Fenómenos como la aparición de pintadas y pancartas de apoyo a ETA y a sus presos han aumentado un 93% con respecto a 2020, habiendo localizado 158 pintadas y pancartas
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) ha documentado un total de 282 actos de apoyo a ETA a lo largo de 2021 en su Observatorio de la Radicalización, un espacio en la web del colectivo en el que desde 2016 se registran todos los actos relacionados con la radicalización violenta en el ámbito del terrorismo de ETA.
Del total de los actos realizados, 97 tuvieron lugar en Guipúzcoa, 94 en Vizcaya, 53 en Navarra, 20 en Álava, 6 en otras provincias –5 en Cataluña y 1 en Madrid– y 12 en el País Vasco francés.
Covite destaca que el número de actos de apoyo explícito a ETA y a sus terroristas ha aumentado un 46% con respecto a 2020, año en que registró 193. No obstante, celebra que el número de homenajes a los presos etarras a su salida de la cárcel, conocidos como ‘ongi etorri’, haya sido el más bajo desde que empezaron con el observatorio de radicalización, habiendo registrado solo cinco ‘ongi etorris’ a lo largo de 2021.
Covite atribuye esta notable disminución a su «labor constante de documentación y denuncia pública de este tipo de actos humillantes e indignos», que ha dado como resultado «el rechazo de la mayoría de la sociedad vasca, navarra y española a los ‘ongi etorris’, así como la condena de la mayoría de las instituciones y fuerzas políticas a los mismos, exceptuando a EH Bildu».
Asegura que incluso antes de la declaración que el EPPK formuló el 30 de noviembre renunciando a hacer más ‘ongi etorris’ públicos, la izquierda abertzale «ya no tenía más remedio, desde hacía tiempo, que realizar este tipo de actos prácticamente en la clandestinidad».
«Aunque no hayamos conseguido ganar la batalla judicial, hemos ganado la batalla social, que es incluso más importante», señala la presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, hermana del concejal del PP vasco Gregorio Ordóñez asesinado por ETA el 23 de enero de 1995 en San Sebastián.
«Hemos logrado que la izquierda abertzale esté totalmente sola en la defensa de los ‘ongi etorris’, sin la comprensión ni la defensa de ningún otro sector social y político. Han recibido tanta presión que no les ha quedado otro remedio que renunciar a hacerlos en público, como aseguró el EPPK el pasado 30 de noviembre», indica.
No obstante, advierte de que todavía hay sectores en la izquierda abertzale que se resisten a dejar de «honrar públicamente a los asesinos de ETA», razón por la que Covite seguirá documentando y denunciando todos los ‘ongi etorris’ que se produzcan en 2022, si se producen, «por mucho que Otegi diga que esos actos no tienen nada que ver con la izquierda abertzale, lo cual es mentira, puesto que nunca han condenado la celebración de este tipo de actos y hasta hace bien poco los publicitaban e incluso organizaban».
Respecto a la tipología del resto de actos de apoyo a ETA registrados en el Observatorio de Radicalización en 2021, 158 han sido de aparición de pintadas y pancartas de ensalzamiento explícito a ETA y a sus presos; 59 han sido de manifestaciones en las que se ha reclamado la amnistía –que no el acercamiento a cárceles vascas– de los etarras presos; 25 de homenajes públicos a etarras muertos; cinco fiestas populares celebradas específicamente para enaltecer a ETA u hostigar a la Guardia Civil, como el ‘Ospa eguna’ en Alsasua, el ‘tiro al facha’ en Etxarri Aranatz o el ‘Gudari eguna’.
También ha contabilizado 30 actos que ha encuadrado en la categoría de “Otros”, ya que no han podido clasificarse en ninguna de las categorías anteriores, como «las cenas navideñas en la vía pública con fotos de etarras presos, para simbolizar que no pueden cenar con sus familiares en Nochebuena por estar presos».
