El Ejecutivo nacionalista hindú privilegia, en un proyecto de ley, a los extranjeros de otras religiones, a los que sí está dispuesto a dar derechos
ÁNGEL MARTÍNEZ. EL PAÍS.- La enmienda a la Ley de Ciudadanía, aprobada el martes por la Cámara baja del legislativo, excluye del derecho a ciudadanía y registro a inmigrantes musulmanes que viven en India sin papeles, a pesar de que el país asiático cuenta con la segunda mayor población del mundo que practica la fe del Islam – alrededor de 13% del total de más de 1.300 millones de habitantes. Sin embargo, el proyecto de ley sí ampara a hindúes, jainitas, parsis y a otras minorías procedentes de países vecinos de mayoría musulmana como Pakistán, Bangladesh y Afganistán. La enmienda discrimina y deja en un limbo legal a musulmanes perseguidos en países próximos donde son minoría, como los rohingyas de Myanmar, los tibetanos de China o los tamiles de Sri Lanka.
La ley no tiene visos de pasar el filtro de la Cámara alta, donde el gobernante partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP) no cuenta con la mayoría necesaria. Sin embargo, su aprobación no solo ha sido calificada de anti-musulmana y anticonstitucional, sino también criticada por ser una concesión electoralista del primer ministro, Narendra Modi, hacia las bases de sus votantes, de mayoría hindú, de cara a las próximas elecciones de mayo.
La noticia provocó varias jornadas de protestas en el Estado nororiental de Assam, que comparte 270 kilómetros de frontera con el vecino Bangladés, de mayoría musulmana. Esta región de India vive un flujo migratorio constante, lo que es usado con fines partidistas por grupos políticos para criticar la transformación demográfica local fruto de la presencia musulmana. En julio del año pasado, la Comisión Electoral Central rechazó la solicitud de ciudadanía a cuatro millones de habitantes causando el temor entre la extensa población musulmana de la región. Aquella medida, cuya lista final se conocerá a finales de junio, junto a la reciente enmienda de la ley concedería la ciudadanía a todos los inmigrantes ilegales no-musulmanes de ese Estado, favoreciendo a la mayoría hindú frente al resto de grupos religiosos y étnicos, particularmente a los musulmanes.
Las protestas, apaciguadas ayer, vivieron su mayor virulencia el martes cuando los manifestantes destrozaron varias sedes del BJP y montaron barricadas en las calles quemando neumáticos y figuras del primer ministro; lo que resultó en la detención de alrededor de 700 personas según las autoridades locales. “Ya tenemos muchos inmigrantes musulmanes de Bangladesh que entraron en Assam de forma ilegal durante años. Ahora el gobierno trata de hacer una ley para dar ciudadanía a los hindúes de Bangladesh. Queremos que todos los inmigrantes ilegales sean deportados, independientemente de su religión”, dijo el líder de la Unión de Estudiantes de Assam, Samujjal Bhattacharya, según recoge Al-Jazeera.
Otros partidos políticos y analistas también han criticado la aprobación del boceto no tanto por un rechazo a la inmigración, sino por la voluntad del actual Ejecutivo nacionalista hindú, dicen, de crear un estado religioso. Según la líder del Partido Comunista de India, Kavita Krishnan, el proyecto de ley “abre la puerta de atrás para un ‘Hindu Rashtra’ [Nación Hindú] donde ser hindú sienta las bases de la ciudadanía [en India]”. También secretaria general de la Asociación de Todas las Mujeres Progresistas de India, Kavita nació en Tamil Nadu, el estado meridional de India con elevada población de inmigrantes de etnia tamil, originarios de Sri Lanka.