LEVANTE_EMV.- La extrema derecha moviliza a voluntarios y vigilantes de seguridad a las puertas de la Basílica De Los Desamparados y de la Catedral tras el ataque de Algeciras.
“Grupos de protección” a las puertas de algunos de los principales templos cristianos de València, como la Catedral o la Basílica de la Virgen de los Desamparados. Esto es lo que está promoviendo la extrema derecha tras el asesinato a cuchilladas del sacristán Diego Valencia en Algeciras, ante el riesgo infundado de que se produzca un nuevo ataque a iglesias como el ocurrido el pasado miércoles que se saldó con una víctima mortal y cuatro heridos, entre ellos un sacerdote.
La iniciativa de movilizar a voluntarios valencianos como elemento disuasorio ante cualquier posible agresión contra religiosos y fieles parte del inspector de la Policía Nacional cesado por realizar comentarios xenófobos al relacionar delincuencia con inmigración. Ricardo Ferris, que también aparece en una fotografía de uno de estos “grupos de protección” ha hecho un llamamiento a través de redes sociales para que su propuesta sea imitada “en toda España”.
“Cread grupos de voluntarios, preparados para defender a nuestros fieles”, indica en su cuenta de Twitter. “No hay mayor felicidad que servir y proteger a nuestros hermanos”, añade.
De igual modo, el exmando de la Policía Nacional, denunciado por delito de odio, recuerda a los valencianos que visiten cualquier iglesia que “ante la más mínima sospecha avisen inmediatamente a la Policía”.
La medida ha sido apoyada también por José Luis Roberto, líder del partido de extrema derecha España 2000 y presidente de una empresa de seguridad privada.
No obstante, hasta el momento y pendientes de que mañana el presunto asesino Yassine Kanjaa sea puesto a disposición de la Audiencia Nacional todo hace indicar que se trató de un ataque aislado contra dos iglesias por parte de una persona, en situación irregular en el país, con una posible enfermedad mental. Así lo apunta hoy un experto en psiquiatría forense, que tras analizar las informaciones aparecidas, comportamiento y antecedentes familiares del asesino, aprecia indicadores evidentes de un “trastorno psicótico paranoide de corte religioso”.
