El País.- La Policía Nacional y la Guardia Civil han identificado que el 37% de las personas arrestadas eran menores.
La Policía Nacional y la Guardia Civil han detenido en el último año a 1.399 miembros o simpatizantes de bandas juveniles violentas en la Comunidad de Madrid, y el 37% de ellos eran menores de edad. Así lo ha indicado este viernes la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, en la Comisión de Estudio de la Asamblea para abordar el fenómeno de las bandas juveniles violentas en la región.Entre otros datos, González ha expuesto que en los últimos doce meses ha habido 110.000 identificaciones, de las que un 56% son españoles. Además, se han intervenido 646 armas, solo una de ellas de fuego, y requisado 400 navajas y cuchillos, 65 machetes, 5 pistolas detonadoras y 93 balas y puños americanos. También se han levantado 4.360 de actas de droga.Otro de los aspectos destacados es que en el último año han percibido una paulatina integración de la mujer en esas bandas. Todavía es escasa, pero da cobertura a los miembros varones. “Hay mujeres embarazadas muy jóvenes que ocultan en sus carritos de bebé las drogas y armas”, ha explicado la delegada.Estructuras “más flexibles y dinámicas”Los pandilleros han pasado de organizarse en grupos jerárquicos y piramidales, a otras estructuras “más flexibles y dinámicas”, y de forma más integrada en el barrios. Actualmente, según datos de la delegada, hay activos entre 350 y 400 miembros de bandas urbanas violentas en territorio de la Policía Nacional, y entre 200 y 250 en Guardia Civil. “Estamos hablando de un número muy reducido de jóvenes”, ha matizado González.Solo hay cuatro bandas que operan en Madrid: Latin King, Ñetas, Dominican Don’t Play y Trinitarios. También están los Forty Twoo y los Blood, pero “con escasa incidencia y hermanados con los Trinitarios, que tienen mismo objetivo, sintonía y bandas rivales.”, ha señalado la delegada. Y están divididos internamente en foros o capítulos, con entre 15 y 20 integrantes cada uno.Todos estos grupos reparten sus territorios, pero en algunos coexisten dos bandas y es donde se producen más conflictos. “Los encuentros fortuitos finalizan en agresiones. Se mueven en medios de transporte público”, ha apuntado González. Los delitos más habituales son las riñas y las lesiones ―con miembros de bandas rivales― y el robo con violencia e intimidación, que puede ser a cualquier víctima.
