El país vive una repentina cadena de escenas xenófobas, incluso con cartas amenazantes en los buzones
ÍÑIGO DOMÍNGUEZ. EL PAÍS.- Un asesor polaco de programas educativos europeos que hacía cola con su hijo en un supermercado de Gloucester la noche del viernes se topó con un tipo que preguntaba a gritos, uno por uno, a quienes estaban en la fila si eran ingleses: «¡Esto ahora es Inglaterra, los extranjeros tenéis 48 horas para salir de aquí! ¿Quién es extranjero aquí? ¿Eres español? ¿Italiano? ¿Rumano?». Este asesor,Max Fras, lo ha contado escandalizado en Twitter, y no es el único que ha denunciado escenas de este tipo. El resultado del referéndum en el Reino Unido,a favor de abandonar la UE, ha desactivado algún mecanismo inhibidor de las expresiones de racismo, porque en tres días se han registrado en distintos puntos del país numerosos episodios de xenofobia. Muchos de ellos han salido a la luz en Twitter, cuando ciudadanos anónimos relataban asombrados escenas que habían sufrido o presenciado. Insultos, amenazas y bravuconadas. Hasta le intentaron quitar el turbante a un ciudadano indio.
Pero el acontecimiento más preocupante ha ocurrido en la escuela St. Peter’s de Huntingdon, una tranquila localidad de 23.000 habitantes a una hora de tren de Londres, con una amplia comunidad polaca en la zona de 10.000 personas. Desconocidos colocaron varios carteles la noche del viernes con la frase, en inglés y polaco, aunque mal traducido, «Dejad la UE/ No más parásitos polacos». También recibieron cartas amenazantes en sus buzones decenas de vecinos de esta nacionalidad, echadas a mano en distintas localidades de la zona, lo que implica varias personas y cierta organización. Daniel Guz, de 40 años, promotor de eventos y popular en la comunidad, habla de «unas 200 cartas». «Estamos preocupados, pero debemos ignorarlo, son solo idiotas», comenta.
Las primeras protestas de las autoridades polacas llevaron al primer ministro, David Cameron, a llamar este lunes por la tarde a la jefa de Gobierno polaca, Beata Szydlo, para expresarle su «preocupación por los ataques» y asegurarle: «Haremos todo lo posible para proteger a los ciudadanos polacos en nuestro país». El centro cultural polaco de Hammersmith, en Londres, también amaneció con pintadas ofensivas. Y fue explícita una manifestación contra los inmigrantes celebrada el sábado en Newcastle por el Frente Nacional, de extrema derecha. El nuevo alcalde de Londres, Sadiq Khan, se reunió este lunes con el jefe de Policía para llamar a los londinenses a «estar en guardia» contra las agresiones xenófobas. «Es mi responsabilidad defender la fantástica mezcla de diversidad y tolerancia de Londres», advirtió. Los polacos son la primera comunidad extranjera de la capital, en un total de 850.000 personas nacidas fuera del país. En el conjunto del Reino Unido los polacos ascienden a 800.000.
«Esta mañana tenía miedo de llevar a mi hijo al colegio, no sabía qué hacer», contaba este lunes Marta Mordal, que lleva un año en Huntingdon y tiene a su niño de cinco años en St. Peter’s. «La atmósfera era rara, nadie hablaba». En el pueblo hay tres tiendas de productos y gastronomía polaca donde se encuentra todo lo imaginable, desde prensa polaca a pepinillos, cerveza y salchichas. Katarzyna Checinska, asesora financiera con dos hijos, lleva aquí11 años y está muy sorprendida, porque nunca se había registrado el menor incidente. «¿Por qué nosotros, los polacos? Aquí vivimos muchos extranjeros, sin problemas, y esto además delante de la escuela. Esta es nuestra casa, nos sentíamos muy seguros, ahora no tanto. Cuando empieza la barbarie no sabes qué va a pasar. Cuando llegué aquí estaba tan contenta, la gente era tan amable, ahora no sé». Algunos incluso tienen miedo de ir su país de vacaciones por si luego no les dejan entrar.
Huntingdon, donde triunfó el Brexit, es un pedazo de historia de Inglaterra. Es la ciudad del estadista Oliver Cromwell —nacido aquí en 1599— y sacrificó muchas vidas humanas en Europa en la Segunda Guerra Mundial, como atestiguan varios monumentos. Los vecinos se muestran disgustados, aunque muchos no sabían nada. En la puerta de la escuela St. Peter’s había este lunes un coche de policía. Los responsables del centro no quisieron hacer declaraciones, solo un comunicado en el que aseguran que esta «horrenda» acción no es obra de nadie de la escuela. El colegio cuenta con un 20% de alumnos extranjeros, de más de 20 países y 30 lenguas «y refleja el paisaje multicultural de nuestro país». Todos en el pueblo esperan que sea un incidente aislado que se olvide pronto. Ya hay quien lo hace: los tabloides sensacionalistas, que han agitado estos años los peores instintos contra la inmigración, no recogían este lunes estas noticias.