La justicia inglesa les impuso cinco años y el club ha ampliado la sanción
AFP. LA VANGUARDIA.- El Manchester City ha prohibido de por vida la entrada al Etihad Stadium a dos seguidores sancionados por la justicia británica a cinco años sin poder acceder al estadio de los citizens por injurias racistas contra los jugadores.
Ian Baldry, de 58 años, profirió insultos racistas al extremo del City Raheem Sterling desde la tribuna cuando el jugador celebraba un gol marcado al Bournemouth en un partido de la Premier celebrado en diciembre de 2018. Los aficionados que estaba cerca de él informaron de los insultos a la policía.
El aficionado, originario de Bradford, reconoció en septiembre haber insultado al jugador y este viernes fue también sancionado a realizar 200 horas de trabajos sociales y a pagar unos 200 euros por gastos relacionados con el juicio.
Uno de los aficionados insultó a Sterling durante la celebración de un gol al Bournemouth
Uno de sus amigos, James McConnell, de 57 años y residente en Mánchester fue también condenado por sus observaciones racistas vertidas primero contra dos trabajadores del estadio del City y posteriormente contra el internacional inglés del Bournemouth, Tyrone Mings.
Un aficionado del City informó a los responsables del estadio de los insultos y el comportamiento de McConnel. “Me impactaron y ofendieron sus palabras cuando las escuché y me revolvieron el estómago”, explicó otro de los testigos durante su declaración ante el tribunal que juzgaba a los aficionados.
El City agradeció a los seguidores que denunciaron los hechos y colaboraron con la investigación
El Manchester City se felicitó por las condenas “conformes a la idea de tolerancia cero del club en materia de discriminación” y anunció la prohibición de por vida a ver partidos en su estadio a los dos aficionados.
También agradeció a los aficionados del Manchester City por haber denunciado estos dos incidentes y por su colaboración a lo largo de toda la investigación. Estas sancionados se producen en un momento en el que las ofensas e injurias de carácter racista hacia los jugadores tienden a aumentar en los estadios de Europa.
