Ramin Jahanbegloo filósofo iraní, es catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Toronto.
EL PAÍS.- La constante marea de personas que huyen de sus países en guerra para encontrar refugio y mejores oportunidades en Europa ha obligado a la conciencia europea, y a la humana en general, a afrontar un nuevo dilema moral. La llegada masiva de refugiados no es una aberración política, sino que plantea un interrogante moral sobre la civilización humana en la segunda década del siglo XXI. ¿Puede Occidente seguir presumiendo de civilizado después de un proceso de descivilización que lo ha dejado conformista y satisfecho, dominado por el miedo, la violencia y, sobre todo, la indiferencia? Ante la tragedia inhumana de las nuevas migraciones, no podemos seguir aceptando la idea del progreso moral occidental. Civilizado se refiere hoy a la supuesta superioridad moral de Occidente frente a los llamados pueblos primitivos, un concepto muy utilizado en el pasado por los países colonizadores para asegurar la supremacía blanca. Pero cualquier posible autoridad moral ha desaparecido en los campos de refugiados de Hungría y Australia, donde se trata a las personas peor que a los animales. Se podría acusar a muchos países occidentales, especialmente los mencionados, de cometer el mal que aseguran querer prevenir. Si desean salvar vidas y hallar una solución a esta tragedia, lo que deberían hacer es ofrecer el mejor ejemplo de humanidad y compasión y respetar la necesidad de protección de las personas más vulnerables del mundo.
La constante marea de personas que huyen de sus países en guerra para encontrar refugio y mejores oportunidades en Europa ha obligado a la conciencia europea, y a la humana en general, a afrontar un nuevo dilema moral. La llegada masiva de refugiados no es una aberración política, sino que plantea un interrogante moral sobre la civilización humana en la segunda década del siglo XXI. ¿Puede Occidente seguir presumiendo de civilizado después de un proceso de descivilización que lo ha dejado conformista y satisfecho, dominado por el miedo, la violencia y, sobre todo, la indiferencia? Ante la tragedia inhumana de las nuevas migraciones, no podemos seguir aceptando la idea del progreso moral occidental. Civilizado se refiere hoy a la supuesta superioridad moral de Occidente frente a los llamados pueblos primitivos, un concepto muy utilizado en el pasado por los países colonizadores para asegurar la supremacía blanca. Pero cualquier posible autoridad moral ha desaparecido en los campos de refugiados de Hungría y Australia, donde se trata a las personas peor que a los animales. Se podría acusar a muchos países occidentales, especialmente los mencionados, de cometer el mal que aseguran querer prevenir. Si desean salvar vidas y hallar una solución a esta tragedia, lo que deberían hacer es ofrecer el mejor ejemplo de humanidad y compasión y respetar la necesidad de protección de las personas más vulnerables del mundo.