LOURDES GÓMEZ. EL MUNDO.- Varios cientos de personas se han movilizado contra la presencia en Edimburgo de Nigel Farage, el populista y polémico líder del Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP), que limita su programa electoral a un intransigente cóctel en contra de la Unión Europea, la inmigración y el progreso social. Bajo el lema «Unidos contra UKIP», los manifestantes han ocupado los accesos al Corn Exchange, un local del centro de la capital escocesa elegido por Farage para extender su campaña más allá de su feudo tradicional en Inglaterra.
«La política de racismo e intolerancia de Farage no es bienvenida en Escocia», advirtió en la tarde del viernes Andrew Ashe, de la Campaña por la Independencia Radical de Escocia y principal organizador de la movilización. Entre las pancartas se leían mensajes de repulsa por la «homofobia, misoginia» y el objetivo de UKIP de cerrar las fronteras británicas al resto de los europeos. La protesta seguía particularmente activa en twitter y otras redes sociales. «Escocia secunda todo lo que UKIP rechaza», advirtió una usuaria en su mensaje.
Atrincherado en un pub por temor a ser linchado
Farage es persona non grata en Escocia. En su anterior visita a Edimburgo, el líder de UKIP se tuvo que atrincherar en un pub del casco viejo por temor a ser linchado por la masa de manifestantes. En las últimas horas, la protesta se mantenía vibrante pero sin graves altercados violentos.
La repulsa popular parece dar fuelle al carismático líder y eurodiputado del UKIP. Tiene la victoria prácticamente asegurada en las europeas, según los sondeos de intención de voto, y representa una seria «amenaza» a los conservadores, según ha admitido el propio primer ministro David Cameron. «Su visión es totalmente irreal y pesimista», alertó el premier tory antes de pedir esta tarde el voto a «la política de las respuestas, no a la política de la ira».
Cameron se ve encajonado con el protagonismo que su principal rival en la derecha británica va cosechando pese a las continuas subidas de tono de sus correligionarios en el UKIP. En vistas a los sondeos satisfactorios, Farage ya no solo apunta a Inglaterra sino enfoca sus hirientes tiros en tierras escocesas, donde proyecta ganar uno de los seis escaños al Parlamento europeo. «Ukip va a tener una voz en la política de Escocia y la gente que más nos ha de temer son los llamados nacionalistas, que no son nacionalistas para nada puesto que desean convertir Escocia en una provincia de la Unión Europea», retó antes de viajar a Edimburgo.