El error del PSC de permitir gobiernos de los que les han llamado “traidores” y “colonos”

| 22 junio, 2019

EL CATALÁN.- Los que pegan e insultan son los auténticos fascistas. Y en la Cataluña del 2019 el secesionismo más radical, envalentonado por el apoyo de un personaje siniestro como Quim Torra, se ha lanzado al monte. Los insultos y el acoso que se vivió en la Plaça de Sant Jaume el sábado, tras la toma de posesión de Ada Colau, es el último capítulo de esta deriva peligrosa de parte de la sociedad catalana.

Los millones de catalanes que no somos secesionistas y que nos sentimos españoles hemos tenido que aguantar que cargos públicos, diputados, dirigentes políticos y comunicadores a sueldo del secesionismo nos llamen “traidores”, “colonos”, “ultras”, “fachas” o “fascistas” por no tener sus mismas ideas políticas.

De repente, Joan Manel Serrat, Isabel Coixet, Albert Rivera, Miquel Iceta, Joan Coscubiela, Xavier Sardà, Lluís Rabell, Cayetana Álvarez de Toledo, Rosa Maria Sardà, Inés Arrimadas o Alejandro Fernández e incluso la falsamente ‘equidistante’ Ada Colau, entre otros, han sido tachados de poco menos que ultraderechistas, y han sido linchados moralmente en las redes sociales y en la prensa que dominan.

El separatismo radical ha decidido que quienes no piensen como ellos no pueden expresarse públicamente y se entrega a fondo: montando algaradas, acosando en las calles y en las redes sociales y cuando conviene, a hostia limpia. Las docenas de sedes de PSC, Cs y PP vandalizadas son un buen ejemplo. Y cuando no pegan, lanzan pintura a Jordi Cañas o se dedican a ‘desinfectar’ con lejía las calles por las que ha pasado Inés Arrimadas.

Con los que pegan, insultan, ‘desinfectan’, señalan y acosan no se puede gobernar, ni contribuir a que lo hagan. Ni en un ayuntamiento, ni en una comunidad de vecinos. Mientras ERC, Junts per Catalunya y la CUP no se comprometan a dejar de dar apoyo, activo o pasivo, a los que cometen estos actos vandálicos y pongan todos los medios policiales para acabar con esta violencia latente, pactar con ellos es un acto antidemocrático.

Lo decimos por todos los partidos constitucionalistas catalanes allá dónde lo hagan, pero sobre todo por el PSC que es la formación constitucionalista que ha conseguido más representación en los municipios. Durante los últimos años han sufrido ataques en sus sedes, sus militantes han sido perseguidos, su buen nombre destruido en las redes sociales por trolls secesionistas. ¿Cómo pueden algunos de sus dirigentes locales juntarse con los que permiten, por acción o omisión, todos estos actos violentos?

¿Han mostrado desde ERC, JxCAT o la CUP propósito de enmienda? ¿Se han disculpado por todo el daño que han hecho, por haber permitido que los más radicales camparan a sus anchas? Hasta que lo hagan, pactar con ellos es alimentar a la bestia que solo quiere acabar contigo.

En ‘Barcelona es España’ Josep Bou repasa su vida y sus ideas para la ciudad de Barcelona. El autor es el director de elCatalán.es, Sergio Fidalgo. Los interesados en adquirir este libro lo pueden comprar en este enlace de Amazon.

HISTÓRICO

Enlaces internacionales