«Tengo parálisis cerebral y voy en silla de ruedas. Hace unas semanas fui a tomarme una copa a un bar y no me dejaron sentarme dentro. La camarera nos dijo que ese sitio era solo para personas», cuenta Sebastián. En España hay 120.000 personas con parálisis cerebral. ASPACE ha lanzado una campaña para dar visibilidad a la discriminación diaria que sufren
TERESA RUBIO. CADENA SER.- Sebastián tiene parálisis cerebral y va en silla de ruedas. Hace un par de semanas fue con sus amigos, también en silla de ruedas, a un bar de Matalascañas. «Era por la noche y nos queríamos tomar una copa. Entramos en un local y le dije a la camarera que si nos podía quitar las sillas, para poder ponerme ahí con mis amigos. La camarera me contestó: ‘No, es que aquí se sientan personas’. Me quedé muy sorprendido con su contestación».
Les ofrecieron una opción: sentarse en la terraza. «Fuimos a pedir la consumición, pero no nos dejó. Nos dijo que en nuestro estado no nos podía servir una bebida con alcohol, a pesar de que les enseñamos el DNI, para demostrar que eramos mayores de edad». Después de pedir cinco veces la hoja de reclamaciones sin que les atendieran, Sebastián y sus amigos terminar denunciando la discriminación que sufrieron en una comisaría. «Pero a mi el daño ya me lo han hecho», cuenta Sebastián, «no me han querido poner la consumición por mi condición».
Este domingo se celebra el Día Mundial de la Parálisis Cerebral y el Movimiento Aspace ha lanzado una campaña para denunciar la discriminación constante que sufren. El lema es «Dale la vuelta» y quiere mostrar, con un vídeo, cómo sería el día a día si la mayoría de la población tuviera parálisis cerebral y lo «especial» fuera no tenerla.
«Entre los derechos más quebrantados destacan la discriminación social arbitraria, la imposibilidad de participar en actividades culturales y de ocio, la falta de apoyo en entornos educativos ordinarios, la falta de accesibilidad universal y la invasión de su intimidad personal», dicen desde ASPACE.
Situaciones como la que ha sufrido Sebastián son, aseguran, habituales. No poder entrar en una discoteca, no poder subir a un autobús, no recibir el mismo trato en un colegio o en el médico. «Un día fuimos a una playa, estábamos bañándonos y los vecinos se quejaron. Pensaron que íbamos a contagiarles una enfermedad», cuenta otra de las víctimas. En España, hay 120.000 personas con parálisis cerebral y el 80% tienen necesidades de apoyo.