(CNN Español) — Una serie de incidentes e insultos en las finales de la Liga Uruguaya de Básquetbol desataron un debate respecto al racismo y la discriminación en un país en el que más del 8% de la población —según el censo de 2011— dice tener ascendencia afro o negra pero en el que poco se habla del tema.
El incidente que comenzó el debate ocurrió el domingo 16 de junio durante una de las finales del campeonato de básquetbol, entre Peñarol y Aguada, cuando la tribuna de Aguada coreó palabras insultantes sobre la raza del jugador de Peñarol, Jayson Granger.
A raíz de ese hecho, la Comisión honoraria contra el racismo, la xenofobia y toda otra forma de discriminación emitió un comunicado en el que repudió los cánticos. El mensaje oficial, firmado por la secretaria de Derechos Humanos de Presidencia, Sandra Etcheverry, exhortó a «las autoridades competentes a tomar medidas firmes y urgentes para investigar y sancionar a los responsables de estos actos discriminatorios aplicando los protocolos, reglamentos y el Código Disciplinario Deportivo vigente».
La comisión pidió reunirse con la Federación Uruguaya de Basquetbol (FUBB) «para promover acciones conjuntas» contra la discriminación. También anunció que se coordinará con la Secretaría Nacional de Deportes para impulsar «una campaña de bien público a fin de promover la erradicación de toda forma de discriminación».
La FUBB, por su parte, difundió un comunicado el domingo en el que pedía a los actores y al público «disfrutar de las finales con respeto y aliento, sin insultos ni violencia de ningún tipo».
Además de las consignas de la hinchada, Granger denunció en su cuenta de X insultos racistas de sus rivales durante los partidos. En un comunicado del 7 de junio, dijo que no estaba «acostumbrado a lidiar con el racismo y ciertas situaciones que no deberían de darse adentro de una cancha de basquetbol. Es algo que nunca viví en mis 20 años como profesional». En ese mensaje también pidió disculpas por sus gestos captados por las cámaras en los que parece estar amenazando a un jugador rival.
En un segundo comunicado publicado en Instagram el 15 de junio, Granger dijo que el grito racista «de todo un estadio» es algo que «al parecer acá se tolera y se ha llegado a naturalizar de tal punto que no se le da la mínima importancia, cuando en casi cualquier otra parte del mundo se tomarían medidas al respecto inmediatamente (…) Acá nadie hace nada. Se mira para otro lado», agregó el deportista.
Debido a esos hechos, Granger y el jugador de Aguada, Santiago Vidal, fueron citados a declarar en la Unidad de violencia en el Deporte y en una Fiscalía penal. El caso por supuesta amenaza de muerte fue archivado porque el jugador de Aguada no quiso hacer la denuncia.
Vidal, por su parte, negó haber proferido ningún tipo de insulto racista hacia Granger. Y su club, Aguada, reafirmó en un comunicado que «no hay elemento objetivo alguno que induzca a pensar que esa situación existió».
En el comunicado del 17 de junio el club Aguada expresa «su más profundo rechazo a cualquier tipo de expresión que pueda ser considerada como discriminatoria a cualquier persona».
«Lamentablemente en todo nuestro deporte y en nuestra sociedad es común apoyarse en estas cosas para insultar a una persona», agregó. «Repudiamos los cánticos que se produjeron por parte de algunos de nuestros hinchas y pedimos públicas disculpas por los mismos».
La ONG Mundo Afro también repudió los insultos contra Granger y pidió «medidas severas» para penalizar esos hechos. La presidenta de la organización, Verónica Villagrán, cuestionó en declaraciones a La Diaria los insultos a Granger y también la «ausencia total de políticas» para «penalizar» estas situaciones. «El racismo es un tema instalado y todo el mundo lo toma como normal», agregó.
En declaraciones a Sport 890, Granger dijo que las finales en el básquetbol uruguayo fueron para él «una pesadilla».
El domingo, durante la última final, los jugadores de Peñarol salieron a la cancha con una camiseta que tenía la frase «No al racismo».