Ian Austin anuncia que abandona el Partido Laborista, aunque no se irá al Grupo Independiente como han hecho otros ocho colegas desde el lunes
PATRICIA TUBELLA. EL PAÍS.- Un noveno diputado laborista británico ha decidido abandonar las filas del partido por su escoramiento a la izquierda bajo el liderazgo de Jeremy Corbyn y por lo que ha calificado de “cultura de extremismo, antisemitismo e intolerancia” de la formación. Ian Austin no va sin embargo a ingresar en el nuevo Grupo de Independientes de la Cámara de los Comunes, integrado por ocho compañeros de exlaboristas y otras tres parlamentarias conservadoras que han desertado de sus respectivas formaciones esta semana.
“Siempre digo la verdad a mis electores de la circunscripción de Dudley North (centro occidental de Inglaterra) y por eso nunca podría pedirles que votaran a Jeremy Corbyn como candidato a primer ministro”, ha manifestado Austin, de 53 años, a la hora de anunciar su deserción a través del diario Express & Star. Sus argumentos son similares a los del grupo de diputados que ya decidieron abandonar el Labour antes que él: la supuesta impronta antisemita del partido desde la elección de Corbyn en 2015 y la incapacidad del líder de presentarse como una alternativa viable a los tories en el poder.
Mientras Corbyn intenta lidiar contra la revuelta interna que socava su liderazgo, el campo de sus rivales conservadores aparece igualmente revuelto. Decenas de diputados que hasta ahora habían permanecido leales a la primera ministra, Theresa May, amenazan a la premier con una rebelión para evitar la perspectiva de un Brexit desordenado, esto es, de una salida de la Unión Europea sin que medie un acuerdo. Los portavoces de ese grupo, que ronda la treintena de diputados y congrega tanto a detractores como a partidarios del Brexit, se muestran dispuestos a considerar “otras alternativas” si May no consigue un apoyo mayoritario en la Cámara de los Comunes a los retoques del acuerdo sobre el divorcio con la UE que está negociando con Bruselas.
Su principal motivación es evitar un abandono a las bravas de la UE que, a su entender, dañaría al sector de los negocios y sembraría el caos en los puertos. Por ello no descartan prestar su apoyo a una enmienda que se someterá a votación la próxima semana y que intenta imponer una prórroga del Brexit —se habla de tres meses desde el 29 de marzo— y prohibir que la salida se consume sin acuerdo previo con los socios comunitarios.