El Correo Gallego/Europa Press.- Un tribunal de Estados Unidos ha condenado este lunes a cuatro hombres supremacistas blancos por delitos de odio tras agredir a un hombre negro por motivos raciales.
La fiscal general adjunta de la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia, Kristen Clarke, ha indicado que “los acusados sometieron a un hombre negro a una agresión brutal por motivos raciales”, insistiendo en que “los delitos de odio por motivos raciales aterrorizan a comunidades enteras”.
Los acusados son Jason DeSimas, que ha sido sentenciado a 48 meses; Jason Stanley, a 47 meses y nueve días; Randy Smith, a 42 meses; y Daniel Dorson, a 28 meses. Los cuatro se declararon culpables de un crimen de odio y otro de falso testimonio a los investigadores, según un comunicado del Departamento de Justicia estadounidense.
“El mito de la supremacía blanca está vivo y bien y puede fomentar comportamientos peligrosos y violencia. Estos acusados en particular están profundamente arraigados en el odio racial, expresado a través de sus tatuajes nazis, símbolos de supremacía blanca en su ropa y el uso de insultos racistas”, ha explicado el fiscal federal para el distrito oeste de Washington, Nick Brown.
“Vinieron a nuestra área para honrar a un hombre que murió liderando una pandilla racista y violenta, y pensaron que podían actuar de acuerdo con sus creencias con impunidad. Pero las víctimas y los testigos de su brutal asalto han demostrado que son mucho más fuertes que estos cuatro. Y hoy nuestro sistema de justicia los está responsabilizando por el daño que causaron”, ha agregado Brown.
Los cuatro hombres atacaron el 8 de diciembre de 2018 a un hombre negro que trabajaba de DJ en un bar de la ciudad de Lynnwood, en el estado de Washington, después de que un gran grupo, incluidos miembros de dos organizaciones supremacistas –Crew 38 y Hammerskins– ingresasen en el local.
Los atacantes –que vestían prensas de ropa con frases, números o logotipos sobre los mencionados grupos o tatuajes de esvásticas– estaban en la zona para asistir a una reunión anual de supremacistas blancos, en honor a un miembro del grupo que murió en un tiroteo con agentes federales en la década de 1980.
La víctima sufrió lesiones físicas graves, incluyendo dolor extremo, pérdida del conocimiento, sangrado e hinchazón en el ojo y hematomas en la espalda, el pecho y las piernas. Además, le profirieron insultos racistas durante el ataque. Asimismo, dos transeúntes que trataron de intervenir para ayudarle, también resultaron heridos.
Por otro lado, los cuatro atacantes, en un primer momento, negaron los insultos raciales, la vestimenta o la razón de su viaje a Washington durante esos días. Sin embargo, en sus respectivos acuerdos de declaración de culpabilidad, cada uno de estos acusados admitió trataban de encubrir así el motivo de la agresión, que era el prejuicio que tenían en contra de la víctima.