CARLOS FRESNEDA. EL MUNDO.- La diputada Joan Ryan se ha convertido en la octava disidente del Partido Laborista y ha denunciado «la cultura del racismo anti-judío» en el momento de su partida. «Me siento horrorizada y ofendida por el fallo del laborismo a la hora de atajar el antisemitismo y por los abusos permitidos por el liderazgo del partido», declaró Ryan, que denunció la existencia de «una guardia estalinista» en el entorno de Jeremy Corbyn.
El antisemitismo, más que el Brexit, fue también el detonante de la fuga de la Luciana Berger, que abandonó el Partido Laborista el lunes junto con otros seis diputados. La parlamentaria por Liverpool, de 37 años, fue víctima de varios ataques verbales a manos de la ultraderecha en el 2014.
Uno de sus agresores, el neonazi Garron Helm, fue sentenciad a un mes de cárcel. Desde el 2018, cuando criticó a su propio líder, Jeremy Corbyn, por no condenar un mural antisemita, Berger recibió múltiples ataques de ala izquierda de su partido. Las amenazas fueron tales que tuvo que asistir a la última conferencia nacional protegida por un guardaespaldas. «No puedo permanecer en un partido que se ha convertido en una fuerza institucionalmente anti-semita», dijo en el momento de su renuncia como laborista.
«El liderazgo del partido no ha sabido acometer el odio a los judíos dentro de la propia organización. Quiero dejar atrás esta cultura de intimidación y fanatismo».
El número de incidentes antisemitas en el 2018 aumentó un 16% en el Reino Unido y superó el listón de los 1.650, el nivel más alto desde 1984., según datos del Community Security Trust, que destaca como factor primordial «las crecientes divisiones en nuestro país y en nuestra política».
