KYRA LEVINE. DEUTSCHE WELLE.- Cuando se dio a conocer la noticia sobre el frustrado ataque contra una sinagoga en Alemania este jueves (10.10.2019), recordé las palabras de Martin Luther King: «La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes. Lo que afecta a uno directamente, nos afecta a todos indirectamente”. De la misma manera, el antisemitismo en cualquier lugar es una amenaza para las libertades religiosas en todas partes. Pero su sorprendente resurgimiento ha pasado desapercibido en todo el mundo.
Los judíos que no usan kipá o estrella de David, puede que tampoco se den cuenta del gran alcance del problema. Recientemente, unos niños judíos fueron acosados en escuelas, un rabino atacado en una calle y más de una docena de judíos fueron asesinados en dos tiroteos en sinagogas en mi país de origen, Estados Unidos, el año pasado. Aun así, he tenido la tentación de tachar los incidentes de terribles, pero aislados, como han hecho muchos otros también. Yo soy judía, pero no se me puede reconocer como tal de inmediato. Por esta razón, me siento segura en mi vida cotidiana.
Pero después de lo sucedido en Halle, me doy cuenta de que me equivoqué.
El antisemitismo no ha «regresado», es que nunca se fue
En 2017, el 78 por ciento de los judíos en Alemania sintió que aumentaron las amenazas y el número de ataques contra ellos en un 10 por ciento, 1.646 incidentes, entre 2017 y 2018. Los ataques contra las sinagogas han sido numerosos desde el Holocausto, y las actitudes antisemitas persisten de forma generalizada.
En 2013, participé en la exposición del Museo Judío de Berlín «Toda la verdad: todo lo que quería saber sobre los judíos». En una pantalla algo inusual, varias personas judías respondimos las preguntas y comentarios de los visitantes.
Me chocó la profunda carencia de conocimientos sobre el judaísmo. Me preguntaron, por ejemplo, si estaba circuncidada (nací biológicamente mujer, así que no); otros exigieron que justificara la política israelí (soy judía, no soy ciudadana o experta en el Estado de Israel).
Aunque el Holocausto terminó en 1945, la ignorancia y la repulsiva actitud que lo provocaron se han seguido transmitiendo silenciosamente a otras generaciones. En 2017, más de la mitad de los jóvenes alemanes encuestados, entre 14 y 16 años, no tenía ni idea de lo que había sucedido en Auschwitz. Casi uno de cada siete adultos tampoco podía explicar lo que ocurrió allí. La negación del Holocausto es un delito en Alemania, pero es que el país no ha logrado educar adecuadamente, a todos los que viven aquí, sobre el horror del pasado.
Obligación histórica de Alemania
Solo en 2019, el estado federado de Berlín adoptó el primer plan estatal para combatir el antisemitismo. ¿Qué pasa con el resto de los estados y el Gobierno alemán? A este le tomó casi 80 años nombrar a un comisionado contra el antisemitismo, y cuando lo designó en 2018, no fue una persona judía. Con todo el debido respeto al Dr. Felix Klein, quien tiene una considerable experiencia con comunidades judías en Alemania tanto en este país como en el extranjero, ¿cómo se supone que una persona, sin la experiencia especifica de ser judío en Alemania, puede abordar el tema de las amenazas a las que se enfrentan los judíos cada día? En mayo, Klein advirtió a los judíos en Alemania que dejaran de usar símbolos religiosos como la kipá en público. ¿Cómo puede ser eso útil? ¿Y qué va a hacer Alemania al respecto?
La intolerancia religiosa (antisemitismo, islamofobia o cualquier otra) no se erradicará hasta que cada persona en Alemania sea consciente de por qué es inaceptable y qué causó el genocidio. Debido a su historia, Alemania debe liderar el camino a este respecto. El asesinato en masa de millones de judíos y muchos otros grupos ha sido documentado innumerables veces. Si alguien desconoce estos hechos innegables, debería darnos vergüenza por no haber educado al respecto a las generaciones más jóvenes en profundidad y sistemáticamente.
Después de Halle
Difícilmente puede exagerarse la importancia del Yom Kipur para el judaísmo; judíos seculares como yo, surgimos de la nada en este día. Consideramos a quién lastimamos el último año, cómo podemos hacer las paces y ser mensch, humanos; esa maravillosa palabra alemana y yiddish que usamos para definir a un ser humano honrado. Este año, estuve informando sobre un ataque que me ha llegado hasta la médula. El judaísmo le pide a los padres que ayuden a nuestros hijos a comprender nuestra fe, tradiciones e historia y llevarlos a la sinagoga como lugar de aprendizaje. Por primera vez en mi vida, ayer sentí horror de hacerlo.