Es la primera gran operación de un dispositivo de más de cien agentes de tres brigadas montado para investigar los «delitos conexos» de las bandas latinas en Madrid
VICTORIA TORRES BENAYAS. EL PAÍS.- Una mujer preocupada por su hijo menor de edad, que temía que hubiera sido captado por una banda, es el origen del revés que acaba de asestar la Policía Nacional a los Dominican Don’t Play (DDP) en Madrid. Gracias a la denuncia de esta madre, de origen ecuatoriano, la Policía ha podido desarticular a uno de los capítulos o secciones más activos de la banda latina en la región, el de Torrejón de Ardoz. En este municipio del este de Madrid ha detenido a siete varones, entre ellos el líder local, sus lugartenientes y los encargados de captar a nuevos pandilleros entre chavales de 12 a 16 años de la zona. Hay tres menores entre los arrestados, según ha detallado a este diario un portavoz policial.
Este golpe, explica el portavoz, es uno de los primeros frutos de un ”ambicioso dispositivo especial” puesto en marcha hace menos de un mes y en el que participan un centenar de agentes de tres brigadas provinciales: la de Información, la de Seguridad Ciudadana y la Judicial. Con este dispositivo antibandas se pretende “investigar sus delitos conexos”, que van desde tráfico de drogas a robos pasando por agresiones. Ya llevan 11 detenciones de pandilleros en tres operaciones distintas.
En Torrejón, se había detectado un incremento de acciones de los DDP perpetradas por chicos muy jóvenes y a los que no se les relacionaba con la banda. A estas primeras pesquisas se unió el testimonio claves de la madre, que fue a la policía el pasado 12 de junio hasta con “pantallazos de conversaciones” en las que los nuevos amigos del menor le ordenaban propinar palizas y robar. Además de su hijo, había otros menores en proceso de captación. En apenas unas semanas, los agentes identificaron a estos recién reclutados entre las denuncias de chicos fugados y las de delitos en los que hubiera implicados menores.
Los nuevos fichajes cometían robos para abonar una cuota semanal en efectivo a cambio de protección de la misma banda a la que servían y de estar bajo el cobijo de lo que en su argot se llama familia. Si no podían hacer frente a la cuota, no asistían a reuniones o desobedecían sus órdenes, como pelearse a otros jóvenes o cometer más atracos, eran castigados con agresiones más o menos fuertes, en función de la gravedad que los mandos atribuían a su conducta. Los castigos iban “de puñetazos en el pecho a palizas serias”.
Además, los investigadores averiguaron que, si los menores manifestaban su intención de dejar la banda, aumentaba el tono de las agresiones o amenazas, así como la cuantía de las cuotas semanales. Los policías identificaron también a los mandos del capítulo de Torrejón y detuvieron de forma simultánea al líder, apodado Chamaquito, un tipo “especialmente violento” de 22 años, y a toda su estructura intermedia de mandos y captadores. Se desconoce desde cuándo es el líder del capítulo de Torrejón, pero lleva muchos años en la banda. Como jefe, repartía rangos y puestos de confianza, ordenaba robos y agresiones sin motivo a pandilleros rivales.
Los siete detenidos son españoles de origen latinoamericano, salvo un colombiano y un rumano. El mayor tiene un año más que el jefe, dos han cumplido los 18, otros dos tienen 16 y el más pequeño, solo 15. Los arrestados han sido puestos a disposición de la autoridad judicial y de la Fiscalía de Menores imputados de los delitos de pertenencia a organización criminal, extorsión y coacciones graves. Hasta ahora, todos acumulaban múltiples antecedentes, pero por delitos menos graves que este: tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas, riñas tumultuarias, lesiones, robos con violencia…
Actuaban en Torrejón y en sus inmediaciones. “Han llegado a ir a dar palizas a Loeches y a otros pueblos pequeños de alrededor”, precisa el portavoz. Se les han incautado armas de fuego simuladas, navajas y bolomachetes ―unos cortacañas grandes como los de la imagen―, pero no drogas ni dinero. También se ha localizado su local de reunión, una nave abandonada entre San Fernando de Henares y Torrejón, así como la armería donde compraban las armas. En uno de los tantos vacíos legales en los que se mueven, estas armas se pueden comprar, pero no llevar.
El mismo grupo policial ha detenido en los últimos días a tres integrantes de los Trinitarios, la banda con mayor implantación en la comunidad junto con los DDP tras la caída de los Latin Kings y de los Ñetas a base de golpes policiales. Están acusados de apuñalar presuntamente a tres jóvenes de los DDP en un parque del distrito de Carabanchel de la capital a finales del junio. En la misma reyerta o caída, como llaman las bandas a las agresiones organizadas y dirigidas contra miembros de grupos rivales, otros dos chavales más resultaron heridos leves. Además de los delitos de lesiones, a los tres arrestados se les imputa pertenencia a organización criminal. No se descartan más detenciones relacionadas con este caso.
El grupo antibandas, detalla el portavoz policial, ha logrado una tercera victoria: la detención de otro dominican, esta vez en la capital, por una caída perpetrada la noche del 9 al 10 de julio en el parque de Comillas, en la calle Antonio Leiva de Carabanchel. En esta caza, varios individuos de origen dominicano se presentaron en el parque gritando su proclama “tres, tres, tres”, una especie de grito de guerra que “usan para decir ya estamos aquí”, y enarbolando bolomachetes.
En el parque no estaban sus objetivos, pero un hombre sin relación con las bandas se metió por en medio. Les gritó idos de aquí, que hay niños en el parque. En respuesta, le amputaron el dedo gordo de la mano izquierda con un machete. De momento, ha sido detenido uno de los supuestos implicados, un dominicano de 27 años. La operación sigue abierta en busca del resto de los agresores.
Según el portavoz policial, en la actualidad ha desaparecido el halo que rodeaba a las bandas latinas en los noventa y primeros dos mil, de las que solo queda la pura delincuencia. Los Dominican y los Trinitarios están “más descontrolados” que los Latin o los Ñetas al no tener un rey.Se adhiere a los criterios de