El INADI informó que, desde la declaración de la pandemia, el promedio diario de denuncias recibidas se incrementó en un 40%. Los casos de enfermos y gente que se sometió a un protocolo ya son diarios y se suman a los de los profesionales de la salud y los supermercados chinos. Cuál es la situación de los “recuperados”
INFOBAE.- Empezó contra los médicos. Luego se convirtió en una suerte de “moda” del terror. Y ahora, las nuevas víctimas del fenómeno parecen ser los contagiados y los sospechosos de haber contraído el coronavirus.
A lo largo de las últimas semanas, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) detectó un incremento en las denuncias realizadas por personas que se contagiaron del COVID-19 o que simplemente se sometieron a un hisopado en su domicilio para tratar de definir si habían contraído la enfermedad.
“Es una nueva modalidad de discriminación que todavía estamos interpretando y que permanece en crecimiento”, aseguró Demián Zayat, director nacional de Asistencia a las Víctimas, en diálogo con Infobae. “A lo largo de todo 2019, el registro histórico promediaba unas 20 denuncias por discriminación por día. Desde que apareció la pandemia y se anunció la cuarentena, ese promedio se elevó a 28 denuncias diarias. Es un incremento del 40% y si bien no son cifras gigantes, resulta un cambio muy llamativo”, completó.
Según el especialista, lo que en un principio de la pandemia se remitía a los empleados de supermercados chinos, después sumó los casos de los profesionales de la salud. Ahora, la nueva tendencia también contiene a las personas que contrajeron la enfermedad o al menos sospecharon de padecerla.
“A lo largo de la última semana, casi todos los días tuvimos dos o tres denuncias de gente que estaba siendo discriminada. También sabemos que la gente que se anima a presentar la denuncia es un porcentaje bajo respecto a todos los que pueden llegar a sufrir esto, por lo cual entendemos que es algo que está sucediendo cada vez más a menudo”, advirtió Zayat.
Hasta el momento, hay tres tipos de agresiones discriminatorias que atraviesan aquellos que las sufren: los carteles en las puertas de las casas o en los pasillos de los edificios, las agresiones verbales, tanto para los propios contagiados como para sus familiares, y el escrache y acoso en las redes sociales.
“Esto puede suponer un problema mayor para todos”, advierte Zayat. “Porque cada vez van a existir más casos positivos. Y este virus no discrimina por religión, color de piel ni por ingresos económicos, puede afectar a cualquiera. Tenemos que encontrar herramientas para aprender a convivir con la existencia del virus”, destacó el especialista del INADI.
Uno de los casos más emblemáticos de la “caza de brujas” sufrida por los contagiados y los sospechosos fue la del joven rosarino Tomás Duarte, de 26 años, por solo someterse a un hisopado. Finalmente, después de ver su foto y la palabra coronavirus en centenares de posteos e insultos en las redes sociales, comprobó que nunca se había contagiado de COVID-19. Su resultado fue negativo.
“Hoy a la mañana miraba la cola de media cuadra que hay en la farmacia de al lado de mi casa y me acordaba del día que empezó todo”, recuerda Duarte en una charla telefónica con Infobae.
En la mañana del 23 de marzo, Duarte se sometió a un control de protocolo por sospechas de coronavirus, efectuado por el Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (SIES). Tuvo que realizarse el hisopado en la vereda de su casa del barrio Empalme Graneros, casi en el medio de la calle y delante de una cola de la farmacia similar a la vista en la mañana del jueves.
“Desde hacía dos días que tenía fiebre y dolor en el cuerpo y, después de que mi prepaga no respondiera, me enviaron directamente a la gente del SIES. Me hice el control y al cabo de un día, recibí un llamado de un teléfono privado. Me preguntaron por mi nombre y me comunicaron que había dado positivo por coronavirus”, le relató a Infobae.
El joven de 26 años entró en crisis y al cabo de unas horas, la situación se tornó aún más grave: “Me empezaron a llover pedidos de amistad y mensajes de todas las redes sociales. Era un aluvión y yo no entendía nada. Resulta que alguien con perfiles falsos subió mi foto y mi nombre a la red y afirmó que yo era positivo de coronavirus. Ahí empezó la pesadilla”.
Duarte intentó frenar la catarata de insultos con un posteo en las redes, donde confirmaba que había dado positivo, pero que estaba tomando todas las medidas precautorias necesarias, pero la fiebre de psicosis e insultos en las redes no se detuvo: “Me acusaban de haber regresado de un viaje de Miami que nunca hice. Yo había viajado a Estados Unidos pero en 2019, la última vez que había estado fuera del país era en octubre de ese año”.
