EFE.- El colectivo LGTBI de Polonia se niega a ceder ante el repunte de homofobia que se impone en este país, donde una treintena de localidades se han declarado «territorio libre de la ideología LGTBI», mientras desde el partido gobernante se señala a esta ideología como una «amenaza» contra la patria.
«La situación del colectivo LGTBI en Polonia es sin duda dramática, no contamos con igualdad de derechos, las parejas no pueden acceder a un sistema de unión de hecho, y ni qué hablar de matrimonio, mientras que el código penal no protege al colectivo de forma apropiada», explicó a Efe la activista Cecylia Jakubczak.
Jakubczak es portavoz de la principal ONG polaca en defensa de los derechos LGTBI, Kampania Przeciw Homofobia (KPH, Campaña contra la Homofobia), una organización que sirve de parapeto a las políticas «increíblemente homófobas» del Gobierno de Polonia, en manos del partido nacionalista-conservador Ley y Justicia (PIS) desde 2015.
«Es evidente la brecha cada vez más grande entre los políticos de PiS y gran parte de la sociedad, que acepta y entiende las diferentes opciones sexuales», añade Jakubczak, que pone como ejemplo la última edición de la Marcha del Orgullo Gay en Varsovia, el pasado 9 de junio, donde se registró una cifra récord de asistentes con 100.000 personas.
Además, recuerda esta activista, cada vez son más las localidades en las que se organizan actos reivindicativos como éste, aunque también son cada vez más las que, al otro lado de la trinchera, se posicionan abiertamente contra el movimiento LGTBI y la «amenaza ideológica» que éste representa.
Según un sondeo del instituto IBSP realizado el pasado marzo, algo más del 31% de los polacos dicen «aceptar sin reparos» a las personas LGTBI frente al 38% que «no los aceptan», con un amplio número de ciudadanos que declaran no tener una opinión definida sobre este colectivo.
La ciudad de Swidnik, en el Este de Polonia, ha sido la primera de una treintena en declararse libre de la ideología LGTBI, un ejemplo que han seguido otras dentro de una tendencia que considera que la «ideología LGTBI va en contra de la familia y el Estado polaco».
Efe intentó sin éxito contactar con representantes de esta localidad, gobernada por PiS, para que explicasen el contenido de esa declaración que, aunque meramente simbólico, supone una auténtica proclamación en contra de los movimientos en favor de los derechos LGTBI.
Es precisamente el líder nacional de este partido, Jaroslaw Kaczynski, quien aprovechaba la campaña electoral de las pasadas elecciones europeas para lanzar duros ataques contra los movimientos en favor de los derechos de los homosexuales, una «amenaza» para la patria polaca dentro de una «guerra ideológica», afirmaba.
En este escenario, a finales de junio la Iglesia católica polaca acusaba a la empresa de muebles sueca IKEA de «adoctrinamiento LGTBI», después de que la compañía despidiera a un empleado por publicar un comentario homófobo en una red social interna de la compañía.
Según KPH la «exaltación» homófoba que se vive en Polonia es una reacción directa frente a la proclamación contra la discriminación firmada y adoptada este febrero por el alcalde de Varsovia, el liberal Rafal Trzaskowski, con el objetivo de proteger los derechos de las personas LGTBI.
El rebrote homófobo ha hecho que colectivos como KPH redoblen sus esfuerzos para enfrentar la demonización del colectivo LGTBI, con acciones «imaginativas frente a la intolerancia de los políticos», como la que tenía lugar el pasado fin de semana en Varsovia, donde una quincena de artistas tatuaban contra la homofobia.
«Esta iniciativa nació hace dos años en Varsovia y también ha tenido lugar en Breslavia, es nuestra forma de educar y mostrar a las sociedad que es posible colaborar y ayudar al colectivo LGTBI de diferentes formas», dijo a Efe la organizadora de «Tatuajes contra la homofobia», Franczyska Sady.
«Ayudamos de una manera imaginativa, divertida, sin formalidades, y quienes nos visitan se hacen tatuajes a la vez que toman conciencia de los problemas de las personas LGTBI, a quienes van dirigidos los fondos recaudados, especialmente al colectivo trans, el más vulnerable», señala Sady.
Mucha gente de la que acude a este tipo de actos en defensa del colectivo LGTBI es muy joven, algunos incluso adolescentes, lo que permite barruntar el cambio que están experimentando las nuevas generaciones en Polonia, un país donde la brecha generacional es cada vez más evidente en cuestiones de derechos LGTBI.
Dagna, una de las tatuadoras que ha participado en esta jornada, cree que el tatuaje «es una buena forma de eliminar barreras entre las personas», y asegura que el preferido entre sus clientes LGTBI está siendo la imagen de un unicornio.