Un joven de 23 años es agredido por dos personas al intentar interceder por dos chicos en la puerta de una conocida discoteca
SERGIO GONZÁLEZ HUESO. IDEAL.- Un joven de 23 años fue agredido brutalmente en la madrugada del pasado viernes por defender a una pareja gay que estaba siendo objeto de burlas en la puerta de una conocida discoteca granadina. «Intenté hacer algo bien y me dieron de hostias», lamenta a IDEAL minutos después de haber recibido el alta del hospital en el que acabó la noche.
Según relata, había salido con unos amigos un rato de fiesta y se encontraba en un local nocturno ubicado en la calle Duquesa. Salió sobre las cuatro de la madrugada a la calle a coger un poco el aire, y fue entonces cuando vio cómo un par de chicos estaban molestando a una pareja gay que se estaba besando. «No recuerdo muy bien qué les decían, pero tuve el impulso simplemente de decirle a la pareja que se fuera para evitar que estas personas les molestaran más. En el momento en el que me metí, los individuos comenzaron conmigo», explica Carlos, quien en el día de ayer presentó denuncia ante la Policía.
Este joven no recuerda muy bien cómo eran los que a la postre le agredieron, solo atiende a recordar que uno de ellos era alto. «Reconozco que a mí se me calienta el pico. Por eso cuando empezaron a increparme por haberme metido, no me quedé callado y les respondí», señala este chico natural de Albacete. Como había bebido, el relato tiene lagunas. De ahí que no sepa muy bien cómo la disputa verbal pasó a mayores. Lo único que recuerda es que de buenas a primeras le dieron un puñetazo y que a partir de ahí recibió más por parte de los dos chicos. Carlos tiene dudas a la hora de situar el punto exacto donde se produjo la paliza. Cree que si no fue justo en la puerta de la discoteca, fue a la vuelta de la calle. De lo que sí está seguro es de que no se cayó. «Todo fue muy rápido y fuerte. Me apoyé creo en la pared y cuando todo acabó emprendí mi camino a casa», explica este joven, que lógicamente no completó el recorrido.
Su relato continua con él sangrando y andando a duras penas hasta que se cruza con un grupo de personas que le convencen en ir al centro de salud en vista de las heridas que tiene. Así lo hace. El joven cuenta que el registro que hizo de todo este periodo su memoria está hecho pedazos. Se ve a él caminando bajo una cortina de sangre, hablando con médicos o policías, abandonando el centro de salud de San Juan de Dios y de repente en un pasillo del Hospital de Traumatología de Granada.
La última hora de Granada
Allí estuvo toda la noche y parte del día de ayer en observación. Según el diagnóstico, presenta una rotura en un hueso en la cavidad ocular derecha. Hoy tiene el párpado muy inflamado y aunque no tiene miedo sí que reconoce sentir mucha impotencia. Juega al fútbol y es un chico de principios sólidos. Lo que más le duele de todo esto es que su buena obra no ha servido más que para que acabara en el hospital. «La pareja a la que molestaba se fue, y de verdad es que nunca intervine con la intención de pelearme, solo para tratar de que no hubiera problemas», señala Carlos, quien pese a todo no se arrepiente de lo que hizo.