La Fiscalía, que pide veinte años para los dos jóvenes, les acusa de actuar por diversión y de vanagloriarse por el pueblo de la paliza que «reventó» a la víctima
AGENCIAS. DIARIO SUR.- Un jurado popular ha emitido un veredicto de culpabilidad para dos amigos acusados de matar a pedradas a un indigente en Utrera (Sevilla) el 17 de junio de 2013, han informado fuentes judiciales. El jurado ha hecho público hoy su veredicto tras un juicio celebrado la pasada semana en la Audiencia de Sevilla, en el que la Fiscalía pidió una pena de 20 años de cárcel para cada uno de los jóvenes acusados de un delito de asesinato y la defensa la libre absolución.
La Fiscalía acusó a los amigos de actuar por «diversión» y sin ningún motivo, y criticó que luego se vanagloriaron por el pueblo de la paliza que «reventó» a la víctima. Los hechos se remontan a las 3.30 horas del 17 de junio del 2013, y según la versión que defiende la Fiscalía, los dos acusados apalearon y apedrearon a la víctima, conocido como el Chatarrero», mientras dormía en una caseta de bombeo de agua del camino de Zarate y huyeron del lugar por la presencia policial.
En su huida, los jóvenes abandonaron un ciclomotor con las llaves puestas después de que un vecino avisara a la Policía de los golpes que estaba sufriendo un hombre en la caseta de bombeo de agua, y que le dijo a los agentes: «han sido los de siempre, los de la moto roja», según la fiscal.
Uno de los acusados alegó que tiró dos piedras al indigente pero en defensa propia porque le estaba agrediendo con un palo y el otro alegó que no estuvo en el lugar de los hechos. Según los forenses, el fallecido perdió un litro de sangre por una herida abdominal y le dieron golpes que le provocaron la pérdida de tres dientes y la fractura de seis costillas.
El hombre murió el 18 de junio del 2013 mientras le curaban en un hospital de Utrera de una herida en el labio superior que era tan profunda que permitía ver el hueso maxilar, momento en el que sufrió una parada cardíaca.
La autopsia posterior determinó que el indigente había muerto por la herida que tenía en el intestino delgado, que le provocó la pérdida «masiva» de sangre, hasta una quinta parte de la que tiene un cuerpo humano.
