“Luchamos por una Cataluña catalana, por que las ayudas sociales sean para los catalanes, por una regularización de la inmigración y, sobre todo, por desaparecer el espíritu castellano»
ANTONIO FERNÁNDEZ. EL CONFIDENCIAL.- El pasado 28 de abril, mientras en toda España se celebraban unas elecciones democráticas, en la localidad leridana de Torregrossa se producía una estampa cuanto menos pintoresca. Grupos uniformados de civiles con camisas pardas y brazaletes de los colores de la ‘senyera’ desfilaban por la localidad portando esteladas (banderas independentistas) y simbología del Moviment Identitari Català (MIC), entre las que destacaba un ave fénix que se asemejaba a un aguilucho de estética fascista. Hacía años que no se veía tal despliegue de signos identitarios radicales de corte xenófobo y supremacista en tierras catalanas.
El MIC es un grupo ultraindependentista, partidario a ultranza de la ruptura con España, que hace pocas horas colgaba en las redes una fotografía de Núria de Gispert solidarizándose con ella tras las críticas por los comentarios racistas de la política soberanista. “Luchamos por una Cataluña catalana, porque las ayudas sociales sean para los catalanes, por una regularización de la inmigración y, sobre todo, por ver desaparecer este espíritu tan castellano a nuestra vera”, dicen los principios de este grupo. Un reciente tuit decía también: “Un verdadero independentista catalán no puede estar de acuerdo con gente que promueve el bilingüismo, que no pone condiciones a la inmigración y que trata a los miembros de partidos españoles como ‘compañeros”.Así es la extrema derecha ‘indepe’: llaman a los españoles «garrapatas» y adoran a Le PenDavid Brunat Movimiento Identitario Catalán (MIC) aglutina el desconocido espectro neofascista antiespañol. Aunque minoritario, rompe el discurso soberanista e incomoda a ERC y la CUP
Con esta carta de presentación, la escenificación de Torregrosa parecía sacada de una ceremonia que retrotrae a tiempos oscuros y pretéritos. Pero lo que hacía el MIC era rendir un sentido homenaje a dos de los hijos ilustres de la localidad, los hermanos Miquel y Josep Badia, considerados por muchos auténticos héroes catalanistas. Por otros, un residuo fascista de la etapa más sangrienta y violenta de Cataluña. ¿Significa eso que el independentismo se ha vuelto más agresivo? No. La base social del independentismo no se ha ensanchado, pero sí se ha agrandado el núcleo duro del mismo, el espectro más radical y xenófobo del soberanismo.
Miquel Badia, a quien llamaban ‘Capitán Cojones’ por su falta de miedo, llegó a ser máximo responsable del orden público en Cataluña, bajo las órdenes de su protector, el entonces consejero de Gobernación, Josep Dencàs. Su particular visión de la seguridad y la democracia le llevó a organizar a las juventudes de ERC como auténticos camisas pardas (los hacía desfilar por Montjuïc con estéticas y procedimientos similares a los de las juventudes hitlerianas y mussolinianas), y llegó a armar a estas milicias para reventar huelgas obreras y tomarse la venganza contra sus más acérrimos enemigos: los militantes de la CNT.
El diario ‘L’Unilateral. Diari digital de la República Catalana’ salió no hace mucho en defensa de la esencia de los polémicos hermanos. “Las juventudes de Esquerra de Estat Català, mediante Badia, crearon los Escamots, reflejados en la lucha irlandesa. Rivales políticos y revistas satíricas como ‘El Be Negre’ los comparaban con los fascistas italianos. Badia respondía diciendo que justamente aquellos comandos eran para combatir el fascismo”. Es falso, porque incluso historiadores nada sospechosos de ‘españolistas’ reconocen que los Escamots eran grupos de acción directa inspirados en los grupos fascistas italianos Fasci Italiano di Combattimento.
Hace pocos días, en la plataforma Muralles Independentistes, una de las que se nutren de activistas radicales en su gran mayoría partidarios de una línea unilateral y de Carles Puigdemont, se publicaba una arenga sobre el patriotismo. “Cataluña es y será territorio Escamots. Cataluña es y será de la gente que la envuelve, que la trabaja y que la hace vivir cada día”, decía el texto.
