kelly comía el almuerzo junto a su esposa Wanda cuando oyó la detonación. Por la ventana vio a su caballo galopar rápidamente, huyendo. Dijo ver a un grupo de hombres entre los árboles de su rancho, donde vive hace 20 años. “Estaban armados con rifles AK-47, vestidos de kaki y ropa camuflada y cargando grandes mochilas”, indica la letrada. El hombre fue por su rifle y salió al porche. “El líder del grupo armado vio al señor Kelly y le apuntó directamente con su AK-47. Kelly, temiendo por su vida y por su seguridad, disparó varios tiros con su rifle, esperando ahuyentarlos lejos de él, su esposa, sus animales y su casa”, indica el relato de la defensa, hecho el pasado 9 de febrero.
La Fiscalía cree que los hechos fueron muy distintos. El propio Kelly cambió su versión ante las autoridades al menos en tres ocasiones desde las 13.30 de aquel lunes. En su primera comunicación, el ranchero contactó a la patrulla fronteriza y no a los servicios de emergencia. Dijo que había disparado. “No puedo decir mucho por teléfono. Pero esto es muy malo. Manden a alguien aquí”, dejó grabado Kelly en un mensaje de voz en el móvil de uno de los agentes, Morsell. En la segunda llamada, minutos después, reportó el grupo invadiendo su propiedad. En la tercera comunicación, hecha casi tres horas después, es que Kelly hace la versión que la defensa sostiene ahora en el tribunal. El grupo criminal, asegura, estaba formado por 10 ó 15 personas. Las autoridades que acudieron al llamado no encontraron ningún rastro de las personas descritas por Kelly.
La acusación presentó un par de testigos. Estos estaban cruzando la frontera junto a Cuen Buitimea en un grupo de siete u ocho personas. Este se dirigía a Phoenix para buscar trabajo. Ninguno iba armado, de acuerdo a los documentos de la corte. Estos afirman que Kelly en ningún momento pidió que salieran de su propiedad ni hizo advertencia alguna antes de jalar el gatillo. Uno de estos hombres, quien solo es identificado como D. R. R., un campesino que ha cruzado la frontera al menos seis ocasiones entes, aseguró que vio a Gabriel tocarse el pecho y decir “me dieron”. Segundos después, vio cómo sus ojos se pusieron en blanco.
Una historia premonitoria
Antes de estar a la espera de un juicio de homicidio, Kelly era un hombre con aspiraciones literarias. Se ha autopublicado un par de libros. La Fiscalía pretende usar uno de ellos, de 2013, en contra del acusado. En Far Beyond The Border Fence (Más allá de la frontera), Kelly cuenta un wéstern moderno. El personaje, un ranchero del sur de Arizona, descubre un día que dos de sus caballos más valiosos ya no se encuentran en su rancho. Las pistas lo llevan a México, donde debe enfrentarse a un grupo de narcotraficantes que ha secuestrado, además de sus animales, a un par de familiares.
La obra de ficción toma mucho de la literatura fronteriza, un género dominado por maestría por autores como Cormac McCarthy. Pero la ideología de Kelly rezuma pronto entre sus párrafos. “Frenar la construcción del muro fronterizo [después de la elección de 2008] fue una táctica de los políticos de Washington para tratar de comprar los votos de los hispanos viviendo legalmente e ilegalmente en Estados Unidos (….) pero era un asunto de vida o muerte para todas las familias viviendo cerca de la frontera”, escribe Kelly pronto en su novela.
En otro momento, describe la región como una “zona de guerra” donde los propietarios deben arriesgar su vida. En una escena, George, su protagonista, sorprende a un par de jinetes en su rancho, quienes buscaban llevarse más animales. Toma un AK-47 y les dispara “directamente”. Uno de estos es herido en el brazo.
La defensa de la derecha radical
Para amplios sectores de la derecha, Kelly está siendo tratado como un héroe. Los canales conservadores de la televisión, como Fox News, están dando seguimiento puntual al proceso judicial, que Kelly ha seguido en libertad por haber pagado un millón de dólares como fianza.
La ultraderecha conservadora se ha organizado para apoyar a Kelly. El presunto homicida de un inmigrante desarmado ha sido apoyado por cientos de personas a través de Give Send Go, una plataforma de microfinanciación que ha auxiliado a movimientos como QAnon, los antivacunas, los supremacistas Proud Boys y el Proyecto Veritas, considerada una organización de extrema derecha. La campaña en el sitio tenía como meta reunir 250.000 dólares para ayudar a los gastos legales del acusado. De momento, están por alcanzar los 350.000 dólares.
“Millones de patriotas están contigo, señor Kelly”, “Dios te bendiga”, “Los americanos necesitan defender a América cuando nuestro Gobierno ha decidido no hacerlo”, son algunos de los comentarios de las personas que han invertido en la causa. Es el mismo tipo de comentarios que han dejado en las últimas semanas quienes están comprando los libros de Kelly en Amazon. La campaña de crowdfunding fue rechazada primero por el gigante del micromecenazgo Go Fund Me, que argumentó que no permiten la recaudación en favor de nadie que esté acusado de crímenes violentos.
Brenna Larkin, la abogada de Kelly, ha dejado ver en las audiencias preparativas que a lo largo del juicio insistirá que la región donde vive su cliente está bajo amenaza, pues forma parte de las rutas de tráfico de drogas y de personas. Se ha intentado sembrar la duda de si Cuen Buitimea, quien residía en Nogales (Sonora), formaba parte de una banda de coyotes, los hombres que auxilian al cruce de la frontera. Larkin afirma que Kelly nunca disparó “hacia” los hombres sino “sobre” sus cabezas. Esto discrepa de sus personajes literarios, quienes abren fuego con un AK-47 contra quienes pisan su propiedad.