Varios profesores de un instituto de la provincia de Barcelona pidieron que levantaran la mano los alumnos -menores de edad- que no consideraban mal la actuación de los agentes y los castigaron sin recreo. Un padre lo va a denunciar.
JAVIER CHICOTE. ABC.- El padre de un menor de edad y la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) van a denunciar a un instituto de Sant Andreu de la Barca (Barcelona) y a varios profesores que ayer castigaron a los alumnos que no condenaron la actuación policial en el referéndum ilegal del domingo.
Según fuentes consultadas por ABC, el docente dijo que levantaran la mano quienes les parecía bien la intervención de la Policía y la Guardia Civil durante el 1-O, votación ilegalizada por orden judicial. Cinco alumnos levantaron la mano, ante lo que el profesor los castigó en clase mientras enviaba al resto al patio. Los padres fueron avisados y los recogieron. Los hechos no ocurrieron solo en esta clase, sino en varias, con niños de entre 12 y 15 años de edad.
Uno de los padres va a interponer una denuncia a título particular, que se unirá a la que hoy mismo redacta la Asociación Española de Guardias Civiles. Su presidente, Francisco Benito, ha calificado los hechos como una «vergüenza»: «Una discriminación de este tipo es propia de dictaduras del siglo pasado, aun más en docentes que deberían educar en independencia de criterio, no en el odio y la xenofobia contra los que piensan diferente». Benito hace hincapié en cómo se aprovechan de la influencia que pueden ejercer en «menores indefensos»
San Andrés de la Barca, municipio de unos 27.000 habitantes del Bajo Llobregat, a 18 kilómetros de la capital catalana, es sede de la Comandancia de la Guardia Civil de Barcelona.
Según ha sabido ABC, estas prácticas no están siendo aisladas. En el Instituto Rocagrossa de Lloret de Mar (Gerona) «también se instiga a los alumnos a realizar concentraciones en repulsa hacia la actuación de Guardia Civil y Policía Nacional». Agentes con hijos en edad escolar denuncian que «se expone a los menores a ser repudiados por el resto del alumnado y profesorado, algo totalmente inaceptable».
Esta iniciativa de protestas es de la propia dirección y con participación «voluntaria». Los niños que no quieren participar se quedan en el aula o son enviados al gimnasio. «Esto ya no hay quien pueda soportarlo», sostienen un Guardia Civil.