El jefe de las cloacas de la Generalitat
Los dos hermanos fueron abatidos a tiros el 28 de abril de 1936 al salir de su casa, en la céntrica calle Muntaner de Barcelona, por un comando de la FAI. Ahora descansan en el cementerio de Montjuïc, justamente enfrente de la tumba del expresidente de la Generalitat Francesc Macià, bajo cuyas alas medraron políticamente. Cuenta la leyenda negra que la chulería de Miquel Badia le hacía ir por los bares donde se reunían los anarquistas y soltaba: “Me llamo Miquel Badia. Tengo entendido que alguien me está buscando…”. Pistolerismo de Estado puro y duro.
En 1925, se afilió al grupo terrorista Bandera Negra, de Estat Català, con el que quiso atentar contra la vida de Alfonso XIII, motivo por el que estuvo cinco años en prisión para luego ser amnistiado en 1930 e inmediatamente nombrado secretario del entonces consejero Josep Dencàs, el único miembro de Estat Català en la Generalitat de Macià. Cuenta la leyenda que en septiembre de 1934 detuvo a un fiscal porque se opuso a que en un juicio se hablase en catalán y, por ese motivo, fue destituido por Macià. Tras la revuelta de 1934, cuando era el jefe de las cloacas catalanas, tuvo que exiliarse en Francia (que lo expulsó luego), para pasar más tarde a Colombia, Alemania, Bélgica y Andorra, desde donde retornó a Cataluña tras la victoria del Frente Popular.
Un documental de Estat Català relata cómo el 6 de octubre de 1934, en la plaza Universidad de Barcelona, las milicias de Badia eran armadas por el alto cargo del Govern. “Recibían un arma, 20 cartuchos y un brazalete con las cuatro barras. Y los envían a patrullar por la ciudad. Eran los comandos de Estat Català. En muy poco tiempo, Barcelona está llena de comandos armados. Algunos llevaban también un zurrón blanco para la munición y los alimentos. Por la tarde, Barcelona está en manos de los hombres de Estat Català. Son los que ejercen la supremacía sobre los elementos armados. Son patriotas dispuestos a todo para defender su país”. Y su misión: mantener a raya y abatir a los anarquistas de la CNT. Ídolos de Quim Torra y Oriol Junqueras. A pesar de la polémica en torno a su figura, Miquel Badia cuenta entre sus más fervientes seguidores con Quim Torra, actual presidente de la Generalitat. En un acto conmemorativo de su asesinato, celebrado en el lugar en el que fue abatido, Torra decía en 2013: “¿Cómo poder asimilar el trabajo de los hermanos Badia, de Miquel Badia, al frente de la policía del país, luchando, como decía Rovira i Virgili, siempre contra las sombras que perseguían justamente hundir nuestro país? Solo se me ocurre encontrar una palabra, y esta es la palabra ‘libertad’. Y solo de esta manera podemos entender a Carrasco i Formiguera, Francesc Macià o los hermanos Badia. ¿Por qué quedarnos solo con uno? Yo quiero a los cuatro. Y pienso que esta visión integradora del catalanismo es la que nos conviene”.
En ese acto se encontraba también presente Oriol Junqueras, presidente de ERC, que glosó la figura del pistolero dueño de las cloacas de la Generalitat en la Segunda República. Un par de años antes, en un homenaje similar, se encontraba el actual diputado Gerard del Moral, que durante la pasada campaña fue uno de los que daban la cara en los debates entre partidos. Moral, diputado en el Parlament, iba también de número seis en las listas de ERC al Congreso el 28 de abril. En la edición a la que asistió, en la que se le rindieron honores por parte de paramilitares uniformados con camisas pardas, se encontraba presente asimismo Santiago Espot (que fue sentado a la mesa presidencial en una comida homenaje celebrada a continuación), un polémico empresario que preside la plataforma Catalunya en Acció y que llegó a ser candidato a la alcaldía de Barcelona por Solidaritat Catalana per la Independència.Un día con el anarquismo ‘indepe’: «Artur Mas es más insurrecto que Podemos»Ángel Villarino. Sant Privat d’en Bas (Girona)Parte de los movimientos anarquistas y anticapitalistas catalanes se han sumado al independentismo. Dicen que la república catalana es un paso previo a la revolución mundial
En 2016, con motivo del 80 aniversario de la muerte de los Badia, Torregrossa vivió unos fastos conmemorativos, que inauguraron el historiador Lluís Duran, miembro de la junta directiva de Òmnium Cultural, y Marta Vilalta, actual portavoz de ERC y entonces directora general de Joventut de la Generalitat de Cataluña, con Carles Puigdemont en la presidencia. La presencia del ideario de los Badia entre la clase dirigente catalana, pues, queda fuera de toda duda. Josep Huguet, exconsejero republicano de la Generalitat en el primer Tripartito y presidente de la Fundació Josep Irla, dulcificó la figura de Badia, haciéndole partidario “del entrismo, o sea, de la vía de la utilización de las instituciones. Es fiel a Macià. Cree que se construye Estado desde las instituciones, no desde fuera. Pero tuvieron un error de cálculo, porque hubo una revuelta revolucionaria en Asturias y se apuntaron: hubo una proclamación el 6 de octubre en clave española y eso se paga carísimo”.
