Dos aficionados del Real Sporting de Gijón residentes en Madrid tuvieron que ser defendidos por hasta cuatro policías al ser agredidos, verbal y físicamente, en mitad del encuentro entre el Sporting y el Valladolid.
08/06/2018 La Voz de Asturias.- Los seguidores rojiblancos se pusieron en contacto con La Voz de Asturias para contar su versión de los hechos:
El lunes, P.A.R. se desplazó hasta Valladolid para comprar dos entradas, ya que les resultaba casi imposible poder adquirirlas en Gijón por razones lógicas al residir en Madrid. Al ver que el encuentro es declarado de alto riesgo, A..G.G. se pone en contacto con el Real Valladolid en diversas ocasiones para solicitar una reubicación hacia el sector visitante, donde el lunes no habían podido comprar entradas en Valladolid.
Finalmente, y tras intentarlo de nuevo en la taquilla del estadio, los sportinguistas no fueron reubicados, por lo que acceden al estadio sin camisetas del Sporting bajo el objetivo de evitar cualquier tipo de problema, aunque habían viajado con el equipo durante gran parte de la temporada sin contratiempo alguno.
Tras el primer gol, los aficionados locales de las primeras filas detectan que no lo celebran y se giran para mofarse de ellos.
Tras el segundo tanto del Valladolid, ocurre lo mismo, aunque parte de la grada trata de calmar la situación y cuando parece que se impondrá el respeto, llega el tercer gol local y aumentan las mofas por parte más aficionados pucelanos, desde las filas traseras se les lanza un vaso lleno de bebida a la cabeza y una serie de individuos de otro sector se acercan para increparles, ante lo que los sportinguistas reaccionan pidiendo de nuevo respeto, algo que no consiguen y que solo alimenta las mofas, que se tornan en insultos y empujones en actitud agresiva y amenazadora, tanto por número, como por el tamaño físico de los agresores.
Momento en el que A.G.G se ve por completo superada ante la situación límite y ve como la buena intervención de cuatro policías llega en el momento clave para acudir a su rescate y ser conducidos a una zona segura, aunque con todavía el miedo a poder ser fuertemente agredidos en la salida del estadio, algo que por suerte, finalmente no ocurrió.
El nivel de violencia verbal estaba siendo de tal nivel que la policía tuvo que permanecer en el anteriormente citado sector solicitando calma, ya que pese a su presencia siguieron las agresiones verbales al mismo nivel de intensidad.