La versión del colegiado es la contraria y asegura que el futbolista le golpeó en el descanso del partido, que fue suspendido
JORGE ABIZANDA. ABC.- En una temporada salpicada de lamentables incidentes violentos, de nuevo un árbitro vuelve a ser protagonista, aunque en este caso por ser el autor de una presunta agresión a un jugador. Una versión que no coincide con la del colegiado, quien afirma que el agresor fue el futbolista. La realidad es que el Hinojos-Olont, encuentro de la Segunda Andaluza, fue suspendido en el descanso en medio de un monumental escándalo en el Estadio Municipal Alonso Larios Martín. Solo la presencia de la Guardia Civil logró calmar los ánimos, aunque aún continúa el enfado y la indignación del club local, que el domingo por la noche presentó una denuncia contra el árbitro en el cuartel de la Benemérita de Almonte, adjuntando el parte de lesiones de su futbolista Juan Márquez. «Tengo noventa años, he visto muchos partidos de fútbol y jamás he presenciado algo así», denuncia a este periódico Juan Álvarez, presidente del conjunto onubense.
«Es indignante que un árbitro se comporte de esa manera. Fue él quien agredió a mi compañero, que solo le pedía explicaciones con todo respeto», explica Juan Alberto Barranco, jugador del Hinojos. Él también fue testigo en primera persona del esperpento que se vivió instantes después de que el árbitro, José Carlos F. V., decretara el descanso unos minutos más tarde de que el Olont marcara su segundo gol (0-2). Los incidentes comenzaron camino de los vestuarios y tuvieron su origen precisamente en la polémica jugada que dio origen a ese tanto, aunque la directiva del Hinojos afirma que «el árbitro mostró una actitud chulesca con nosotros desde el inicio del partido». «No quiso anular el gol, marcado en claro fuera de juego, aunque el linier levantó y mantuvo arriba la bandera», explica Barranco a ABC. Él presenció la jugada sobre el césped y la «extraña reacción» que tuvo el colegiado. «Baja la puta bandera», es lo que, según este futbolista, le gritó a su asistente al ver que no corría al centro del campo para conceder el tanto.
«Camino de los vestuarios, mi compañero Juan Márquez se dirigió al árbitro con toda educación para pedirle explicaciones por su decisión en esa jugada. Le preguntó si podía dirigirse a él y el colegiado, además de contestarle que no, le dijo que estaba amonestado», recuerda el jugador del Hinojos. Cuando se disponía a sacar la tarjeta amarilla del bolsillo se desató la tormenta que dio origen a la posterior suspensión del partido. «El jugador le puso la mano en el brazo para que no le sacara la tarjeta y el árbitro reaccionó golpeándole en la cara», añade Barranco. Una versión que coincide con la ofrecida por su presidente a este periódico.
«Después de recibir el golpe en la cara, el jugador reaccionó y se encaró con el árbitro. Entonces vino lo peor», añade el dirigente del club onubense, que durante 25 años ejerció como juez de paz en el municipio de Hinojos. «Yo creo que el árbitro se dio cuenta de que se había metido en un lío y, al no saber cómo salir, fingió una agresión. Se tiró al suelo y se llevó las manos a la cara», afirma Juan Álvarez. Tras unos instantes de tensión, el colegiado se encerró en su vestuario a la espera de que apareciera la Guardia Civil. «Sería muy injusto que se castigara a mi compañero por una agresión que no cometió», se lamenta Juan Alberto Barranco, que como el resto del equipo ha cerrado filas con Juan Márquez.
Aunque en el club onubense este lunes aún no habían recibido el acta del partido, la versión de la Federación Andaluza es distinta a la del Hinojos y desde aquí se asegura que, según el colegiado, fue el jugador el que le agredió.