El tipo de acto que más ha aumentado con respecto a 2020 ha sido el de la aparición de pintadas y pancartas que ensalzan a ETA y a sus presos, concretamente un 93% con respecto a 2020, año en que se registraron 82.
Covite alerta de que, pese a la buena noticia de la práctica erradicación de los ‘ongi etorris’, la defensa y legitimación pública del terrorismo etarra en las calles de Euskadi y de Navarra «no está lejos de desaparecer, ni mucho menos«.
En este sentido, lamenta que «pese a que el fenómeno de la radicalización violenta ultranacionalista en el País Vasco y en Navarra no disminuye, las instituciones continúan sin tratar este asunto con la seriedad y la urgencia que merece».
La presidenta de Covite recrimina a las autoridades que los esfuerzos de prevención de radicalización, incluido el Plan Nacional de Prevención, «se hayan centrado durante todos estos años en el yihadismo y hayan ignorado el principal foco de radicalización que tenemos en España, que es el ultranacionalismo vasco existente en Euskadi y Navarra». «Las políticas públicas de desradicalización y de prevención de la radicalización violenta abertzale brillan por su ausencia», critica Consuelo Ordóñez.
Covite también subraya que, pese a que los ‘ongi etorris’, «sin duda los actos más humillantes para las víctimas», hayan disminuido notablemente, eso no significa que la izquierda abertzale haya condenado su pasado de complicidad con ETA y haya realizado el recorrido ético necesario para contribuir a la consolidación de la paz y la convivencia en libertad en Euskadi y Navarra.
«EH Bildu habrá podido renunciar a realizar más ‘ongi etorris’ públicos, pero lo ha hecho sin condenarlos y sin haber renunciado a continuar con la transmisión del odio hacia todo aquel que no comparta el pensamiento fanático de la izquierda abertzale. Si han dejado de hacerlos, es porque no les ha quedado otro remedio por la presión social y política que han recibido, no porque hayan hecho una reflexión ética al respecto», señala Ordóñez.
En este sentido, Covite censura que el culto al terrorista siga siendo «el pan de cada día en nuestras calles en forma de pintadas, pancartas, manifestaciones y fiestas populares debido a la inacción de las instituciones y a la pasividad de la Justicia». ¿Acaso vemos en Francia a miles de personas en las calles pidiendo la excarcelación de terroristas yihadistas?”, expresa Consuelo Ordóñez.
Señala que las calles y los espacios públicos en Euskadi y Navarra siempre han sido un escaparate de las reivindicaciones de la izquierda abertzale y que «centenares de jóvenes están creciendo con la idea de que los etarras son héroes».
«Reivindicar la amnistía para quienes están en la cárcel por crímenes gravísimos podrá ser legal, pero es un claro síntoma de anormalidad moral y democrática”, manifiesta Ordóñez. Apunta que “quienes más han contribuido a esta radicalización son los líderes de la izquierda abertzale que denominan ‘presos políticos’ a los asesinos«.
Covite relaciona la radicalización violenta ultranacionalista con “más de cincuenta años de odio transmitido de generación en generación hacia todo aquel que no comparta el pensamiento fanático de la izquierda abertzale».
«Los terroristas de ETA y los políticos que colaboraron con ellos generaron consciente y calculadamente una extraordinaria red de gente fanatizada que no se ha disuelto”, advierte la presidenta de Covite. Denuncia que “aunque ETA ya no mate, las ideas que llevaron a los etarras a matar siguen ahí, asumidas por una parte de la población del País Vasco y de Navarra”.
Ante esta situación, reclama a las instituciones, sobre todo a las vascas y navarras, una «mayor firmeza y determinación» para abordar este problema.
“Se debe pasar de las declaraciones institucionales de condena de estos actos a planes concretos de prevención de la radicalización”, reivindica Covite.
“Urge que las instituciones impulsen políticas pedagógicas de deslegitimación del terrorismo y del proyecto político de ETA. Esta es la verdadera cuestión sensible para disminuir la radicalización y normalizar la democracia y la convivencia en el País Vasco y en Navarra”, afirma Consuelo Ordóñez.
