La mitad de las denuncias recibidas por la Oficina de la No Discriminación fueron por motivos racistas. El ayuntamiento cree que el caso de George Floyd en EEUU ha animado a las víctimas a denunciar
ELISENDA COLLEL. EL PERIÓDICO.- A pesar que estuvo dos meses cerrada por el confinamiento, la Oficina por la No Discriminación (OND) del Ayuntamiento de Barcelona ha registrado 111 casos de discriminación en la ciudad durante los primeros seis meses del año. Unas cifras similares a las del mismo periodo del año anterior, en que fueron 115, aunque los motivos por los que se denuncia, y los casos de discriminación acaecidos, se han visto modificados a raíz de la pandemia del coronavirus. Crecen sensiblemente los conflictos entre vecinos, ya sea en la escalera o dentro de una misma vivienda, y se han registrado varios casos de discriminación contra sanitarios y la comunidad china. Sin embargo, el racismo y la xenofobia siguen copando el grueso de las discriminaciones, seguidos de la homofobia.
«Hemos detectado un aumento de incidencias de discriminación en el ámbito privado, especialmente en conflictos en escaleras de vecinos o dentro de las mismas viviendas», ha explicado este viernes el teniente de alcalde de Derechos de Ciudadanía, Marc Serra, al valorar los datos semestrales de esta oficina. Es evidente que se trata de una consecuencia lógica del confinamiento. «Por ejemplo, dentro de las viviendas nos hemos encontrado casos en que personas LGTBI han tenido que encerrarse con personas que no son tolerantes con su orientación o identidad sexual«, ha expuesto Serra.
Este año, además, la pandemia del coronavirus ha alumbrado nuevas formas de odio y ataques discriminatorios. Uno de ellos se expresó en contra de la comunidad china de la ciudad. «Han sido víctimas de varias campañas de odio que les culpaban de haber traído la pandemia hacia Barcelona», ha expuesto Serra. Una de ellas, una campaña de carteles en diferentes comercios donde se les acosaba públicamente. Tras la intervención municipal, todos fueron retirados. Otras de las víctimas, el personal sanitario. «En un caso un trabajador sanitario era insultado, coaccionado y menospreciado por varios vecinos cuando se desplazaba por la calle», ha contado Serra. En este caso, se ha activado una denuncia judicial.
En un 5% de los casos, el consistorio ha optado por aplicar medidas como la mediación entre las partes afectadas. Y en 16 incidentes se ha tramitado una denuncia para llegar hasta los tribunales. Por tipo de discriminación, el racismo y la xenofobia representan el 45% de los casos totales, un 6% más que el periodo anterior. «Creemos que este año se ha denunciado más, a raíz del asesinato de George Floyd, muchas personas se han sentido empoderadas para denunciar la discriminación sufrida», ha apuntado Marc Serra.
En segundo lugar, con una de cada cuatro incidencias, se encuentra la LGTBfobia, o discriminación por la identidad u orientación sexual de las víctimas. Esta realidad preocupa no solo al consistorio, sino también al Observatori Contra la Homofòbia, que durante lo que llevamos de año ya ha registrado 120 incidencias relacionadas con la discriminación a las personas bisexuales, homosexuales, intersexuales o transexuales. Las redes sociales, y el entorno vecinal son los principales agresores, según denunciaba esta misma semana el presidente de la entidad, Eugeni Rodríguez.
«Normalmente nos encontramos con insultos o vejaciones, que acaban con un empujón o alguna agresión muy leve que no requiere intervención sanitaria», ha descrito Serra. Es por ello que la integridad física o la integridad moral son los derechos más vulnerados. La vulneración de la integridad física ha crecido un 170% respecto al mismo período del año anterior, y en el caso de la vulneración de la integridad moral ha crecido un 72% en ese mismo periodo.
Pero los abusos entre vecinos no es el único caso que preocupa al consistorio. «El 35% de los casos de discriminación se registran en empresas privadas de la ciudad, nosotros les ayudaremos a mejorar sus protocolos y les ayudaremos a que esto no se vuelva a ocurrir, pero también les quiero lanzar un mensaje muy claro, estaremos al lado de las víctimas y llegaremos hasta donde haga falta», ha advertido el concejal.
«Me hicieron sentir como un apestado»
Él y su pareja llevaban meses pensando si hacerse un trasplante capilar. «Tenemos 50 años, varias entradas y nos apetecía un retoque», cuenta Óscar, un vecino de Barcelona que prefiere usar este pseudónimo para no ser reconocido. Él es una de los cientos de personas que, estos seis meses del año, han sufrido discriminación en la ciudad. «Me trataran como si fuera un leproso, me sentí como un apestado, y no quiero que esto le pase a nadie más», explica.
Óscar contrajo el sida hace décadas, y tras tomarse a diario la píldora de la preexposición, ha logrado reducir su carga vírica hasta que sea indetectable. Lo avalan varios informes médicos, que nadie aún le ha pedido. «Lo siento pero usted no puede, no operamos a seropositivos, es que el médico se niega. Váyase a Turquía», dice que le respondieron en un centro capilar de la calle de Balmes, en Barcelona, tras pedir cita para hacerse el trasplante. Ocurrió en octubre del año pasado, y meses más tarde decidió denunciarles.
«Nunca en mi vida me habían hecho sentir así, creo que es algo muy grave tratándose de la ciudad de Barcelona y no quiero que nadie nunca vuelva a pasar por esto», justifica como algunos de los motivos que le llevaron a denunciar a esta clínica. «Nos quejamos de la situación que se vive en otros países, pero en realidad nos están discriminando en nuestra misma ciudad», añade.
Óscar siguió buscando espacios donde poder acceder a este servicio capilar. Esta clínica no fue la única que le negó el tratamiento. Luego vino otra clínica en la calle de Calàbria, donde un recepcionista le dijo que «por protocolo» no realizaban estas operaciones a las personas seropositivas. Finalmente ha encontrado una clínica que sí ha accedido a ello, aunque le cobra 1.000 euros más.
Su caso no es el único. Este año el Ayuntamiento de Barcelona ha registrado otras tres denuncias más de personas seropositivas. La segunda afecta a otra persona a quien le negaron poder tramitar un seguro de vida, por el mero hecho de haber contraído el VIH y a pesar de estar en tratamiento. «Estoy seguro que esto le pasa a muchas más personas, pero no todos se atreven a denunciar», dice Óscar. Su valentía ha contribuido a que, almenos su caso, llegue próximamente a los juzgados.