Un estudio alerta sobre el fenómeno de la victimización y su continuidad a lo largo todo el ciclo vital de estas personas y no solo durante el período de la infancia
ÁNGEL LARA. LA RAZÓN.- Nueve de cada diez personas con discapacidad intelectual o del desarrollo han sufrido algún tipo de victimización, es decir algún daño o perjuicio causado mediante un comportamiento contrario a las normas sociales por parte de una persona o grupo de personas, y han vivido una media de 6 situaciones de victimización diferentes.
Según un estudio realizado conjuntamente por Dincat Plena Inclusió, la Fundación Vicki Bernadet y la Universidad de Barcelona, el escenario en el que se suelen producir estos episodios de victimización es la calle (21%), especialmente en el caso de las personas personas adultas, y el ámbito doméstico (20,1%) en lo que se refiere a la infancia . Este estudio diferencia entre cinco tipos de victimización: delitos comunes y violencia entre iguales, victimización por cuidadores, victimización sexual, exposición a la violencia y victimización electrónica. En el primer ámbito, nueve de cada diez personas entrevistadas dice haber sufrido algún tipo de violencia entre iguales o delitos comunes, siendo la victimización psicológica la más frecuente (64%), seguida por los robos (48%) y la agresión física (40%), pero sólo 7 de cada 10 comunican esta situación y suelen hacerlo a través de los profesioanles de la ámbito socioeducativo (39%) y los padres (30%). En lo referente a la victimización por parte de cuidadores o familiares, 6 de cada 10 entrevistados dicen haberla sufrido alguna vez, en un 36% de los casos mediante violencia física mientras que la violencia psicológica representa el 25%. La mitad de estas víctimas da visibilidad a esta situación y lo hace mediante comunicación principalmente en el ámbito socioeducativo (27%) o los padres (23%).
Por lo que respecta a la victimización sexual, el estudio pone de relieve diferencias según el género de la persona discapacitada. Así, cinco de cada diez mujeres y 2 de cada diez hombres han sufrido algún tipo de victimización sexual. Concretamente, un 29% de las mujeres entrevistadas han sufrido tocamientos y un 24,5%, relaciones sexuales no deseadas con penetración; mientras que en el caso de los hombres estos porcentajes se sitúan en el 12% y el 7%, respectivamente. En este tipo de victimización son los padres la figura de referencia de las víctimas a la hora de explicar lo sucedido (44%), por delante de los profesionales del ámbito socioeducativo (25%), aunque cuatro de cada diez víctimas opta por guardar el secreto. Por su parte, la exposición a la violencia es un tipo de victimización que afecta a 6 de cada 10 personas encuestadas y estos episodios suelen producirse en el ámbito comunitario (55%) y el familiar (25%), pero lo más destacado de este tipo de victmización es que es la que menos se comunica (37%) siendo los profesionales del ámbito socioeducativo la figura de referencia. Por último, dos de cada diez personas entrevistadas dicen haber sufrido algún tip de victimización electrónica.
En cuanto a la franja de edad de la víctima, sólo en el caso de la agresión física entre iguales, la violencia física por parte de cuidadores y familiares, y la exposición a la violencia en el ámbito familiar, ésta era menor de edad cuando sufrió el último episodio, mientras que en el resto la mayoría eran ya víctimas adultas.
Actuar para prevenir
Así pues, estos datos ponen de relieve que las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo son un colectivo de riesgo y que si bien la prevalencia de victimización es similar a la obtenida con otros grupos de riesgo, en este caso ésta continúa a lo largo de todo el ciclo vital y no se limita al período de la infancia. Además, los testimonios de las personas entrevistadas apuntan a que la persona de referencia a la hora de comunicar estas victimizaciones por parte de quienes las sufren se encuentra en el ámbito socioeducativo, mientras que en le caso concreto de los menores de edad, estos episodios o no se detectan o se protegen.
Ante este panorama, las entidades que han participado en el estudio han puesto en marcha ya la fase cualitativa de la investigación con el fin de comprender mejor los datos obtenidos a partir de las experiencias de las mismas personas con discapacidad intelectual y del desarrollo. Con dicho objetivo, se han creado grupos de trabajo con personas que están implicadas de uno u otra, forma como representantes de las administraciones, profesionales del sector, las propias personas con discapacidad y sus familiares y durante este mes el trabajo se centra en la victimización en los centros escolares, aunque a partir de noviembre el foco será la victimización sexual. La previsión es llevar a cabo en diciembre una valoración para escoger las temáticas a abordar el año próximo y definir la propuesta de acciones de mejora para reducir y prevenir la victimización. valiente
En este sentido, ayer la presidenta de Dincat, Rosa Cadena, hacía hincapié en la importancia de este estudio, el primero de estas características a nivel europeo, el cual considera que «marcará un antes y un después y será una herramienta para pedir a todo el mundo que actue». Por su parte, Neus Munté, vicepresidenta de la Generalitat, indicaba al respecto que «disponer de estos datos es un primer paso». «Ahora tenemos que actuar todos».