DOS MANZANAS.- Un joven activista ruso ha sido detenido por enarbolar una bandera arcoíris al paso de la antorcha olímpica. Mientras tanto, el presidente ruso Vladimir Putin asegura que no habrá ninguna detención de homosexuales durante los Juegos Olímpicos de Sochi, siempre que “se deje a los niños en paz”, ligando una vez más homosexualidad con pederastia. Ante las acusaciones de homofobia, Putin arguye que él personalmente tiene conocidos gays con quienes mantiene una relación amistosa.
Pavel Lebedev es un joven activista ruso que quiso manifestar su rechazo a la homofobia reinante en su país ondeando una bandera arcoíris cuando el cortejo de la antorcha olímpica recorría su ciudad, Voronezh, situada a cerca de mil kilómetros al norte de Sochi, su destino final. Inmediatamente fue apresado por el personal de seguridad de los Juegos Olímpicos, que le impidieron seguir enarbolando la bandera mientras procedían a detenerle.
Los amigos de Lebedev allí presentes tomaron fotografías del momento, subiéndolas posteriormente a las redes sociales para denunciar los hechos. En conversación telefónica con Associated Press, el joven informaba encontrarse en comisaría a la espera de ser interrogado, declarando que su protesta se fundaba en su oposición a las leyes homófobas aprobadas el año pasado en su país. “La celebración de los juegos aquí contradice los principios básicos de los Juegos Olímpicos, que deben cultivar la tolerancia”, declaraba con convicción.
Putin: no habrá detenciones si se deja “a los niños en paz”
El viernes 17 de enero, el presidente ruso Vladimir Putin se dirigía a los voluntarios olímpicos, apenas unas semanas antes de que los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi tengan comienzo el próximo 7 de febrero. En su alocución, Putin quiso referirse al controvertido asunto de la estancia de las personas LGTB durante los juegos, dada la situación legal imperante en el país.
El presidente ruso afirmó que los visitantes homosexuales podrán sentirse “tranquilos y cómodos” durante su permanencia en la ciudad olímpica, asegurando que no sufrirán ninguna discriminación. Sin embargo, sin dejar pasar una vez más la ocasión de ligar subrepticiamente la homosexualidad con la pederastia, enfatizó que “deben dejar en paz a los niños”, recordando que las leyes vigentes en Rusia prohíben que puedan expresar sus puntos de vista sobre los derechos LGTB ante menores.
En declaraciones a BBC One, Vladimir Putin incidía de nuevo en esa materia, arguyendo que las leyes contra la “promoción de relaciones sexuales no tradicionales ante menores” no pretendían socavar los derechos de las personas LGTB, sino proteger a la infancia. Además, afirmaba no mantener animadversión alguna contra las personas LGTB, recurriendo a un viejo argumento bien conocido por todos: “yo mismo conozco a algunas personas gays. Mantenemos una relación amistosa. No tengo prejuicios de ningún tipo”.
En una entrevista aún más reciente, concedida a la cadena estadounidense ABC News, Putin defendía la legislación homófoba rusa contraponiéndola a la de aquellos países donde se establecen fuertes penas de prisión o hasta la pena de muerte para las relaciones homosexuales. Incluso reprochaba a los Estados Unidos que en alguna legislación de algún estado aún apareciera la homosexualidad como una falta, sin tener en cuenta que en el sistema jurídico estadounidense prima la jurisprudencia, estando consideradas todas esas normas como contrarias a la Constitución por dictado de su Tribunal Supremo, siendo por lo tanto inaplicables.
Queriendo tranquilizar sobre la actuación que la administración rusa desarrollará a lo largo de los Juegos, quiso diferenciar entre actos de protestas, que se permitirán, y actos de propaganda, “están próximos, pero si tuviéramos que considerarlos desde el punto de vista jurídico, la protesta contra un ley no equivale a la propaganda de la sexualidad [no tradicional] o el abuso sexual de los niños”, identificando de nuevo, de manera recurrente, la pederastia con la información sobre la homosexualidad.