(EUROPA PRESS).- El Mecanismo Residual para los Tribunales Penales Internacionales (IRMCT) ha confirmado la muerte en 2006 de Protais Mpiranya, uno de los principales fugitivos imputados por su papel en el genocidio en Ruanda en 1994, cuando era jefe de la Guardia Presidencial ruandesa.
«La Fiscalía del IRMCT confirma la muerte de Protais Mpiranya, el último de los principales fugitivos imputados por el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (ICTR) y supuestamente un destacado líder durante el genocidio de 1994 contra los tutsis en Ruanda», ha manifestado el organismo.
Así, ha detallado que las investigaciones llevadas a cabo muestran que Mpiranya murió el 5 de octubre de 2006 en la capital de Zimbabue, Harare, y ha recordado que huyó a este país tras su imputación en 2002. «La presencia de Mpiranya en Zimbabue y su muerte fueron ocultados de forma deliberada por esfuerzos de su familia y asociados», ha explicado.
El organismo ha asegurado que la Fiscalía «enviará una moción a los jueces el IRMCR para cerrar oficialmente el caso contra Mpiranya», al tiempo que ha subrayado que «ahora sólo quedan cinco fugitivos bajo jurisdicción del IRMCT».
El fiscal jefe del IRMCT, Serge Brammertz, ha destacado que haber logrado confirmar la muerte del fugitivo «es un paso importante en los esfuerzos continuados para lograr justicia para las víctimas del genocidio de 1994 contra los tutsis».
«Para las víctimas de estos crímenes, Mpiranya era una figura temida y conocida, líder de la Guardia Presidencial durante el genocidio y posteriormente un importante comandante de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR)», ha explicado.
Las FDLR, integradas por hutus –muchos de ellos participantes en el genocidio–, fueron creadas en el año 2000 y operan principalmente en el este de República Democrática del Congo (RDC), donde han estado detrás de cientos de ataques contra civiles y miembros de las fuerzas de seguridad.
«La confirmación de su muerte da el alivio de saber que no puede causar más daño», ha dicho Brammertz, quien ha destacado que su oficina «sigue buscando a fugitivos y avanzando en los casos abiertos, como el juicio de Felicien Kabuga». Kabuga, considerado el principal financiador del genocidio, fue detenido en 2020 en París y trasladado a La Haya.
Por último, Brammertz ha dado las gracias a «todos los socios, cuyas contribuciones fueron esenciales», entre ellos los gobiernos de España, Ruanda, Bélgica, Francia, Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos y Zimbabue.
Mpiranya fue imputado por genocidio, complicidad en genocidio, crímenes contra la humanidad –asesinato, exterminio, violación, persecución y otros actos inhumanos– y violaciones del artículo 3 de la Convención de Ginebra, según la ficha publicada en la página del IRMCT.
Así, destaca que el hombre fue responsable de ordenar el asesinato o causar graves daños físicos a personas identificadas como tutsis, incluido el asesinato de la primera ministra del Gobierno de transición, Agathe Uwilingiyimana; el presidente del Tribunal Constitucional, Joseph Kavarugand; y los ministros de Agricultura e Información, Frédérique Nzamurambaho y Faustin Rucogoza.
El tribunal consideraba además a Mpiranya «responsable del asesinato por parte de las Fuerzas de Defensa de Ruanda de diez ‘cascos azules’ belgas en Kigali». Por último, recoge que durante este periodo hubo ataques «generalizados y sistemáticos en Ruanda contra la población civil a partir de la identificación étnica y por motivos políticos».
Alrededor de 800.000 ruandeses, la inmensa mayoría de ellos tutsis y hutus moderados, fueron asesinados por extremistas hutu durante cerca de tres meses en 1994. A día de hoy todavía se están descubriendo fosas comunes, especialmente desde que los condenados que han cumplido sus penas han aportado información sobre el lugar en el que enterraron o abandonaron a sus víctimas.