La organización ya alquiló un barco para impedir los rescates de inmigrantes frente a la costa libia
ALBERTO ROJAS. EL MUNDO.- En otro gesto propagandístico para la galería, el grupo xenófobo Generación Indentitaria, transnacional y muy activo en las redes sociales, ha intentado esta semana bloquear el paso migratorio de los Alpes, en el llamado Col de l’Echelle, para impedir el paso de estas personas desde Italia a Francia. Unos 100 miembros de esta organización de ultraderecha colocaron pancartas y una gran valla de plástico naranja que podría saltar hasta un niño.
En realidad la intención no es impedir que los inmigrantes dejen de cruzar, sino conseguir el impacto propagandístico necesario «para hacer que los gobiernos refuercen las fronteras para detener el flujo de inmigrantes ilegales», asegura el grupo en Facebook.
Este grupo ya alquiló un barco el pasado verano, el C-Star, para tratar de impedir a las embarcaciones de las ONG rescatar inmigrantes y refugiados en las aguas del Mediterráneo, aunque esa misión acabó en sonoro fracaso.
En un comunicado difundido por la organización, aseguran que para frenar la inmigración sin papeles en Europa «Todo lo que se necesitaba era un centenar de jóvenes decididos para evitar que los cruzaran en el Col de l’Echelle. El gobierno ha reconocido claramente la situación destacada por Generación Identitaria y se ha visto obligado a reaccionar».
Y los políticos reaccionaron. Gérard Collomb, ministro del Interior francés, aseguró en Twitter: «Obviamente condeno la acción en el Col de l’Echelle. Sólo las agencias del Estado tienen el mandato de actuar en nuestro territorio».
Con cientos de miembros de varios países europeos, cuyo rostro visible es el italiano Lorenzo Fiato, esta organización aseguró recaudar 160.000 euros para enviar el C-Star, una embarcación de Yibuti con armador de Cardiff y bandera de Mongolia, anclado en pleno Cuerno de África, hasta el canal de Sicilia durante semanas. El estado ruinoso de la nave, botada en 1975, ya auguraba lo peor.
Una misión fracasada
Defend Europe comenzó con un enorme retraso, ya que el barco estuvo retenido varios días en el Canal de Suez, a la espera de superar todos los controles para entrar en el Mediterráneo. Cuando por fin lo consiguió estuvo aún más tiempo anclado en Chipre por problemas con el papeleo.
Una vez que consiguieron salir hacia aguas internacionales frente a Libia se quedaron sin combustible y no pudieron reportar en Zarzis (Túnez) porque se lo impidieron los pescadores de la zona con el bloqueo de su puerto.
Llegó a la zona SAR (salvamento y rescate) y se limitó a entrar por radio (en el canal que usan las ONG para comunicarse) para advertir a estas organizaciones humanitarias que sus movimientos serían monitoreados y grabados, para denunciarlas en el caso de que entraran en aguas territoriales libias.
Desde las embarcaciones de Save the Children, MSF o Proactiva Openarms se les recomendaba que dejaran libre ese canal para salvar vidas, su verdadera función. Durante días levantaron un gran revuelo, aunque nunca explicaron cuál será su papel en el mar. «Nosotros no somos especialistas en socorro y no pretendemos hacerlo. Pero si tenemos que hacerlo, y esa es la última posibilidad, devolveremos a los inmigrantes a Libia», añadían, pero sin especificar la fórmula, ya que es ilegal bajo cualquier circunstancia. Hasta llegó a enviar un SOS de ayuda en alta mar por una avería. Denegaron cualquier ayuda cuando supieron que uno de los barcos que iba a auxiliarles pertenecía a una ONG alemana.
Tras patrullar la zona SAR durante semanas, intentaron entrar en los puertos de Sicilia y Malta, pero se les negó el acceso. En España, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, aseguró que se les prohibiría la entrada a aguas españolas. Las últimas noticias sobre el buque lo situaban frente a la costa catalana, intentando entrar al puerto de Barcelona para avituallarse, aunque se le denegó el acceso a los 45 puertos de la Generalitat.
Una lancha de la autoridad portuaria estuvo en el barco a finales de octubre y pudo comprobar que los ocho miembros de Generación Identitaria ya no estaban en él, sino que fueron desembarcados en Malta. El barco fue repintado y ya no llevaba ningún distintivo de la misión xenófoba. Dentro sólo quedaba la tripulación de origen bangladeshí. La situación en el interior era tan desesperada que los agentes recomendaron a los tripulantes que intentaran pescar para comer y que recogieran agua de lluvia.
La intención del capitán era entrar a algún puerto catalán, repostar fuel y comprar alimentos para la tripulación hambrienta. A cinco millas de Barcelona, la tripulación tuvo que recibir ayuda humanitaria.