A siete meses de la agresión, la fiscalía de Oaxaca anuncia la captura de Juan Vera, exdiputado del PRI. En diciembre, las autoridades aprehendieron a los autores materiales del ataque
PABLO FERRI. EL PAÍS.– La fiscalía del Estado de Oaxaca, en el sur de México, ha anunciado la detención de Juan Vera por el ataque con ácido contra la joven María Elena Ríos, ocurrido en septiembre. Vera, de 43 años y Ríos, de 26, mantuvieron una relación años atrás, cuando el primero era diputado local por el PRI y ella entró a trabajar en su gabinete de comunicación. En julio del año pasado, ella decidió que no quería verle más. En septiembre, él habría ordenado el ataque. El político contrató presuntamente a otras dos personas para la agresión. La fiscalía anunció la captura de los dos en diciembre.
Ríos sufrió quemaduras gravísimas, perdió un ojo y la movilidad de media cara. Los médicos trataron de usar piel de la espalda para repararle partes dañadas, pero su cuerpo las rechazo. Además del ataque, la mujer y su familia han enfrentado la desidia de las autoridades. Intentaron que Ríos fuera atendida en un centro especializado desde el primer momento, pero ninguna autoridad les ayudó. La familia ha gastado decenas de miles de pesos, pero teme que el tratamiento haya llegado demasiado tarde.
Tras la ejecución de la orden de aprehensión, presentaremos a Juan Antonio V. C., ante la autoridad judicial, para ser juzgado por los hechos que se le imputan en torno al caso de la joven M. E. R. O. Ratificamos nuestro compromiso con las mujeres víctimas de delitos.
Entre la enorme cantidad de feminicidios y agresiones contra mujeres que se registran cada año en México, la de María Elena Ríos provocó un enfado especial. Por un lado, una mujer joven, emprendedora, saxofonista y por otro, un tipo mayor, en una posición de poder -por hombre, por político y por empleador- que la había maltratado física y psicológicamente antes de la última agresión. Y que aún tuvo la desfachatez de aparecer en una radio local, después del ataque, para decir: “María Elena Ríos trabajó conmigo y tenemos una amistad, pero eso no implica nada. Si tienes un estilo de vida sano así te va, pero si tienes un estilo de vida fuera de lo normal vas a tener problemas”.
En una entrevista con EL PAÍS en diciembre, Silvia Ríos, hermana de Maria Elena, explicaba que Vera “era un celoso, la agredía mucho, la insultaba… Y además la seguía, no solo a ella, a mí también, para ver dónde estaba. Eso es lo que ponen los mensajes». Silvia contaba que guarda todos los mensajes en un disco duro, porque teme que la fiscalía pierda su copia.
Según lo que ha contado la propia María Elena, el ataque se produjo el lunes 9 de septiembre por la mañana. Desde hacía unos meses, gestionaba su propia agencia de viajes en Huajuapan, su pueblo. A eso de las 10 de la mañana llegó un hombre. Días antes, esa misma persona se había comunicado por teléfono para pedirle una cita, con el falso objetivo de que le ayudara con unos trámites del pasaporte. Ríos le hizo pasar, se sentaron. Ella se giró un momento y él aprovechó para verterle el ácido. La joven ha calculado que fueron dos litros.
En diciembre, las autoridades capturaron a este hombre por el ataque. También detuvieron a otro hombre, padre del anterior. Le acusan de ser su cómplice.
El ataque contra María Elena Ríos generó tal enfado que incluso provocó un cambio en la legislación oaxaqueña. En marzo, el Congreso local aprobó una reforma del código penal para castigar hasta con 40 años los ataques con ácido.