El Mundo.- La alarma de un coche salta de madrugada en un pequeño pueblo de la sierra madrileña, a orillas del río Guadarrama. Despierta a su dueño, pero se calma la situación. A los cinco minutos, aquel vehículo explota.
En la madrugada del pasado 24 de abril, entre la una y las dos de la mañana, el automóvil de Adolfo Rodríguez Gil, concejal de Podemos en Los Molinos, se vio envuelto en una bola de fuego. El incendio prendió tres árboles: uno de su jardín, otro de su vecino y el último de la calle. Actualmente, se pueden observar los cristales rotos del vehículo y una gran mancha negra en la calzada.
El edil morado llamó de forma inmediata a los bomberos, que vinieron desde Navacerrada; y a la Policía Local, pero los agentes municipales no prestaban servicio esa noche. «Puede que ese dato lo tuvieran los autores», señala Rodríguez en una conversación con GRAN MADRID. El coche, un Hyundai Tucson, lo rociaron por fuera y por dentro con gasolina.
El político madrileño es, a su vez, miembro de Ecologistas en Acción, en la parte de la Sierra. Desde la asociación indican, en referencia a Rodríguez, que «las personas comprometidas con la emancipación humana y la protección de la naturaleza vienen sufriendo ataques físicos y amenazas durante las últimas dos décadas».
Ecologistas descarta de inmediato la «ignición espontánea»: «Parece una opción muy remota», mantienen. Al igual que el edil, quien afirma que fue una noche «muy fría y gélida» para que sucediera un evento de esa magnitud. El viento dificultó la extinción del incendio y no es una zona que frecuente mucha gente, más allá de los vecinos, tal y como declara el activista.
Pero ese no ha sido el único episodio delictivo que ha atravesado Rodríguez. El molinero recibió, hace tres años, una carta a su domicilio con una bala en su interior. El caso lo investigó el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº3 de Collado Villalba. También ha recibido amenazas de bomba u otras verbales como «a tí un día te van a dar una paliza que te vas a enterar». Le han pinchado las ruedas de otros vehículos anteriores o le han arrancado la matrícula. Ahora mismo no tiene coche y tampoco tiene pensado comprar otro.
Cuando al concejal se le pregunta la razón por la que ha sido durante años la diana de los actos vandálicos de Los Molinos, asegura que él y su formación política llevan «25 años haciendo una oposición férrea contra los pelotazos urbanísticos». Achaca esas actitudes a su activismo, más que a su faceta política. Incluso está convencido de quién depositó el proyectil en su buzón particular, pero en el caso del incendio del turismo no lo tiene tan claro: «Tengo muchas sospechas».
Pero Rodríguez, quien recibe a EL MUNDO en su casa, sostiene que no «le tema a nadie», aunque no descarta que vuelva a sufrir represalias: «Es mejor no tener miedo, sino vives en una pesadilla constante». De hecho, no tiene cámaras de vigilancia en su vivienda y no quiere solicitar un escolta al Ayuntamiento.
El madrileño interpuso la denuncia en el puesto de la Guardia Civil de Los Molinos, aunque el caso derivó al cuartel de Collado Villalba. La Policía Científica del Instituto Armado estuvo durante tres horas recogiendo muestras del turismo para dar con el pirómano. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 6 de Collado Villalba investiga el suceso del coche en llamas. Y sobre el episodio del envío de la bala, se ordenó el sobreseimiento provisional.
Por su parte, desde el Ayuntamiento de Los Molinos condenan los hechos delictivos: «Son cosas que no se pueden permitir en democracia». Miguel Ángel Martín, primer teniente de alcalde de la localidad, dice a este periódico que el concejal morado «no tiene problemas con nadie»: «Se puede comprobar en los plenos del Consistorio. Somos de los pueblos más tranquilos de la Sierra».
Rodríguez celebra, a modo de anécdota «significativa», que hayan comenzado a retirar los restos calcinados de su vehículo. El concejal republicano confirma que ha pedido a la Casa Consistorial, hasta en dos ocasiones por escrito, quitar los vestigios.
El político de Podemos de la sierra de Madrid descarta dejar la política y piensa que su caso se debería elevar a la Audiencia Nacional y juzgar a los autores del incendio por «atentado terrorista» y no por otros delitos como vandalismo. Piensa que es un caso más propio del Alto Tribunal y no de un juzgado ordinario. «A mí, todo esto me afecta. Vienen a verme mis nietos a casa y ven mi coche quemado y se preocupan», sentencia.