La Voz de Asturias.- Educación explica que el protocolo funciona y que por eso se destapan más situaciones de «bullying». El ciberacoso es la modalidad que más crece respecto a años anteriores.
El acoso escolar ha existido siempre, pero no ha sido hasta hace unos pocos años cuando se ha empezado a tratar con la importancia que requiere. Las diferentes administraciones han implementado campañas y aprobado protocolos para denunciar y frenar el «bullying» y eso se ha traducido en un aumento de la conciencia social. Prueba de ello es que los casos -tanto los denunciados como los confirmados- no han parado de crecer en los centros educativos asturianos, con la excepción del periodo de la pandemia. Solo el curso 2021/2022, el número de denuncias se incrementó un 44%, aunque es una comparativa es engañosa porque se realiza respecto a un curso en el que se aplicaron importantes restricciones por el covid. Aunque con porcentajes más moderados, ese aumento es la tónica habitual en el último lustro. La Consejería de Educación explica que si cada vez afloran más situaciones de este tipo es debido a que el protocolo funciona.
Los datos de la consejería son elocuentes. En el curso 2017/1018 se registraron 129 denuncias, el año siguiente 179 (ahí se sitúa el récord), y tras el descenso de los ejercicios de la pandemia, en el 2021/2022 la cifra volvió a subir a 167 (un 44% más que el año anterior). Estos números son de denuncias, pero en lo que respecta a casos confirmados, el incremento es aun mayor. De los 6 casos del 2017/2018, se pasó a 20 en el 2018/2019, 22 en el 2019/2020, 31 en el 2020/2021 y 40 el curso pasado. Es decir, la cifra siguió creciendo incluso durante la pandemia.
Los datos de Educación están detallados por curso, etapa educativa y tipo de acoso. En el 2021/2022, el último del que se disponen cifras completas, el número más elevado de denuncias corresponde a las agresiones físicas y verbales (57), seguido de la amenazas, humillaciones e intimidaciones (50), el ciberacoso (20), aislamiento del grupo (18), insultos (11), insultos homófobos / racistas/ condición religiosa (6), intimidatorio de carácter sexual (4), vejaciones (1) y otras causas (1). En total, 168 denuncias, de las que fueron confirmados 40 casos de acoso.
Aunque todos los tipos de bullying son denunciables, el ciberacoso es uno de los más preocupantes debido a su crecimiento en los últimos años. El uso cada más generalizado de las nuevas tecnologías provoca que los casos no se restrinjan al ámbito educativo sino que continúan más allá de los muros del centro escolar. El último ejercicio se presentaron 20 denuncias de este tipo, mientras que en 2017/2018 habían sido 12.
Casos por etapa educativa
Los datos de Educación reflejan que el acoso aumenta en todas las etapas educativas en los cinco últimos años, con la única excepción de Bachillerato. En la ESO es en la que más denuncias se registraron en el último curso completo (83), por delante de Primaria (60), FP (8) Infantil (4), EBO (2) y Bachillerato (1). El reparto de situaciones denunciadas por etapas es similar en el último lustro.
En el curso 2019/2020 comenzó a ampliarse la recogida de información por parte del servicio de Inspección Educativa, distribuyendo los casos constatados de acoso escolar por etapas educativas. De las 168 del último curso, se constataron 42, de la que 26 fueron en la ESO, 12 en Primaria y 4 en Infantil.
Medidas educativas y correctoras
Una vez detectados estos casos, el Principado pone en marcha una serie de medidas para tratar de corregir la situación. En el curso 2021/2022, se realizaron 4 tutorías individualizadas, 17 tutorías grupales, 9 intervenciones del orientador y 14 medidas de vigilancia.
Además, se suspendió la asistencia al centro de 24 alumnos acosadores, a otro se le expulsó de las actividades extraescolares, se realizaron 4 amonestaciones verbales, 4 cambios de grupo e incluso un cambio de centro educativo.
La explicación de Educación
Fuentes de Educación reconocen que existe un incremento de las denuncias presentadas y también de los casos que se han concretado a raíz de las denuncias. En cuanto a las razones que explican esta situación, señalan como la primera que «el protocolo contra el acoso escolar del Principado de Asturias está funcionando». Desde su puesta en marcha en el curso 2017/2018, «se ha depurado su funcionamiento», aseguran, y eso ha servido «para mejorar la detección y para dar una respuesta más ajustada al alumnado», añaden. Desde la consejería reiteran que «hay más casos porque se detectan más y porque se ha conseguido una sensibilización social» y aseveran que «tanto las direcciones como la inspección educativa saben cómo deben actuar ante la sospecha de un caso».
En segundo lugar, apuntan como otra de las causas del incremento «las denuncias vinculadas al mal uso de las nuevas tecnologías, lo que se denomina ciberacoso». La Consejería de Educación, «consciente del crecimiento de este fenómeno a nivel social y de su posible repercusión en los espacios educativos», según indican, ha aplicado una actualización del protocolo del curso 2017/2018 para añadir el ciberacoso.
El Servicio de Inspección Educativa realizó la actualización del documento y además «organizó sesiones de trabajo con las direcciones para informar de las novedades. El documento recoge las conductas constitutivas de un posible caso de ciberacoso, como son la difusión digital de contenidos ofensivos por cualquier medio electrónico, y detalla el procedimiento que deben seguir los centros docentes», explican. En la misma línea, ahora trabaja en la actualización para incluir de manera más específica la LGTBifobia. Este trabajo «estará listo antes del 15 de diciembre», apuntan.
Por último, las mismas fuentes afirman que «la administración educativa considera que es necesario seguir trabajando para fomentar la convivencia en los centros educativos, sobre todo, desde un punto de vista preventivo, para evitar conflictos». «Existen multitud de medidas en este sentido, como por ejemplo, los planes de convivencia que elaboran los centros, la figura del coordinador de convivencia y, desde el curso pasado, el coordinador de bienestar y protección del alumnado, la nueva figura que surge tras la aprobación de la ley La Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia», concluyen.