Las fuerzas de seguridad se preparan con una batería de previsiones para el escenario delictivo tras el confinamiento
ENRIQUE FIGUEREDO. LA VANGUARDIA.- Más blanqueo de capitales, más cibercrímenes, incremento de los delitos de odio y de tráfico de personas para la explotación laboral, además de posibles fraudes en las ayudas públicas, como los ampliamente extendidos ertes, son algunas de las tendencias que podrían darse en el panorama delictivo español en la era post coronavirus o post confinamiento.
Los usos y costumbres de la delincuencia se han visto seriamente alterados durante las restricciones deambulatorias impuestas por la crisis sanitaria; muchos indicadores han descendido a niveles casi sin precedentes. Ello no se ha producido como respuesta a una campaña policial específica sino a las particulares características de este periodo histórico que ha complicado los desplazamientos. El paulatino acercamiento a la nueva normalidad hace pensar que ese panorama se volverá a alterar y las fuerzas policiales trazan sus planes de futuro inmediato.
La Vanguardia ha contactado con la Guardia Civil a través de su Unidad Técnica de Policía Judicial para comentar las previsiones que maneja el instituto armado. “Donde las cosas pueden cambiar más en el futuro es en el mundo ciber”, afirma el teniente coronel Luis Peláez Piñeiro. “Tenemos pensado reforzar más todavía las unidades de ciberdelincuencia”, subraya.
En este ámbito digital, justamente, es donde las especialidades delictivas no han descendido. Las estafas se encuentran actualmente a niveles muy altos todavía. La crisis sanitaria ha disparado por ejemplo los engaños. En algunos casos consisten en ofrecer material sanitario que en realidad no existe, es falso o defectuoso, o mediante la venta de curas o medicamentos inocuos.
El ‘ciberbullying’ seguirá en aumento en tanto que se dé el distanciamiento social
La conectividad intensa que se da en la actualidad puede provocar en el ámbito de los menores, que los niveles de ciberbullying o acoso virtual repunten si se mantienen ciertas reglas de distanciamiento. La hiperconectividad genera al acosador más ocasiones de abordar a las víctimas.
La Policía Nacional baraja previsiones muy parecidas si se tiene en cuenta que recientemente ha lanzado en cooperación con Google una web encaminada a dotar a los menores y también a sus familias y profesores de herramientas que faciliten un uso seguro y responsable de internet.
Durante el actual periodo de confinamiento, el intercambio de material pedófilo en la internet oculta se ha disparado. No se han incorporado nuevas fotos o filmaciones, sino que se está revisitando con intensidad los fondos ya existentes.
Las previsiones policiales del instituto armado señalan que el descubrimiento del teletrabajo y la extensión del comercio electrónico se van a asentar más allá del periodo especial de confinamiento. “Y eso es un caldo de cultivo perfecto para los ciberdelincuentes”, explica el teniente coronel Peláez. Recordar la necesidad de contar con protecciones digitales robustas y fuertes, tanto para particulares como para empresas, es una constante recomendación de las fuerzas de seguridad.
Dentro de este apartado, resalta como si estuviera rotulada en rojo una previsión muy específica. La Guardia Civil piensa que se va a incrementar “el uso ilícito de las criptomonedas, que ya en estos momentos se están empleando mucho”.
En un país en el que los fraudes con fondos públicos se han dado en casi toda su geografía, no es de extrañar que policialmente tenga que ponerse atención al enorme aluvión de solicitudes de ayudas oficiales que la crisis laboral y económica derivada de la llegada de la covid-19 ha generado. “Hay una necesidad de prevención en el ámbito de las subvenciones públicas”, comenta el teniente coronel Peláez. Se calcula que en España se han solicitado casi cuatro millones de estos subsidios.
Temor a que se disparen los delitos de odio apoyados en bulos o fake news
Hay otras actividades ilícitas que pueden estar también muy relacionadas con el uso de internet, pues sus promotores se sirven de las redes sociales para amplificar o expandir su acción punible. Existe el temor dentro del ámbito policial a que puedan proliferar los delitos de odio; de que cundan por las redes sociales mensajes que apoyen discursos y teorías tendentes a culpabilizar de la actual crisis a determinados sectores o grupos de población. Esa estigmatización deviene en un acto penal, muchas veces vinculado a bulos o fake news que den apariencia de veracidad al mensaje.
Existe una previsión algo más incierta, aun teniendo que ver con la crisis económica devenida, que pasa por creer que la caída de actividad productiva dará la oportunidad a ciertos grupos antisistema violentos de muy diverso signo a ganar de nuevo protagonismo en las calles “aprovechando el descontento y la eventual contestación social de ciertos sectores de la población”, apunta el alto oficial de la Unidad Técnica de Policía Judicial.
Recientemente, apareció en varios medios de comunicación una orden de servicios del instituto armado donde se señalaba la preocupación por la “alta posibilidad” de disturbios vinculados a altercados de “corte separatista” o de sabotaje de entidades públicas o partidos políticos. En cambio, Luis Peláez casi descarta por completo el pillaje en comercios.