El Fichaje, el neonazi que aparece en todos los sumarios sangrientos

| 30 mayo, 2018

29/05/2018 El Cofidencial.- Tercer Reich, día a día’ es uno de los libros favoritos de Francisco Javier Antuñano, el nazi que siempre se escapa. Casi siempre. Su rostro, un poco borroso y en blanco y negro, figura desde 2002 en todas las fichas policiales con el rótulo: “Muy peligroso”. Acumula casi una decena de antecedentes penales, pero muy pocas condenas firmes. “Muchas veces, lo absuelven por el miedo de los testigos a declarar”, desvela parte del misterio un agente. Otras, simplemente, porque no había sido él el autor de los hechos. Y otras porque los abogados “también tienen sus armas y a veces ganan si los policías no han hecho bien su trabajo”, como sentencia el letrado Gonzalo Boye. En su caso, en muchas ocasiones, según relatan los agentes, su voz se ha filtrado en los sumarios por sus estrechas relaciones con otros neonazis, aunque no tuviese que ver nada con determinados delitos que sí cometieron sus compinches en otras correrías.

La última vez que el nombre de Antuñano, nacido en Madrid en 1977 y conocido como ‘el Fichaje’, salió publicado en letras de imprenta fue tras la monumental bronca que protagonizó una quincena de ultras en Barcelona el 12 de octubre de 2017. Allí estaba junto a otros históricos de Ultras Sur, de los movimientos neonazis y de las bandas de delincuentes organizadas como Antonio Menéndez, ‘el Niño Skin’, o Fernando San Mamés, ‘Freddy’. Poco antes, su nombre se había mezclado, siempre según informaciones periodísticas, en la desaparición de un empresario al que presuntamente habrían cocido en una olla antes de trocear su cadáver. También en el asalto a la casa de una abogada con falsas placas policiales. La mayoría de estos antiguos ultras han pasado a la delincuencia organizada como forma de vida, agrupándose en organizaciones criminales cada vez más diversificadas. La época de la ultraviolencia gratuita queda para la juventud. «Es lo único que saben hacer, así que han aprendido a sacarle partido», precisa un agente.

“¡Siempre sale él, me pregunto qué hace para escapar de todo aunque está siempre en todas las pomadas!”, exclama Esteban Ibarra, veterano presidente de la Asociación contra la Intolerancia, que esta semana presenta su famoso informe Raxen sobre delitos de odio. “Lleva muchos años saltando de unos grupos criminales a otros y su nombre siempre figura en los sumarios”, insiste Ibarra. Un agente del Cuerpo Nacional de Policía que ha tratado con él en muchas ocasiones lo define de la siguiente manera: «Es un personaje muy peculiar, un tío que controla un huevo dentro de ese mundillo, pero no se ha dado a la delincuencia común tanto como el Niño Skin, el Bombero u otros, porque su familia tiene dinero y son propietarios de varios bares».

El Fichaje debuta en los medios cuando lo detienen como sospechoso de haber asesinado a tres personas a tiros en Alcalá, su localidad de residencia. Entonces, se lo confundió con el Asesino de la Baraja. Tenía 25 años y al igual que el homicida confeso, Alfredo Galán, había estado en la Brigada Paracaidista y había sido voluntario en misiones en Bosnia. “Había una pistola que se pasaban entre varios, aquello también fue muy raro”, desliza sus dudas Ibarra. «¡Colgadme lo que queráis, pero no un asesinato!», se quejaba Antuñano a la policía durante los dos meses que estuvo detenido tras ser reconocido en una rueda. «Tenía una coartada muy buena, indiscutible, le habían visto 200 tíos a esas horas y además se detuvo luego al autor real de los hechos», precisa el agente policial.

