Más de 430 personas han llegado a Canarias en catorce pateras desde que España se declaró en estado de alarma para contener la propagación del coronavirus, con lo que el flujo de inmigrantes por mar hacia las islas vuelve a sus ritmos más altos tras una quincena completamente detenido
CANARIAS 7.- Desde el 5 marzo, cuando se rescató a un cayuco con 48 personas al sur de Gran Canaria, hasta el día 20, cuando se socorrió a otro con 45 ocupantes en la misma isla, no llegó ni una sola patera a Canarias, pese a que el promedio con el que había comenzado el año era de doce embarcaciones y 325-350 inmigrantes por quincena.
En la última semana de febrero y la primera de marzo se produjeron dos fenómenos que parecieron frenar temporalmente la salida de pateras, que tardan de cuatro a cinco días en llegar a Canarias desde su punto de partida más frecuente, Dajla, en el Sahara.
Primero, hubo un temporal de calima y siroco sin precedentes en Canarias en casi 40 años que hizo inviable la navegación para ese tipo de barquillas (en las islas, por ejemplo, el tráfico aéreo se suspendió por completo durante dos días) y, luego, Marruecos adoptó sus primeras medidas de confinamiento por la epidemia de coronavirus y puso a todas sus fuerzas de seguridad a patrullar las calles para vigilar que su población permanecía en sus viviendas.
El 14 de marzo, España se declaró en estado de alarma, todos los españoles recibieron instrucciones de quedarse en casa y la mayor parte de negocios y empresas comenzaron a parar su actividad.
Teniendo en cuenta el tiempo que tardan las pateras en llegar a Canarias (cuatro o cinco días desde Dajla, una semana o más desde Mauritania), las llegadas de los días 20, 21 y 25 de marzo muestran que algo comenzó a cambiar ese mismo fin de semana.
El 20 llegó un cayuco desde Nuadibú con 45 personas, el 21 una patera desde Dajla con 21 y el 25 otras dos barquillas desde el Sahara con 71 personas. Y después siguió: una patera el 26 de marzo, tres el 27, una el 30, dos el 31 y tres este miércoles 1 de abril.
En total, desde que España está en estado de alarma han llegado a Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura 14 barquillas con 431 personas. Si solo se tienen en cuenta las cifras del 16 al 31 de marzo para comparar quincenas naturales: 338 personas en 11 pateras.
La ruta atlántica hacia Canarias se reactivó el pasado mes de agosto ante el aumento de los controles en el Estrecho de Gibraltar y Mar de Alborán, donde el flujo de inmigrantes ha caído a la mitad.
Desde entonces, la llegada de inmigrantes a Canarias por quincena ha oscilado entre un mínimo de 23 (1-14 de noviembre) y un máximo de 536 (16-31 de diciembre), pero ha habido seis quincenas por encima de los 300 inmigrantes: 15-30 de octubre (444), 15-30 de noviembre (494), la ya citada del 16-31 de diciembre (536), 1-15 de enero de 2020 (320), 16-31 de enero (348) y 1-15 de febrero (300).
Las cifras acumuladas desde el 14 de marzo se sitúan de nuevo en esos máximos: 338 personas (431 si se suman las de este 1 de abril).
El balance total de llegadas desde el 1 de enero asciende a 1.6661 personas en 57 barcas, sumando el último total facilitado por el Ministerio del Interior (1.230 a 15 de marzo) con el detalle de ocupantes de las pateras rescatadas desde entonces que han ido reportando Cruz Roja, Salvamento Marítimo y el 112 (392).
La ONG Caminando Fronteras, que trabaja desde Marruecos, ha alertado a las autoridades de que desde el miércoles 26 de marzo hasta el ayer martes, 31, salieron once pateras hacia Canarias con unas 600 personas a bordo. Siete ya han llegado.
Este flujo de pateras también supone un reto para la red de acogida humanitaria organizada por la Delegación del Gobierno en Canarias en albergues gestionados por ONG como Cruz Roja, Cruz Blanca, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado y la Misión Cristiana Moderna, una congregación evangélica de Fuerteventura.
Desde que comenzó el confinamiento, los vuelos de repatriación desde Canarias a Mauritania se han suspendido y ninguno de los inmigrantes llegados ha sido recluido en los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Gran Canaria y Tenerife.
Y, ayer mismo, un juez ordenó que se desalojase el CIE de Gran Canaria al detectar que sus condiciones de «hacinamiento» estaban favoreciendo la propagación del coronavirus entre sus internos. Las personas hasta ahora allí recluidas deben ser ahora realojadas, por mandato judicial, en plazas de carácter social-humanitario.