El caos también había alcanzado al negocio gastronómico de su familia: “Yo te compré, hijo de puta, comió toda mi familia”, le llegó a escribir un cliente del local.
Al cabo de dos días, Duarte logró comunicarse con el laboratorio del Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias de Rosario (Cemar) para consultar si debía seguir tomando paracetamol. Y fue entonces que descubrió un dato que cambiaría todo el escenario: le afirmaron que su test todavía estaba en el laboratorio y que el llamado que había recibido era falso.
Pasaron otras 48 horas hasta que desde el propio laboratorio le confirmaron a Duarte que el resultado de su prueba había dado negativo: “Fue algo que me calmó un poco, pero el daño que me habían hecho ya había sido enorme. Los mensajes con mi foto llegaron a lugares como San Lorenzo, Funes, Baigorria, Roldán. Todos los rincones cerca de Rosario”.
Hoy, Duarte se encuentra en contacto con un abogado a la espera de poder identificar e iniciar acciones legales contra la persona que hizo el llamado y quien haya difundido por primera vez su foto y sus datos en relación a un positivo de coronavirus.
Quien sí se contagió y sufrió discriminación por parte de sus vecinos fue Marisol San Román, la denominada “paciente 130” y quien durante unas cuatro semanas fue víctima de hostigamiento en redes y hasta en la vida real.
Durante una entrevista con Infobae, el 31 de marzo, aseguró: «Me dicen ‘hija de puta’, ‘a vos hay que matarte’, ‘hay que prenderte fuego’, me acusan de terrorista. Yo cumplí a rajatabla mi cuarentena, no estuve con nadie desde que llegué a Argentina y estos mensajes de acoso te llegan cuando estás pasando por un proceso muy duro. ¿Cómo les explico que aunque hoy me toque luchar, yo puedo ser esa persona que ni siquiera pueda tener un funeral si pierdo la guerra que se está librando dentro de mi?”.
Además, Marisol aseguró que durante uno de sus traslados desde la casa a una clínica privada, un vecino le sacó una foto y le espetó: “Esta es la hija de remil putas que va a enfermar a todo el barrio”.
En tanto, la discriminación también puede caber para aquellos que ya están recuperados de coronavirus. Ignacio Villalba fue el caso positivo Nº 3 del COVID-19 en la Argentina. Recién hace menos de diez días pudo retomar su vida normal junto a su familia en Berazategui. Durante todo su período de aislamiento post internación, había permanecido en un departamento en la Ciudad de Buenos Aires.
“Si bien yo nunca llegué a sufrir un acoso o una discriminación tan fuerte, a veces notás que el tratamiento de la gente con vos es un poco diferente”, le comentó a Infobae en una charla telefónica. “Hay tres tipos de personas: el que te quiere ayudar, el que te tiene miedo y el que se hace el boludo con el chiste fácil de decirte ‘a vos mejor tenerte lejos’”.
Villalba comento que el episodio más conflictivo, sin llegar a ser algo mayor, pudo llegar a haberse vivido dentro de su seno familiar: “En uno de los grupos familiares de WhatsApp, un familiar dijo algo así como ‘ahora vamos a ver qué medidas vamos a tomar’. Por suerte, mi mujer lo frenó en seco y le dijo ‘las medidas ya las tomé yo. Por 14 días nadie nos va a ver un pelo’”.
Por su parte, Mónica (su nombre es ficticio, prefirió mantener su privacidad), una vecina del barrio de Floresta, se encuentra en alta domiciliaria y cerca de obtener el alta definitiva. Está a la espera de un resultado de un tercer hisopado. La mujer de 53 años destacó la bondad y el apoyo de sus vecinos, pese a que lee entre líneas la preocupación de la gente del barrio respecto a su condición y posibles contagios.
“En estos días pasa que todos y cada uno de los días me preguntan si ya me dieron el resultado negativo. Una y otra vez. Sé que se preocupan por mi situación, pero también deben querer que se me pase esto para que se les vaya el miedo a contagiarse. En un punto los entiendo, quizás yo estaría en la misma situación”, le dijo a Infobae en una charla telefónica.
Para realizar denuncias por discriminación ante el INADI:
Vía Whatsapp: 116 492 1079 y 116 185 3968, todos los días de 9 a 15. Por el mail a 0800@inadi.gob.ar
Para realizar denuncias en la Ciudad de Buenos Aires:
0800 33 (FISCAL) 347225. A través de la web www.mpfciudad.gob.ar o del mail denuncias@fiscalia.gob.ar