Hammerskin
Su siguiente salto a las portadas es en 2009, cuando comienza el primer juicio en España contra una organización neonazi. Se trata del grupo Hammerskin, fundado en Estados Unidos algunos años antes. En 2004, el Fichaje, junto a otros históricos ultras, monta la sucursal patria de esta peligrosa organización de la que es uno de sus cabecillas, viajando a otros países en su representación. Cuando lo detuvieron, requisaron en su casa cuatro navajas. Por esta causa sí fue condenado, pero a menos de dos años de prisión. La organización quedó proscrita en España y fue la primera ocasión en que se juzgó por asociación ilícita a un grupo neonazi. Esta es una de las pocas causas en las que sí queda establecida su responsabilidad. «Eso es porque en realidad el Fichaje es un tío de verdad muy ideologizado. Le vas a ver en todo lo que sea conciertos, manifestaciones y grupúsculos neonazis, ahí sí, pero en los atracos o los vuelcos, su nombre sale pero no está porque no es ese su perfil. Él se cree de verdad lo de ser nazi».

Su siguiente salto (aunque entre medias cometió otros delitos, como una agresión sexual y diversas agresiones) es ya en 2014. Entonces se supone, según los agentes, que está integrado en una banda criminal que se dedica a secuestros, asaltos y tráfico de drogas. También de ‘vuelcos’ a narcotraficantes. Junto a Óscar del Pino, presuntamente, entró en casa de una abogada madrileña a la que asfixió hasta el desmayo para llevarse 12.000 euros en efectivo. De esa época también figuran diligencias que hablan de extorsión o asaltos usando placas de policía falsas.

Para entonces, a pesar de que es un veterano, se ha alineado con los jóvenes que asaltan el poder en el grupo Ultras Sur, cada vez más claramente una organización casi de estructura mafiosa que sirve para que sus líderes saquen beneficios económicos. A las órdenes del Niño Skin, que previamente había militado en el Frente Atlético, derrocan al histórico Álvaro Cadenas (otro especialista en figurar en líos varios y que debutó en los periódicos con solo 18 años, en 1989, por, presuntamente, haber apuñalado a otro chico en una zona de ocio). En uno de los bares de la zona aledaña al Bernabéu (que regenta hoy en día bajo el nombre Sherwood otro habitual de las crónicas sobre ultras), atacan a Cadenas y a la vieja guardia a botellazo limpio y consuman el cambio de líderes.

Su nombre, aunque en este caso de manera confusa y muy a rebufo del de Óscar del Pino, también figura en otros dos episodios muy sangrientos. Uno, en 2008, cuando un grupo de reclusos dio una paliza que dejó en estado vegetativo a Antonio Vicente Mateos, un interno a quien un falso rumor carcelario había señalado como un violador de menores. Los acusados fueron absueltos porque ningún testigo quiso ratificarse en su declaración primera y los agresores eligieron una de las pocas zonas sin cámaras del centro de internamiento.

«Lo suyo es ideología»
El segundo, mucho más reciente, tiene que ver con la desaparición del empresario José Luis Vázquez Escarpa en un polígono industrial de Illescas (Toledo). Una llamada intervenida a Óscar del Pino dio la pista a los agentes. Hablaba de que planeaba secuestrar, descuartizar y disolver en ácido a otro empresario tras cobrar un rescate por su secuestro. La guardia civil interpretó que eso es lo que le podía haber sucedido a Vázquez Escarpa. Finalmente, Del Pino confesó la autoría del asesinato, aunque afirmó que había tirado el cadáver al río Tajo. Antuñano, aunque en los diarios también apareció su nombre por estos hechos, no tuvo, en principio, nada que ver.

Por eso, pocos meses después estaba junto a sus nuevos y parte de sus viejos camaradas repartiendo sillazos por el centro de Barcelona, 15 años después de su primera aparición en las secciones de sucesos de los diarios. Pero «lo suyo es ideología, no historias de asesinatos», subraya la policía. «Aunque si hay algún follón de neonazis, allí van a estar siempre los mismos, muchos ya cuarentones, y entre ellos, el Fichaje, que es todo un fichaje».

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