La Vanguardia/EFE.- El Gobierno brasileño estudia medidas «más rígidas» para combatir la discriminación racial, entre ellas regular las empresas de seguridad y endurecer las penas, tras la agresión a una pareja de afrobrasileños en un establecimiento del grupo Carrefour, objeto de otras denuncias de racismo en el país.
El ministro de Derechos Humanos, Silvio Almeida, afirmó este lunes en una nota que pretende discutir con el despacho de Justicia y la Policía Federal una «regulación de las empresas de seguridad en Brasil».
Almeida también propuso «la responsabilización penal de las empresas por prácticas discriminatorias» y anticipó que activará al Comité Nacional de Prevención y Combate a la Tortura para que «tome medidas» sobre los últimos casos de racismo ocurridos recientemente.
Igualmente, se reunió con líderes del Parlamento para pedirles que aceleren la tramitación de los proyectos de ley que abordan este tipo de prácticas discriminatorias dentro de las empresas.
La acción del Gobierno es una respuesta a las imágenes divulgadas el pasado fin de semana en redes sociales en las que una pareja de afrobrasileños es insultada y agredida por unos supuestos guardias de seguridad privados en las instalaciones de una unidad de Carrefour, en la ciudad de Salvador.
El video fue grabado por el propio personal de seguridad, que detuvo al hombre y a la mujer por presuntamente haber robado unos paquetes de leche en polvo para su hija.
La Policía Civil ha abierto una investigación por el caso.
Carrefour Brasil informó en una nota enviada a medios locales que despidió al equipo de seguridad de ese establecimiento y que el contrato con la empresa que ejercía esas funciones fue rescindido.
No obstante, para Almeida son necesarias medidas «más rígidas» porque «esas empresas ya saben hace mucho tiempo lo que debe hacerse».
El ministro indicó además que «no descarta» abrir una línea de diálogo «con representantes del sector» para abordar el asunto.
Esta no es la primera vez que el grupo francés de supermercados se ve envuelto en denuncias de racismo en Brasil.
El mes pasado, una profesora afrobrasileña acusó a un guardia de seguridad de seguirla mientras compraba en un establecimiento de la red Atacadao, que pertenece a Carrefour, y, a modo de protesta, se quedó en ropa interior para demostrar que no estaba robando nada.
Tras ese episodio, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ya advirtió públicamente a la dirección de Carrefour de que «no admiten racismo» en su país.
«Si quieren hacer esto en su país de origen, que lo hagan, pero en este país no admitiremos el racismo», afirmó en una reunión ministerial.
El caso más grave ocurrió, sin embargo, en 2020, cuando un hombre negro recibió una paliza mortal de dos guardias de seguridad blancos en el aparcamiento de un supermercado del grupo, en Porto Alegre. Seis personas fueron acusadas formalmente por ese brutal crimen.