El Periódico.- Alemania registró en 2023 un incremento del 20% de ataques racistas, antisemitas o ultraderechistas. «El riesgo a sufrirlos ha alcanzado dimensiones dramáticas para cualquier persona de origen extranjero», denunció la presidenta de la Asociación de Asesorías a las Víctimas (VBRG), Judith Porath. «Ahí donde sube el voto a la extrema derecha es donde más se observa este incremento», apuntó por su parte Jens-Christian Wagner, presidente de la Fundación Buchenwald, el centro de documentación de ese antiguo campo de concentración nazi. Fueron 2.589 el total de agresiones de este signo registrados por la VBRG en once entre los 16 Länder o estados federados alemanes, una media de siete al día. Un 12% del total llegaron a la violencia física.
«La violencia verbal no es menos alarmante. Su caldo de cultivo es Alternativa para Alemania (AfD), su brazo parlamentario, que contribuye poderosamente al deterioro de la cultura política», alertó Wagner. Este deterioro se manifiesta tanto en ataques a ciudadanos de origen extranjero y refugiados como a una «relativización de los crímenes del nazismo» y, en definitiva, al antisemitismo.
El propio Wagner relató las situaciones de acoso que sufre por su puesto en esa fundación en Turingia, donde AfD podría convertirse en primera fuerza en las elecciones regionales del próximo septiembre. A las situaciones de intimidación se suman agresiones físicas, cuyas víctimas fueron menores de edad en 585 ocasiones. Sus agresores fueron otros menores o adultos. Porath detalló el caso de la paliza sufrida por una muchacha de 14 años en el patio de su escuela o el de un chico sirio al que lanzaron al vacío desde un puente. La primera agresión fue por motivos antisemitas; la segunda, por racismo.
«Espiral de violencia»
«La violencia de la ultraderecha es la principal amenaza sobre nuestra democracia«, advirtió la ministra del Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser, al presentar las cifras oficiales sobre criminalidad política. En 2023 se alcanzó el récord de 60.028 delitos de trasfondo político, tanto de la extrema derecha como de la izquierdista o del radicalismo islámico. Un total de 28.945 casos procedieron de la ultraderecha, con un incremento anual del 23%. El 33% corresponden a delitos de propaganda o mensajes de odio. Un total de 1.759 personas sufrieron agresiones físicas procedentes de la extrema derecha.
Faeser alertó de la fuerte «espiral de violencia» contra cargos electos, especialmente contra políticos de rango local, más vulnerables. Recordó el caso del eurodiputado socialdemócrata Matthias Ecke, víctima de una brutal paliza cuando colgaba carteles electorales en Dresde. Su caso es la «punta del iceberg» de una violencia creciente en todo el país, pero más especialmente en estados como Turingia y Sajonia, ahí donde AfD tiene opciones de convertirse en primera fuerza.
Juicio a los terroristas golpistas
La presentación de las cifras coincidieron con la apertura del juicio de Frankfurt contra los cabecillas de la trama golpista de los Ciudadanos del Reich, o Reichsbürger, organización ultraderechista que no reconoce las fronteras actuales de Alemania ni a sus autoridades. Se les imputa alta traición y pertenencia a una organización terrorista. Entre los procesados está el llamado Heinrich VII o Príncipe Reuss, un empresario inmobiliario de 71 años que presuntamente sería el nuevo jefe del estado, así como la exdiputada de la AfD y jueza Birgit Malsack-Winkemann. El proceso se desarrolla en paralelo al que arrancó el pasado 29 de abril contra el presunto brazo armado de los Reichsbürger, que según la fiscalía pretendía organizar una red de 286 «brigadas patrióticas» para derogar el orden constitucional. Su plan incluía el asalto al Reichstag, la sede del Parlamento.
Ambos juicios discurren en paralelo. Uno de ellos lo hace en Frankfurt, para los cabecillas del grupo, y el otro Stammheim, para los nueve presuntos integrantes del brazo militar. Se les sumará un tercer proceso en Múnich, en junio. La estrategia de disgregar el procedimiento en tres juicios, para 27 acusados, complica su discurrir, a lo que se suman las maniobras dilatorias de las defensas y los dispositivos de seguridad establecidos para cada uno de ellos.
Los sucesivos escándalos en que está envuelta la AfD -como las sospechas de corrupción procedentes de Rusia y China sobre su cabeza de lista, Maximilian Krah, y su segundo, Petr Bystron– han debilitado sus expectativas ante las elecciones europeas. Del 22% que se le pronosticaba hace unos meses ha caído al 17%. Sigue en la segunda posición tras el bloque conservador, al que se pronostica un 30% de los apoyos. Sin embargo, la última encuesta de la televisión pública ZDF sitúa a la ultraderecha empatada con los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz.