El 35% de electores de 18 a 24 años votó a la extrema derecha en las elecciones regionales
ANA TERUEL / GABRIEL CAÑAS. EL PAÍS.- La aplastante victoria de la ultraderecha en la primera vuelta de las elecciones regionales obliga a Francia a reflexionar sobre el terremoto político que está viviendo. En un país amenazado por el islamismo radical y el terrorismo al que le preocupan las recientes oleadas migratorias, el Frente Nacional ha progresado hasta lograr casi uno de cada tres votos. La razón del éxito es, sin embargo, más compleja. Ahora no solo halla sus raíces en la difícil coyuntura económica acaparando los votos de obreros y clases populares. Hoy es también el partido preferido de los jóvenes.
La victoria del Frente Nacional estaba cantada antes de los atentados del 13 de noviembre que costaron 130 vidas. El drama ha movilizado a los simpatizantes de la ultraderecha y ha ampliado el nivel del éxito. El perfil del votante es cada vez más nítido; y sorprendente. El 43% de los obreros vota a la ultraderecha, pero el 35% de los que tienen entre 18 y 24 años prefieren también a ese partido frente a opciones de izquierda (27%) y derecha (27%) e incluso los empleados (36%) han optado mayoritariamente por el partido de Marine Le Pen en la primera vuelta de estas elecciones. “La novedad es la ampliación de la base electoral del FN”, explica Federico Vacas, director adjunto de departamento político de Ipsos, el instituto de opinión que ha elaborado este análisis electoral entre el 29 de noviembre y el 2 de diciembre. “La tendencia a acaparar el voto de los jóvenes se apunta desde 2012”, abunda Gilles Ivaldi, especialista de la extrema derecha e investigador del Centro Nacional de Investigación Científica.
El factor clave del éxito del FN sigue siendo, no obstante, el diploma, opina la politóloga Nonna Mayer, directora de investigación del Centro de Estudios Europeos de Ciencias Políticas de Sciences Po. “No obtener el bachillerato es disponer de menos oportunidades de cara al futuro, menos apertura al mundo y quedar fuera de la mundialización», añade.
Con una tasa de paro al alza (del 10,6%), el FN ha demostrado en las elecciones regionales del domingo que ha sabido capitalizar el descontento de las clases populares, preocupadas por su futuro. En esa ampliación de la base electoral de la que habla Vacas, el análisis de Ipsos / Sopra apunta una posible novedad en el próximo futuro: entre los autónomos y los agricultores se impone todavía la derecha (36%), pero el FN le sigue de cerca con el 35% de los votos. “Los dos sectores que más resisten son las clases medias superiores y los jubilados”, señala Ivaldi.
La coyuntura económica pesa. Las dos regiones en las que ha arrasado el Frente Nacional con el 40% de los votos en la primera vuelta sufren una tasa de paro superior a la media nacional. “La juventud poco preparada es la que se topa con el paro, la precariedad laboral y las dificultades económicas”, ha declarado la socióloga Anne Muxel, especialista en los problemas intergeneracionales a France Info. “Ni los socialistas ni Los Republicanos ofrecen propuestas para los jóvenes”.
“El pensamiento del votante FN es que se ha intentado todo y todo ha fracasado”, explica el politólogo Pierre-André Taguieff, del Centro de Investigación Política de Sciences Po (Cevipof). “El FN se presenta como el salvador y funciona”, señala. “La antigua clase política ha agotado su capacidad de seducción, la retórica del cambio se lo ha apropiado la ultraderecha y a través de los votos al FN la gente se opone a las élites, a la inmigración irregular, muestra cierta reprobación de la construcción europea y cuestiona el lugar del islam en Francia”.
Para Taguieff es un error de los políticos señalar al FN como el principal enemigo, cuando lo que se percibe como el enemigo está en otro lado, como el islamismo radical. El analista presagia por ello el fracaso de las élites. La presidenta del partido, Marine Le Pen, lo tiene claro: “La clase política buscará excusas” sobre su derrota, dijo ayer, “dado que es incapaz de reconocer sus errores”. Abundando en la razón de su éxito, ha prometido suprimir toda cooperación internacional de Norte-Paso de Calais para que “cada euro sea un euro útil para la región y sus habitantes”. Es parte de lo que ella denomina “el patriotismo económico”.