El País.- Las autoridades brasileñas han mostrado preocupación ante la creciente presencia de grupos neonazis en el país. En localidades como Santa Catarina, aún se viven las secuelas de las políticas de extrema derecha favorecidas por el expresidente Jair Bolsonaro.
Apenas en noviembre pasado, una reunión de migrantes haitianos en Itajai recibió una amenaza en la que se exigía que se cancelara el evento o habría “una masacre”. La actividad finalmente se llevó a cabo sin incidentes.
Este año, la Policía Federal de Brasil ha abierto al menos 21 investigaciones por la posesión, distribución y fabricación de artilugios nazis. Es un incremento significativo desde 2018, año en el que solo se indagó un caso de este tipo.
La ley de Brasil castiga el uso de símbolos del nazismo desde 1989. Aún así, los incidentes se han multiplicado, como el decomiso de banderas y grabados nazis a un adolescente en abril pasado, durante una redada en la que también se le retiraron cuchillos, navajas y una pistola falsa.
En 2020, el propio Bolsonaro destituyó al secretario nacional de Cultura, Roberto Alvin, luego de un video en el que el funcionario emulaba a Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler.