CARMEN VALERO. EL MUNDO.- Alemania ha empezado el año con el peor ataque cibernético de su historia, con la filtración masiva de documentos y datos personales de sus políticos y gobernantes, incluidos la canciller Angela Merkel y el Jefe del Estado, Frank-Walter Steinmeier. Pese a los escudos de seguridad instalados en la red por los servicios de inteligencia tras los ‘hackeos’ que ha venido sufriendo desde Rusia, que vuelve por ello a estar bajo sospecha. Expertos informáticos creen sin embargo este robo histórico de datos no se ajusta al modus operandi de los ‘hackers’ porque incluye la difusión de fotos con niños, lo que atenta contra la ética de esos activistas. Apuntan a un acto criminal con fines de extorsión o para difamar al personaje.
Sea como fuere y eso lo determinará la investigación, «estamos ante hechos muy graves, el autor de este ataque quiere dañar la confianza en nuestra democracia y nuestras instituciones», ha afirmado la ministra de Justicia, Katarina Barley.
Según la viceportavoz del Gobierno, Martina Fietz, la filtración es masiva. Afecta «a todos los estamentos», es decir a diputados federales, europeos, regionales e incluso autoridades municipales, salvo a los miembros de la populista de derechas Alternativa para Alemania (AfD). Si se trata de una casualidad o de un guiño a esta formación por sus simpatía hacia Rusia, desde donde operan la mayoría de los piratas cibernéticos, es algo que los servicios secretos alemanes deberán aclarar en la investigación que ha abierto la Fiscalía Federal.
Según la radio RBB, el medio que destapó el caso, los datos empezaron a publicarse en las redes sociales antes de Navidades, pero sólo llamó la atención el jueves por la noche. Se trata fundamentalmente de números de teléfono y direcciones postales, documentos internos de los partidos, tarjetas de crédito, documentos bancarios, facturas, conversaciones en chats, fotos e informaciones de ámbito familiar. En el caso de Merkel, se han difundido una copia su carné de identidad, su número de fax y varias cartas.
En total, hay 405 políticos de la Unión Cristianodemócrata (CDU) afectados, unos 294 del Partido Socialdemócrata (SPD), alrededor de un centenar de Los Verdes, 82 de La Izquierda y 28 de los liberales del FDP. A esa relación se añaden artistas, periodistas de la televisión pública y representantes de ONG. Los casos más relevantes fuera del ámbito de la política son los del periodista deportivo Hajo Seppelt, que destapó el escándalo del dopaje sistemático en Rusia, y el del humorista Jan Bohmermann, que generó en su momento tensiones diplomáticas por una sátira contra Recep Tayyip Erdogan.
«Los datos robados proceden de distintas fuentes, se trata de un efecto dominó y entre las víctimas hay una combinación de actores, youtubers y políticos. Esto es atípico. No es una campaña política, como fue el caso Wikileaks, o para dañar un sistema o un partido. Se trata de datos, personas y muchas fotos con niños. No es la forma del actuar del clásico ‘hacker’, iría contra por su propia ética» declaró Timo Kob, jefe del grupo federal de seguridad informática que asesora a la CDU.
Efectivamente, entre esa información pirateada, «ninguna que pueda calificarse de sensible» para la seguridad del Estado, según la portavoz gubernamental, quien, en un intento por relativizar el asunto especuló con la posibilidad de que algunos de los datos difundidos sean falsos. Desde el Ministerio de Interior, la única información facilitada hasta ahora es que se «se trata de paquetes de datos actuales y antiguos» y que se está intercambiando información con servicios secretos extranjeros para acotar la búsqueda y poder determinar la procedencia del ataque.
Las primeras investigaciones apuntan hacia una plataforma cuyo operador podría estar ubicado en Hamburgo, aunque varios medios apuntan a Rusia o China. Para tirar del hilo, los agentes cuentan además, con la cuenta de Twitter desde la que se ha ido difundido los esos datos. El propietario de la cuenta, abierta hace cuatro años, se describe como un «investigador de seguridad, artista y sátiro». Probablemente se trate de un ordenador con el sistema operativo Windows en alemán y existen indicios de que la cuenta fue hackeada.
No es la primera vez que Alemania es víctima de un ciberataque. El 8 de mayo de 2015, la red informática del Bundestag (cámara baja) sufrió un ataque que la hizo colapsar. Se robaron 16 gigabytes de datos con más de un millón de correos electrónicos de políticos. Los servicios secretos inculparon a Moscú. A ese ataque le siguieron otros a los ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa, además de a la red de datos del Ejecutivo y de la propia agencia de inteligencia. Se identificó como autores al grupo ruso de ciberspionaje APT28, también conocido como Fancy Bear. Los expertos estadounidenses y japoneses le relacionan directamente con la cúpula de la inteligencia militar de Moscú.