ESPAÑA, ‘EL ÚNICO PAÍS DE LA UE EN EL QUE SE HOMENAJEA A TERRORISTAS CON TOTAL IMPUNIDAD’
Covite denuncia que España es «el único país de la UE en el que se homenajea a terroristas sanguinarios orgullosos de su pasado criminal con total impunidad”, y llama a aplicar “con urgencia” políticas de prevención de la radicalización violenta abertzale.
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo invoca el artículo 4 de la Ley vasca 4/2008 de reconocimiento y reparación a las víctimas del terrorismo, que “obliga a las instituciones a prevenir los actos que ensalcen el terrorismo o humillen a las víctimas”.
Apunta que la normativa aprobada el 19 de junio de 2008 establece que “los poderes públicos velarán para que las víctimas sean tratadas con respeto a sus derechos, para ello adoptarán las medidas apropiadas para prevenir y evitar la realización de actos efectuados en público que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas o de sus familiares, exaltación del terrorismo, homenaje o concesión pública de distinción a los terroristas”.
Asimismo, recuerda que en diciembre de 2018, el Parlamento Europeo aprobó por mayoría el informe de conclusiones de la Comisión Especial de Terrorismo y se instó a los países miembro de la UE a prohibir los homenajes a terroristas y proteger a las víctimas.
Consuelo Ordóñez, que es abogada y ha dedicado gran parte de su vida en la lucha contra ETA y su entorno, y la defensa de los derechos de las víctimas del terrorismo (memoria, verdad, dignidad y justicia), advierte que «mientras se sigan defendiendo valores antidemocráticos en las instituciones y en las calles, nuestra libertad seguirá secuestrada”.
“Mientras no hayamos ganado la batalla de la libertad, de la educación en valores y enseñemos la historia reciente que ha vivido este país, ¿quién nos garantiza que ésta no vuelva a repetirse?”, señala Ordóñez.
Uno de los tres etarras condenados como cooperadores necesarios se acercó por detrás mientras almorzaba en un bar de la capital donostiarra (La Cepa) con varios compañeros del partido, María San Gil, Enrique Villar e Iciar Urtasun. El asesino le atravesó la cabeza de un disparo.
Los etarras Francisco Javier García Gaztelu, Juan Ramón Carasatorre Aldaz y Valentín Lasarte Oliden, del llamado comando Donosti, fueron condenados por su asesinato. En marzo de 2015 quedó libre Lasarte, tras cumplir 18 años.
Gregorio Ordóñez estaba casado con Ana Iríbar y tenía un hijo de 14 meses, Javier.
Unos meses después del asesinato de su hermano, Consuelo Ordóñez comenzó a ir a las concentraciones que pedían la liberación del secuestrado de turno. “Desde entonces, salir a la calle, codearme con la primera línea del activismo, se convirtió en mi vía de escape, en mi mejor estrategia para sobrellevar el duelo. Tenía que recoger el testigo de mi hermano en su lucha por los derechos más básicos. Se lo debía”, explica a Confilegal la presidenta de Covite.
«Tengo hipotecada mi vida solo a esto, y voy a seguir dejándomela por los intereses de las víctimas. La defensa de la libertad es, más que una causa, una forma de vida. Hace 27 años recogí el testigo de mi hermano, y continuaré en la lucha trabajando con todas mis fuerzas porque hay tareas pendientes y merecen el compromiso de todos”, manifiesta.
Lo primero que hace a diario es recordar a todas las víctimas.
El pasado mes de noviembre, Covite cumplió 23 años de activismo combatiendo el terrorismo con la palabra. Teresa Díaz Bada, Cristina Cuesta y Consuelo Ordóñez unieron sus fuerzas en 1998 para poner voz a las víctimas del terrorismo en Euskadi por primera vez como colectivo: a través de COVITE.