El País/Juan Navarro.- La Policía ha actuado en Burgos, Logroño, Pamplona, Zaragoza y Madrid en la llamada Operación capucha.
La Policía Nacional ha detenido a 64 ultras de cinco provincias por protagonizar escenas violentas antes de los partidos de fútbol que enfrentaban a sus respectivos equipos. Los arrestados proceden de Burgos, Zaragoza, Madrid, Logroño y Pamplona y están relacionados con “desórdenes públicos y riñas tumultuarias violentas”. La macrooperación policial, llamada “Operación capucha”, ha tratado de reducir la presencia de grupos radicales para contener la violencia en el deporte, en este caso de fútbol. La principal batalla campal entre los bandos se produjo el pasado 27 de noviembre en Burgos, entre hinchas locales y aficionados visitantes, y a raíz de ese episodio se ha tejido la actuación que se ha saldado con los 64 arrestados.
Los agentes han actuado en estas cinco provincias después de los hechos vividos en Burgos entre aficionados violentos burgaleses y zaragozanos a finales de noviembre. La investigación ha confirmado que se trataba de integrantes de la peña ultra Resaca castellana por parte de los locales y del grupo Ligallo, llegados desde Aragón y con indicios de haberse citado antes del choque para agredirse. En aquel momento encendieron bengalas y se arrojaron sillas, botellas, mesas y se dieron puñetazos, según mostraron vídeos de clientes y aficionados normales que se refugiaron en bares cercanos al estadio burgalés del Plantío. El conflicto implicó a decenas de personas y provocó que el Burgos CF y el Real Zaragoza condenaran conjuntamente los hechos antes del partido, que terminó empate a dos.
Aquellos tumultos, según el comunicado emitido por la Policía, amenazaron “el orden social” y pusieron en peligro “la vida e integridad de las personas” por el empleo de medios peligrosos como el mobiliario urbano antes mencionado. Las pesquisas revelaron que en aquella pelea multitudinaria había indicios de “planificación previa” que apuntaban a grupos violentos como el Viejo Fondo, del Logroñés; del Frente Bokerón, del Málaga; o de Indar Gorri, de Osasuna de Pamplona. La Policía ha informado de que Ligallo y Resaca Castellana, a quienes conocen de episodios violentos previos, habían protagonizado altercados similares en temporadas anteriores. Estas algaradas propias de grupos radicales enemigos por motivos deportivos o ideológicos se conocen como “Drakas”, en la que directamente los ultras quedan para atacarse, en muchas ocasiones con el rostro cubierto por capuchas como las que han dado nombre a la intervención policial.
La operación ha sido dirigida por el juzgado de Instrucción 2 de Burgos y la ha coordinado la Comisaría General de Información, que ha puesto el foco en estas escenas peligrosas relacionadas con los vándalos, extendidos por toda la Península en torno a clubes de distintas categorías. Los agentes que han participado pertenecen a las brigadas provinciales de información de las cinco provincias donde se ha actuado también con el apoyo de la Oficina nacional de deportes. Fuentes del entorno de la investigación aseguran que esta clase de batallas campales y animadversiones entre grupos radicales tiene también que ver con los momentos deportivos de cada entidad, pues en el caso del Burgos el club ha pasado muchos años en la entonces Segunda División B y sus rivales no tenían el empaque, ni la rivalidad, de los que se encuentra desde que ascendieron hace dos años. Así, han vuelto a encontrarse con oponentes como el Málaga CF, el Sporting de Gijón o el Racing de Santander, con cuyos respectivas facciones violentas han tenido choques desde entonces.