Caio Giulio Cesare Mussolini presenta candidatura por el pequeño partido ultraderechista Hermanos de Italia
ANNA BUJ. LA VANGUARDIA.- Mientras el populismo soberanista se prepara para asaltar la UE en los comicios del 26 de mayo bajo la brújula del líder de la Liga, Matteo Salvini, otro nombre ha irrumpido con fuerza estos días en Italia por su intención de trasladar sus bártulos a Bruselas. Se trata de Caio Giulio Cesare Mussolini, es bisnieto del dictador, y pretende lograr un puesto en el Parlamento Europeo con su candidatura por el pequeño partido ultraderechista Hermanos de Italia.
Nacido en Argentina hace 50 años, Mussolini es nieto de Vittorio, el segundo hijo del Duce. La ambición política le viene de familia. Su padre, ya fallecido, Guido Mussolini, se presentó sin mucho éxito a la alcaldía de Roma en el 2001 por los neofascistas Forza Nuova. Sí podrá pedirle consejos a Alessandra Mussolini, nieta del tirano, que es eurodiputada por la Forza Italia de Silvio Berlusconi. Ella no reniega de su abuelo y hace unos días insultó a Jim Carrey –le llamó “bastardo”– por haber publicado una caricatura de su ejecución pública. También está en la arena política la hermana de esta, Rachele, que fue elegida consejera municipal en el Ayuntamiento de Roma por Hermanos de Italia.
Caio Giulio Cesare Mussolini, con un pasado en la Marina, se declara un “patriota”
Caio Giulio Cesare, con su grandilocuente nombre de emperador romano, promete que la formación ultraderechista lo ha elegido por su experiencia laboral y no por su árbol familiar. Antes de querer adentrarse en política fue oficial de la Marina y ha ostentado puestos de responsabilidad en empresas como la antigua Finmeccanica. “Pido ser valorado por lo que he hecho. He adquirido competencias que ahora, de vuelta a casa, me gustaría poner al servicio de mi país”, ha dicho a los medios italianos.
El partido que ha escogido para dar el salto a la vida pública no es trivial. Hermanos de Italia es descendiente del posfascista Movimiento Social Italiano (formado por veteranos y líderes de aquella negra etapa), y bajo el liderazgo de Giorgia Meloni en las pasadas elecciones de marzo del 2018 apenas obtuvo un 4% de los votos. Sin embargo, forma parte de la coalición de derechas que gobierna un gran número de regiones y ayuntamientos junto a la Liga y Forza Italia. Meloni es conocida por su retórica férrea contra la inmigración, su defensa de las familias tradicionales –rechaza el matrimonio homosexual– y sus salidas de tono. Cuando la nazionale fue eliminada del Mundial de fútbol, culpó de la derrota a que hay “demasiados” jugadores extranjeros en la Liga. Cuando un ultraderechista tiroteó a personas negras en Macerata, insistió en regular la inmigración “descontrolada”. Cuando lanzó la campaña del año pasado, no encontró un mejor lugar que la ciudad de Latina, fundada por el régimen fascista en 1932. “Queremos recuperar este sitio simbólico para la derecha italiana”, afirmó entonces.
Para presentar la candidatura de Caio Giulio Cesare Mussolini, Meloni también ha elegido un escenario polémico. El vídeo en que confirma la noticia está grabado frente al Palacio de la Civilización Romana, uno de los edificios que el Duce mandó construir para la Exposición Universal de Roma en 1942, y todo un símbolo de la arquitectura fascista. “Caio ha sido un importante dirigente de Finmeccanica, quince años como oficial de Marina, es un profesional, un militar y un patriota”, presumía la líder de la formación. “Es un honor para mí ser candidato por un partido patriótico como lo soy yo”, sonreía él.
Caio Giulio Cesare Mussolini dice compartir con el partido ultraderechista los valores sobre la inmigración y la familia, y aunque admite que su tatarabuelo cometió “algunos errores”, defiende que también hizo cosas buenas. El candidato a eurodiputado quiere tranquilizar a los italianos y promete que no hará una campaña con saludos romanos. “No soy un fascista”, reitera. “Mi abuelo decía que los fascistas eran los que habían combatido en ese periodo –declaró al Corriere della Sera–. Yo dejaría la historia a los historiadores, continuar desenterrando el pasado es un error. Debemos pensar que el fascismo murió con Mussolini”. Por muy nobles que sean sus intenciones, lo cierto es que, en el 2019, los italianos continuarán encontrando carteles electorales con el nombre de Mussolini. En letras mayúsculas. Más noticias