El blanqueo de una figura
Fermí Rubiralta, autor del libro ‘Miquel Badia: vida i mort d’un líder separatista’, también intentó ‘blanquear’ su figura. “Era fiel a Estat Català y a Macià”, dijo en la presentación de su obra. Admite las acusaciones de filofascista, pero disculpa su ensañamiento contra la CNT porque debía defender las instituciones. Incluso disculpa la uniformidad de sus Escamots, que “era un proceso de moda en movimientos político sociales de la época”. El dirigente independentista Agustí Colominas, alineado con los sectores más radicales del soberanismo, es más escéptico: “Que los hermanos Badia fuesen asesinados por la FAI no quiere decir que ellos mismos no fuesen asesinos y que no formasen parte del nacionalismo radical fascinado por las ideologías fuertes que predominaban durante el primer tercio del siglo XX”, escribió sobre el presunto héroe.
No obstante, Rubiralta siempre sostuvo que “la actuación de los Escamots no llegó nunca, a diferencia de las patrullas de control, a provocar ningún muerto. La violencia utilizada se ejercía desde la legalidad y la defensa de las instituciones”. También recordaba que el 22 de octubre de 1933 se produce un desfile de las Jerec, la base de los Escamots, en Montjuïc, con estética típicamente hitleriana, lo que provocó un encendido debate parlamentario. “Es probable que diversas acciones de los Escamots de las Jerec y algunas de las actuaciones de Miquel Badia en 1934 como jefe del orden público de la Generalitat fuesen, desde un punto de vista ético, execrables y condenables (…) Es indudable que en su ‘modus operandi’ encontramos aspectos coincidentes con algunos rasgos de los movimientos fascistas de la época. Pero estas expresiones están presentes también en otros movimientos del momento”, disculpa Rubiralta.
Incluso Jaume Renyé (exdirigente de ERC y ex alto cargo de la Generalitat que acompañó a Josep Lluís Carod-Rovira al polémico encuentro con ETA en el sur de Francia) restaba importancia al filofascismo de los patriotas y de su jefe, Josep Dencàs. “El que el destino de algunos fugitivos como el mismo Dencàs fuese un barco italiano no los convierte automáticamente en amigos de Mussolini”. Y es que Dencàs huyó a Italia cunado Badia se fugó a Francia. Lo que ocurre es que pocos días más tarde, al exconsejero de Gobernación se le vio en un balcón junto al propio Mussolini y, además, vistiendo camisa negra. Y es que en ERC los Badia tenían críticos acérrimos.
Joan Lluhí, uno de los fundadores del partido republicano, que llegó a ‘conseller’ de la Generalitat y luego a ministro de Trabajo y de Comunicaciones en la Segunda República (murió exiliado en México), tildó a los Escamots, directamente, de “fascistas”. De lo que no hay duda es de la tentación totalitaria del movimiento radical creado en torno a Badia. Agustí Colomines, en uno de sus artículos encargado por Sapiens, lo dejaba claro: “Que el nacionalismo catalán de los hermanos Badia los alejase del fascismo español no quiere decir que ellos y muchos separatistas catalanes no sucumbiesen a la tentación totalitaria. ¿O es que en Cataluña los que fueron seducidos por los ideales totalitarios fascistoides solo eran los españolistas y, por tanto, los franquistas? Hubiese sido muy raro, ¿no?”.