Insultos, robos e incluso agresiones físicas son algunos ejemplos de la LGTBIfobia que sufren menores de hasta 4 años
TOGAYTHER.- Ana (nombre ficticio) ya tiene 20 años, pero recuerda cómo su acoso en la escuela empezó cuando tenía apenas 4. “Estaba siempre sola, cada vez que intentaba acercarme a jugar con otros niños se alejaban de mí o me pegaban e insultaban”, asegura, mientras explica que ningún compañero llegó nunca a defenderla y que el profesorado era ajeno a la violencia que sufría.
Mario sufrió acoso por parte del alumnado desde primaria hasta el final de bachiller, con especial virulencia durante todo tercero de la E.S.O. “Durante ese año pasé del acoso verbal, al psicológico y físico. Escuchar insultos y motes lo tenía hasta casi normalizado, era buen estudiante y el colegio me gustaba, pero a los 14 años deseé por primera vez en mi vida no tener que ir. Además, hacía lo posible y lo imposible para que nadie en mi casa supiese lo que estaba pasando por miedo a represalias aún peores”, explica.
A Marta (nombre ficticio) también le gustaba ir al colegio porque se divertía aprendiendo. Sin embargo, asegura que “tenía miedo de salir al recreo y de que mis padres llegaran tarde a buscarme y eso hiciera que tuviera que quedarme sola con mis compañeros. Había días tranquilos, en los que solo eran risitas, pero otros, eran un verdadero suplicio”, relata quien fue víctima de acoso escolar LGTBIfóbico desde los 6 hasta los 12 años.
Por su parte, Manuel (nombre ficticio) recuerda su etapa en la E.S.O. como una época “difícil”.Durante este periodo, se vio sometido a insultos, empujones por las escaleras y robos, incluso del móvil, además de ciberacoso. “Me sentía una persona que no valía nada y me ocultaba por miedo y amenazas en redes. No era capaz de reaccionar”, afirma y explica que finalmente decidió cambiarse de centro educativo para empezar bachiller.
Importancia de la aprobación de la Ley de Igualdad LGTBI
Para acabar con este tipo de situaciones, la FELGTB recuerda la necesidad de aprobar la Ley de Igualdad LGTBI que lleva más de año y medio estancada en la Comisión de Igualdad y contempla, entre otras medidas, la creación de un plan integral de educación que fomente el respeto a la diversidad sexual, de género y familiar.
La coordinadora de educación de la FELGTB, Visi González, informa de que según un estudio elaborado por la entidad, más del 40% de las personas que sufren acoso escolar LGTBIfobico han llegado a plantearse el suicidio, más de la mitad (56%) continuadamente y el 27% de forma continuada en el tiempo. Además, según los datos que maneja la organización como fruto de su trabajo de intervención en colegios e institutos, casi un 60% del alumnado ha sido testigo de ciberacoso hacia estudiantes del colectivo LGTBI.
Por otra parte, la presidenta de la FELGTB, Uge Sangil, recuerda que “es una realidad que se vive día a día en las aulas” por lo que defiende “la necesidad urgente de la aprobación de la ley”. “No podemos dejar que esta situación se perpetúe en el tiempo. Para quien lo sufre, cada día es un tormento y necesitamos una ley que defienda a las y los menores LGTBI contra esta violencia y ofrezca protocolos de actuación con especificaciones para la LGTBIfobia, así como herramientas y formación para el profesorado”, explica.
En el marco del plan integral de educación, la Ley de Igualdad LGBTI, que actualmente está paralizada a pesar de que durante el Orgullo 2017 y 2018 todos los partidos de ámbito estatal con representación parlamentaria se comprometieron por escrito a impulsar su aprobación, recoge varias medidas concretas para formar y sensibilizar desde la infancia con el fin de evitar la proliferación de agresiones contra el colectivo LGTBI.
Así, propone trabajar la diversidad afectivo-sexual, de género y familiar de manera transversal en todas las asignaturas y cursos; la inclusión de la diversidad familiar en educación infantil; la atención a la diversidad sexual, de género y familiar en la educación primaria en asignaturas como Conocimiento del Medio y el estudio del movimiento LGTBI en la asignatura de Historia en educación secundaria, entre otras.